Retirada de fármacos para la hipertensión a personas mayores

Objetivo

Esta revisión tuvo como objetivo averiguar si es posible suspender la administración de medicamentos para la hipertensión a personas mayores. También se quiso averiguar los efectos de retirar esta medicación.

Se incluyó a adultos de 50 años o más que tomaban medicamentos para la tensión alta (hipertensión) o para prevenir enfermedades cardíacas (prevención primaria). Se excluyeron los estudios con personas que habían sufrido previamente un ataque cardíaco, un ictus u otra enfermedad cardíaca (prevención secundaria).

Se comparó la suspensión o reducción de la dosis de fármacos para la tensión arterial con la continuación de los fármacos para la tensión arterial.

Antecedentes

La tensión alta, también conocida como hipertensión, es un factor de riesgo de muchas enfermedades, como el ataque al corazón, la insuficiencia renal y el accidente cerebrovascular. Si bien la hipertensión no suele producir síntomas, mantener la presión arterial bajo control es vital para preservar la salud y reducir el riesgo de afecciones graves.

La hipertensión suele controlarse con hábitos de vida y medicamentos para la tensión (antihipertensivos). Hay muchos tipos diferentes de medicamentos para la tensión.

Los antihipertensivos pueden causar efectos secundarios peligrosos, como mareos y fatiga que pueden provocar caídas. Las personas mayores corren un mayor riesgo de sufrir efectos secundarios de los medicamentos en comparación con las personas más jóvenes. No está claro si los efectos beneficiosos de los agentes antihipertensivos superan los efectos perjudiciales en las personas mayores.

Características de los estudios

La búsqueda hasta abril de 2019 encontró seis estudios, que incluyen a 1073 adultos mayores en total. La edad media de las personas de los estudios fue de 58 a 82 años. En tres de los estudios, la dosis del antihipertensivo se redujo lentamente antes de retirarse.

Resultados clave

Se halló que es posible suspender la administración de antihipertensivos en adultos mayores. La mayoría de las personas mayores en los grupos de retiro no necesitaron reiniciar la medicación.

Se halló evidencia de certeza baja de que suspender la medicación antihipertensiva aumentó la presión sanguínea ligeramente.

Se encontró evidencia de certeza baja o muy baja de que suspender los medicamentos para la presión arterial no aumentó el riesgo de sufrir un ataque cardíaco, un accidente cerebrovascular, hospitalización ni de morir.

Se encontró evidencia de certeza muy baja de que la suspensión de los medicamentos para la presión arterial no aumentó el riesgo de eventos adversos y podría resolver los efectos secundarios, pero esto no se informó bien y, por lo tanto, no es posible establecer conclusiones.

Ninguno de los estudios informó si retirar la medicación para la hipertensión afectó a las caídas.

Certa Calidad de las pruebas

Se calificó la certeza de la evidencia usando cuatro niveles: muy baja, baja, moderada o alta. La evidencia de certeza alta implica que hay mucha confianza en los resultados. La evidencia de certeza muy baja implica muy poca confianza en los resultados. La certeza de la evidencia se calificó como muy baja y baja.

Conclusión

Podría ser seguro retirar la medicación antihipertensiva a personas mayores que toman medicamentos para la tensión o para la prevención primaria de la enfermedad cardíaca.

Los adultos mayores no deben dejar de tomar su medicación sin consultar a un profesional de la salud.

Los estudios futuros deben incluir a adultos mayores que toman otros varios medicamentos o que presentan fragilidad.

Conclusiones de los autores: 

No existe evidencia de que la interrupción del tratamiento, en comparación con la continuidad de los antihipertensivos utilizados para la hipertensión o la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares en los adultos mayores, tenga un efecto en la mortalidad por todas las causas y el infarto de miocardio. La evidencia fue de certeza baja o muy baja, principalmente debido al pequeño tamaño de los estudios y a las bajas tasas de eventos. Estas limitaciones impiden establecer conclusiones firmes sobre el efecto de retirar la prescripción de antihipertensivos en estas variables. Las investigaciones futuras deberían centrarse en poblaciones con mayor incertidumbre en cuanto a la relación beneficio/riesgo del uso de medicación antihipertensiva, como las personas con fragilidad, los grupos de edad más avanzada y aquellos con polifarmacia, y medir resultados clínicamente importantes como las caídas, la calidad de vida y los efectos adversos de los medicamentos.

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Antecedentes: 

La hipertensión es un factor de riesgo importante de sufrir posteriores episodios cardiovasculares, como el accidente cerebrovascular isquémico y hemorrágico, el infarto de miocardio, la insuficiencia cardíaca, la nefropatía crónica, el deterioro cognitivo y la muerte prematura. En general, el uso de un tratamiento antihipertensivo ha reducido el riesgo de enfermedad cardiovascular y las tasas de morbilidad y de mortalidad. Sin embargo, el uso de medicamentos antihipertensivos también se asocia con efectos perjudiciales, especialmente en personas de más edad, incluida la aparición de reacciones adversas a los medicamentos e interacciones entre ellos, y puede contribuir a aumentar la carga relacionada con los medicamentos. Por ello, el retiro de los antihipertensivos puede considerarse y ser apropiado en algunas personas mayores.

Objetivos: 

Investigar si es factible la retirada de los fármacos antihipertensivos y evaluar los efectos de dicha retirada en la mortalidad, los resultados cardiovasculares, la hipertensión y la calidad de vida de las personas de mayor edad.

Métodos de búsqueda: 

El especialista en información del Grupo Cochrane de Hipertensión (Cochrane Hypertension Group) buscó ensayos controlados aleatorizados en las siguientes bases de datos hasta abril de 2019: el registro especializado del Grupo Cochrane de Hipertensión (Cochrane Hypertension Specialised Register), CENTRAL (número 3, 2019), Ovid MEDLINE, Ovid Embase, la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la OMS y en ClinicalTrials.gov. También se verificaron las referencias, se buscaron las citas y, si fue necesario, se estableció contacto con los autores de los estudios para identificar estudios adicionales. En la búsqueda no hubo restricciones de idioma.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) de retiro versus continuación de los fármacos antihipertensivos utilizados para la hipertensión o la prevención primaria de las enfermedades cardiovasculares en adultos mayores (definidos como de 50 años o más). Los participantes se consideraron aptos si vivían en su domicilio, en centros residenciales de atención a la tercera edad o en contextos hospitalarios. Se intentó incluir ensayos que estudiaran la retirada completa de la medicación antihipertensiva, y aquellos que se centraran en la reducción de la dosis del fármaco antihipertensivo.

Obtención y análisis de los datos: 

Se comparó la intervención de suspender o reducir la medicación antihipertensiva con el tratamiento habitual mediante diferencias de medias (DM) e intervalos de confianza del 95% (IC del 95%) para las variables continuas y se utilizaron los odds-ratios (OR) de Peto y el IC del 95% para las variables binarias. Los resultados primarios fueron: mortalidad, infarto de miocardio, aparición de reacciones adversas a los medicamentos o reacciones adversas a la retirada de los mismos. Los resultados secundarios incluyeron: presión arterial, hospitalización, accidente cerebrovascular, éxito de la retirada de los antihipertensivos, calidad de vida y caídas. Dos autores, de forma independiente y por duplicado, realizaron todos los estadios de la selección de estudios, la extracción de datos y la evaluación de la calidad.

Resultados principales: 

Seis ECA cumplieron los criterios de inclusión y fueron incluidos en la revisión (1073 participantes). La duración de los estudios varió entre 4 y 56 semanas. El metanálisis de los estudios mostró que, en el grupo de retiro, en comparación con el de continuación, las probabilidades de mortalidad por todas las causas fue de 2,08 (IC del 95%: 0,79 a 5,46; evidencia de certeza baja), para el infarto de miocardio 1,86 (IC del 95%: 0,19 a 17,98; evidencia de certeza muy baja) y para el accidente cerebrovascular 1,44 (IC del 95%: 0,25 a 8,35; evidencia de certeza baja). La presión arterial fue más alta en el grupo de retiro que en el grupo de continuación (presión arterial sistólica: DM = 9,75 mmHg, IC del 95%: 7,33 a 12,18; y presión arterial diastólica: DM = 3,5 mmHg; IC del 95%: 1,82 a 5,18; evidencia de certeza baja). En cuanto a la aparición de eventos adversos, no fue posible realizar un metanálisis; el retiro de los antihipertensivos no pareció aumentar el riesgo de eventos adversos y podría conducir a la resolución de las reacciones adversas al fármaco, aunque los estudios elegibles presentaron información limitados sobre los efectos adversos de la retirada de los fármacos (evidencia de certeza muy baja). Un estudio informó sobre la hospitalización con un odds ratio de 0,83 para la suspensión en comparación con la continuación (IC del 95%: 0,33 a 2,10; evidencia de certeza baja). No se identificaron estudios que informaran acerca de caídas. Entre el 10,5% y el 33,3% de los participantes del grupo de retiro, en comparación con el 9% y el 15% del grupo de continuación, experimentaron un aumento de la presión arterial u otros criterios clínicos (según lo predefinido por los estudios) que requerirían reanudar el tratamiento/abandonar el estudio. Las fuentes de sesgo incluyeron el informe selectivo (sesgo de notificación), la falta de cegamiento de la evaluación de los resultados (sesgo de detección), datos de resultados incompletos (sesgo de desgaste) y falta de cegamiento de los participantes y el personal (sesgo de realización).

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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