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¿Los tratamientos no medicinales ayudan a los adultos con epilepsia?

Mensajes clave

• Los tratamientos psicoconductuales probablemente reducen ligeramente la frecuencia de las crisis epilépticas, pero se desconoce su efecto sobre la calidad de vida de las personas.
• Los tratamientos mente-cuerpo (como el yoga) podrían reducir ligeramente la frecuencia de las crisis epilépticas y podrían suponer poca o ninguna diferencia en la calidad de vida.
• En general, los efectos del tratamiento fueron inconsistentes entre los estudios y la solidez de la evidencia varió.

¿Qué es la epilepsia?

La epilepsia es una afección frecuente que afecta al cerebro y causa crisis epilépticas. En una crisis epiléptica, las señales eléctricas del cerebro se interrumpen repentinamente o se vuelven demasiado activas.

¿Cuál es la función de los tratamientos no medicinales en la epilepsia?

La mayoría de las personas con epilepsia toman medicación anticonvulsionante diaria para ayudar a controlar las crisis epilépticas. Un tercio de las personas con epilepsia no responden bien a la medicación por sí sola: las crisis epilépticas persisten. Los tratamientos adicionales no medicinales pueden ayudar a las personas con epilepsia a controlar los efectos mentales, emocionales y del estilo de vida de la enfermedad. Estos tratamientos se dividieron en seis categorías amplias, según cómo está diseñado cada tratamiento para funcionar:

• tratamientos psicoconductuales, que tienen como objetivo cambiar el comportamiento de la persona;
• tratamientos mente-cuerpo, como relajación muscular y yoga;
• tratamientos de autocuidado, que tienen como objetivo ayudar a las personas a comprender y controlar mejor su enfermedad;
• ejercicio físico, como entrenamiento cardiovascular o aeróbico;
• enfoques de prestación de servicios dirigidos por personal de enfermería, en los que este personal especializado en epilepsia presta asistencia sanitaria;
• otros enfoques de prestación de servicios, como el apoyo a la atención por vía telefónica o el apoyo de un equipo multidisciplinario.

¿Qué se quiso averiguar?

Se quería averiguar si los tratamientos en estas categorías eran mejores que la atención habitual que reciben los adultos con epilepsia en:

• la reducción del número de crisis epilépticas que experimentan las personas;
• mejorar la calidad de vida relacionada con la salud (CdVRS).

También se quería saber si estos tratamientos provocaban algún evento perjudicial no deseado.

¿Qué se hizo?

Se buscaron estudios que compararan dos tipos diferentes de tratamientos no medicinales o cualquiera de estos tipos de ayuda con la atención habitual. La búsqueda se centró en personas de 16 años de edad o más. Se compararon y resumieron los resultados de estos estudios y la confianza en la evidencia se calificó según factores como la metodología y el tamaño de los estudios.

¿Qué se encontró?

Se encontraron 36 estudios con 5834 personas con epilepsia. Los estudios incluyeron diferentes grupos de personas: la mayoría incluyó a personas con cualquier tipo de epilepsia (26 estudios); 6 estudios se centraron en personas con epilepsia grave o epilepsia que no responde a la medicación; y 4 estudios incluyeron a personas con problemas de salud adicionales como depresión o dificultades de aprendizaje.

Los estudios se realizaron a nivel global: 21 en países de ingresos altos, 7 en países de ingresos medianos-altos y 8 en países de ingresos medianos-bajos.

Resultados principales

Frecuencia de las crisis epilépticas

• Dos estudios mostraron que es probable que las intervenciones psicoconductuales reduzcan el número de crisis epilépticas en los 6 meses posteriores al inicio de la intervención.
• Los métodos mente-cuerpo, como la relajación muscular o el yoga, podrían reducir ligeramente la frecuencia de las crisis epilépticas.
• Tres estudios mostraron que los métodos de autocuidado podrían no reducir el número de crisis epilépticas por mes. Sin embargo, otros 3 estudios mostraron que es probable que ayuden a más personas a no presentar crisis epilépticas. El efecto general todavía es incierto.
• Existe mucha incertidumbre acerca de cómo afecta el ejercicio físico a las crisis epilépticas.
• Un estudio mostró que la prestación de servicios dirigida por personal de enfermería especializado en epilepsia no redujo la frecuencia de las crisis a corto plazo.
• Los resultados de otros enfoques de prestación de servicios fueron mixtos.

Calidad de vida

• Existe mucha incertidumbre acerca de si las intervenciones psicoconductuales mejoran la calidad de vida de las personas.
• Los enfoques mente-cuerpo y ejercicio podrían suponer poca o ninguna diferencia en la calidad de vida de las personas.
• Los métodos de autocuidado podrían mejorar ligeramente la calidad de vida. Este beneficio no se mostró en todos los estudios.
• Tres estudios mostraron que el ejercicio físico podría no dar lugar a diferencias en la calidad de vida a corto plazo.
• Los enfoques de prestación de servicios dirigidos por personal de enfermería probablemente no logran diferencias en la calidad de vida.
• Un enfoque de prestación de servicios mostró mejorías probables en algunos aspectos de la calidad de vida.

Otros desenlaces

Hubo evidencia muy limitada acerca de los efectos de estos tratamientos sobre la ayuda a las personas para aprender más acerca de la epilepsia, el uso de medicamentos, la salud general y la capacidad funcional tanto social como psicológica. Es importante destacar que ninguna de las intervenciones causó efectos perjudiciales ni empeoró el control de las crisis epilépticas o la calidad de vida.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

En general, existe una confianza baja o muy baja en muchos de los resultados porque los estudios fueron muy diferentes entre sí. Analizaron diferentes tipos de tratamientos, se realizaron de diferentes maneras y lugares y midieron la frecuencia de las crisis epilépticas y la calidad de vida de manera diferente. Muchos estudios fueron pequeños y tuvieron problemas en cómo se diseñaron o informaron.

La mayoría de la evidencia se relaciona con los efectos a corto plazo de los tratamientos, hasta los seis meses. La evidencia de los efectos a más largo plazo es muy limitada y existe mucha incertidumbre acerca de esta evidencia. Los resultados de esta revisión Cochrane son complejos. Muchos de los resultados fueron mixtos, algunos positivos, otros negativos y con diferentes fortalezas de la evidencia.

Vigencia de la evidencia

La evidencia está actualizada hasta agosto de 2023.

Antecedentes

La epilepsia es un trastorno frecuente que afecta a alrededor de 660 de cada 100 000 personas en todo el mundo. A pesar del tratamiento con fármacos anticonvulsionantes, un tercio de las personas no logran el control de las crisis epilépticas. Es necesario centrarse en modelos de prestación de servicios y terapias dirigidas a los aspectos cognitivos, psicológicos y conductuales para mejorar el control de las crisis epilépticas y la calidad de vida.

Objetivos

Evaluar los efectos de las intervenciones de prestación de servicios, conductuales y de autocuidado sobre el control de las crisis epilépticas y la calidad de vida relacionada con la salud en adultos con epilepsia.

Métodos de búsqueda

Utilizamos el Registro Cochrane de Estudios, MEDLINE y otras dos bases de datos, junto con la comprobación de referencias y el contacto con los autores de los estudios, para identificar los estudios incluidos en la revisión. La última fecha de búsqueda fue el 21 de agosto de 2023.

Criterios de selección

Incluimos ensayos controlados aleatorizados (ECA) o cuasialeatorizados de cualquier diseño (doble/simple ciego, no cegado; paralelo, cruzado o por conglomerados) con participantes con una media de edad de 16 años o más. Las intervenciones elegibles incluyeron enfoques conductuales, de autocuidado o de prestación de servicios. Las intervenciones conductuales y de autocuidado debían informar del control de las crisis epilépticas como un desenlace.

Obtención y análisis de los datos

Nuestro desenlace principal fue la frecuencia de las crisis epilépticas. Los desenlaces secundarios fueron: gravedad de las crisis epilépticas, calidad de vida relacionada con la salud (CdVRS), uso de medicación, conocimiento, salud general, capacidad funcional social y psicológica y eventos adversos. Clasificamos los desenlaces como a corto plazo (hasta 6 meses) o a largo plazo (más de 6 meses). Al menos dos autores de la revisión examinaron de forma independiente todos los artículos, extrajeron los datos, evaluaron el riesgo de sesgo y analizaron los datos. Utilizamos el sistema GRADE para evaluar la certeza de la evidencia.

Resultados principales

Incluimos 36 estudios con 5834 participantes asignados al azar. En 26 estudios se incluyeron participantes con diagnóstico de epilepsia, en 6 estudios se incluyeron participantes con epilepsia grave o farmacorresistente y en 4 estudios se incluyeron participantes con epilepsia y otra comorbilidad, incluida la depresión, los problemas psicosociales o las dificultades de aprendizaje. En 16 estudios calificamos de bajo el riesgo general de sesgo, en 11 estudios consideramos que había un riesgo alto y en 9 estudios un riesgo incierto de sesgo. Veintiún estudios se realizaron en países de ingresos altos, 7 en países de ingresos medianos-altos y 8 en países de ingresos medianos-bajos. Categorizamos las intervenciones en psicoconductuales, mente-cuerpo, autocuidado, ejercicio físico, prestación de servicios dirigida por personal de enfermería y otras intervenciones de prestación de servicios.

Frecuencia de las crisis epilépticas

Dos estudios mostraron que las intervenciones psicoconductuales probablemente reducen la frecuencia de las crisis epilépticas a los 3 a 6 meses (reducción media de la frecuencia de las crisis epilépticas 4,42 por mes; intervalo de confianza [IC] del 95%: 6,41 menos por mes a 2,43 menos por mes ; 64 participantes; evidencia de certeza moderada). Sin embargo, esta intervención podría no mejorar la frecuencia de las crisis epilépticas inmediatamente después de la intervención.

Tres estudios mostraron que las intervenciones mente-cuerpo podrían reducir ligeramente la frecuencia de las crisis epilépticas a las 6 a 8 semanas (reducción media de la frecuencia de las crisis epilépticas 3,28 por mes; IC del 95%: 6,36 menos por mes a 0,20 menos por mes; 148 participantes; evidencia de certeza baja). Sin embargo, la evidencia de 2 estudios indica que dichas intervenciones no tienen efectos sobre el control de las crisis epilépticas.

La evidencia de 3 estudios apunta a que las intervenciones de autocuidado podrían no reducir la frecuencia de las crisis entre las 20 semanas y los 6 meses (la frecuencia media de las crisis fue 1,61 más alta por mes; IC del 95%: 6,08 menos por mes a 9,29 más por mes; 222 participantes; evidencia de certeza baja). Sin embargo, 3 estudios mostraron que es probable que estas intervenciones aumenten la ausencia de crisis epilépticas.

A corto plazo, el efecto del ejercicio físico sobre el control de las crisis epilépticas es muy incierto. La evidencia de un estudio indica que una intervención sobre la prestación de servicios dirigida por personal de enfermería no mejora la frecuencia de las crisis epilépticas. No hubo datos disponibles para otras intervenciones basadas en servicios.

Hay pocos datos a largo plazo (> 6 meses) para las intervenciones psicoconductuales, de autocuidado y basadas en servicios. No hay datos a largo plazo disponibles para las intervenciones de prestación de servicios dirigidas por personal de enfermería, de mente-cuerpo o de ejercicio físico.

Calidad de vida relacionada con la salud

Un estudio informó de que las intervenciones psicoconductuales probablemente no dan lugar a diferencias en la puntuación total del Quality of Life in Epilepsy Inventory (QOLIE)-10 a los 6 meses (la puntuación total media fue 0,89 mayor; IC del 95%: 1,06 menor a 2,84 mayor; 120 participantes; evidencia de certeza moderada). En general, hay evidencia muy incierta del efecto a corto y largo plazo de las intervenciones psicoconductuales sobre los desenlaces de CdVRS.

Un estudio mostró que las intervenciones de mente-cuerpo podrían no dar lugar a diferencias en las puntuaciones totales del QOLIE-31-P (cuestionario de 31 ítems con sistema de puntuación ponderado por paciente) a las 6 semanas (la puntuación total media fue 0,75 mayor; IC del 95%: 5,49 menor a 6,99 mayor; 60 participantes; evidencia de certeza baja).

Dos estudios mostraron que las intervenciones de autocuidado probablemente no mejoran las puntuaciones totales medias del QOLIE-31 o el QOLIE-31-P a los 6 meses (puntuaciones medias 2,42 mayores; IC del 95%: 2,58 menores a 7,42 mayores; 393 participantes; evidencia de certeza moderada). Sin embargo, un estudio mostró que es probable que estas intervenciones den lugar a una mejoría leve en las puntuaciones totales del QOLIE-10. Cuatro estudios mostraron que esta intervención probablemente no mejora los desenlaces de CdVRS. Existe mucha incertidumbre acerca del efecto de esta intervención sobre los desenlaces a largo plazo.

Tres estudios mostraron que el ejercicio físico podría no afectar a los desenlaces de CdVRS a corto plazo. Dos estudios mostraron que las intervenciones de prestación de servicios dirigidas por personal de enfermería probablemente no mejoran los desenlaces a corto o largo plazo. Un estudio mostró que una intervención basada en la prestación de servicios probablemente da lugar a una mejoría en la CdVRS a largo plazo.

Otros desenlaces

La evidencia de mejorías en el conocimiento de la epilepsia, el uso de fármacos, la salud general, la capacidad funcional social y psicológica fue muy limitada y no mostró diferencias consistentes entre las intervenciones y los controles.

No se informó de eventos adversos relacionados con las intervenciones.

Conclusiones de los autores

No hay evidencia de certeza alta de que las intervenciones en materia de prestación de servicios, conductuales y de autocuidado mejoren los desenlaces de control de las crisis epilépticas o la calidad de vida en los adultos con epilepsia. Hubo amplias variaciones en la magnitud de la estimación del efecto, según cómo se midieron los desenlaces. Además, hubo heterogeneidad clínica significativa entre las poblaciones estudiadas, los tipos de intervenciones administradas, el contexto del estudio y el diseño del estudio, lo que limita la interpretación de la evidencia actualmente disponible y su aplicabilidad general. Se necesitan más estudios de investigación bien diseñados que utilicen medidas validadas para evaluar la mejoría a largo plazo de los desenlaces importantes para los adultos con epilepsia.

Notas de traducción

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

Referencia
Huang Y, Nevitt SJ, Mayer J, Fleeman N, Hill RA, Doherty AJ, Wilson N, Boland P, Clegg AJ, Bilsborough H, Williams EJ, Maden M, Shaw EJ, Tudur Smith C, Kelly R, Marson AG. Service delivery, behavioural, and self-management interventions for adults with epilepsy. Cochrane Database of Systematic Reviews 2025, Issue 9. Art. No.: CD015284. DOI: 10.1002/14651858.CD015284.pub2.

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