Embolización arterial prostática para el tratamiento de los síntomas urinarios bajos en hombres con hiperplasia prostática benigna

Pregunta de la revisión

¿Cuáles son los efectos de una intervención que reduce el flujo sanguíneo a la próstata (llamada embolización arterial prostática) en hombres con síntomas causados por el agrandamiento de la próstata?

Antecedentes

El agrandamiento de la próstata (hipertrofia prostática) puede causar dificultades para orinar, como un chorro débil o la necesidad de orinar a menudo durante el día o la noche. Se puede tratar con medicamentos o con diferentes tipos de cirugía. Un tipo principal de cirugía se llama resección transuretral de la próstata. Esta cirugía implica entrar en la uretra a través del pene y eliminar el tejido prostático. La embolización arterial prostática es otra forma de tratamiento que funciona interrumpiendo el flujo sanguíneo a partes de la próstata. Este estudio se realizó para comparar la embolización arterial prostática con la resección transuretral de la próstata y con otras intervenciones utilizadas en hombres con hipertrofia de próstata.

Características de los estudios

Se encontraron ocho estudios que compararon la embolización arterial prostática con la resección transuretral de la próstata. En seis de los ocho estudios, los llamados ensayos aleatorizados, el azar decidió en qué grupo se ubicaron las personas. En los otros dos estudios, la decisión la tomaron los propios hombres y sus médicos. También se incluyó un estudio que comparó la embolización arterial prostática con una intervención falsa (se hacía creer a los hombres que habían recibido tratamiento, pero en realidad no lo recibían). No se encontró evidencia que comparara la embolización arterial prostática con tratamientos que no fueran la resección transuretral de la próstata.

Resultados clave

Embolización arterial prostática comparada con la resección transuretral de la próstata

Según un seguimiento de hasta 24 meses, la embolización arterial prostática y la resección transuretral de la próstata podrían funcionar igual de bien para ayudar a aliviar los síntomas. La calidad de vida de los hombres también podría mejorar de forma similar. No hay certeza de diferencias en los efectos no deseados más importantes. La embolización arterial prostática posiblemente aumenta la necesidad de volver a ser tratado por el mismo problema. La embolización arterial prostática podría funcionar de manera similar con respecto a los problemas de erección, pero podría reducir los problemas de eyaculación.

Certeza de la evidencia

La certeza de la evidencia de los desenlaces fue generalmente baja o muy baja. Lo anterior significa que el efecto verdadero puede ser muy diferente de lo que muestra esta revisión. Se necesitan estudios mejor diseñados y más grandes con un seguimiento más prolongado para responder a la pregunta de cómo se compara la embolización arterial prostática con otros tratamientos.

Conclusiones de los autores: 

En comparación con la RTUP, la EAP podría proporcionar una mejora similar en las puntuaciones de los síntomas urológicos y la calidad de vida. Aunque no hay certeza acerca de los eventos adversos importantes, la EAP posiblemente aumenta las tasas de nuevos tratamientos. Aunque la función eréctil podría ser similar, la EAP podría reducir los trastornos de eyaculación. La certeza de la evidencia de los desenlaces de esta revisión fue baja o muy baja, a excepción de aquella sobre las tasas de nuevos tratamientos (evidencia de certeza moderada), lo que indica que la confianza en la magnitud del efecto informado es limitada o muy limitada, y que este tema se debería fundamentar mejor en estudios de investigación futuros.

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Antecedentes: 

Se dispone de diversos abordajes quirúrgicos mínimamente invasivos como alternativa a la resección transuretral de la próstata (RTUP) para el tratamiento de los síntomas urinarios bajos (SUB) en hombres con hiperplasia prostática benigna (HPB). La embolización arterial prostática (EAP) es un enfoque de tratamiento relativamente nuevo y mínimamente invasivo.

Objetivos: 

Evaluar los efectos de la EAP en comparación con otros procedimientos para el tratamiento de los SUB en hombres con HPB.

Métodos de búsqueda: 

Se realizó una búsqueda exhaustiva en la Biblioteca Cochrane, MEDLINE, Embase, otras tres bases de datos, registros de ensayos, otras fuentes de literatura gris y actas de conferencias sin restricciones de idioma ni estado de publicación, hasta el 8 de noviembre de 2021.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) de grupos paralelos, así como estudios no aleatorizados (ENA, limitados a estudios de cohortes prospectivos con grupos de comparación simultáneos) que reclutaron hombres mayores de 40 años con SUB atribuidos a HPB que se sometieron a EAP versus RTUP u otras intervenciones quirúrgicas.

Obtención y análisis de los datos: 

Dos autores de la revisión clasificaron de forma independiente los estudios para su inclusión o exclusión y resumieron los datos de los estudios incluidos. Se realizaron análisis estadísticos mediante un modelo de efectos aleatorios y se interpretaron de acuerdo con el Manual Cochrane para Revisiones Sistemáticas de Intervenciones (Cochrane Handbook for Systematic Reviews of Interventions). Se utilizó GRADE para calificar la certeza de la evidencia de los ECA y los ENA.

Resultados principales: 

Se encontraron datos para informar dos comparaciones: EAP versus RTUP (seis ECA y dos ENA), y EAP versus simulación (un ECA). La media de edad fue de 66 años, de la International Prostate Symptom Score (IPSS) fue de 22,8; y del volumen de la próstata de los participantes fue de 72,8 ml. Este resumen se centra en la comparación de EAP versus RTUP como el principal tema de interés.

Embolización arterial prostática versus la resección transuretral de la próstata

Se incluyeron seis ECA y dos ENA con seguimiento a corto plazo (hasta 12 meses) y dos ECA y un ENA con seguimiento a largo plazo (13 a 24 meses).

Seguimiento a corto plazo: según la evidencia de los ECA, podría haber poca o ninguna diferencia en la mejoría de la puntuación de los síntomas urológicos medida por la International Prostatic Symptom Score (IPSS) en una escala de 0 a 35, donde las puntuaciones más altas indican peores síntomas (diferencia de medias [DM] 1,72; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0.37 a 3,81; seis ECA, 360 participantes; I² = 78%; evidencia de certeza baja). Podría haber poca o ninguna diferencia en la calidad de vida medida según la pregunta de calidad de vida del IPSS en una escala de 0 a 6, donde las puntuaciones más altas indican una peor calidad de vida entre la EAP y la RTUP, respectivamente (DM 0,28; IC del 95%: -0,28 a 0,84; cinco ECA, 300 participantes; I² = 63%; evidencia de certeza baja). Aunque no se sabe con certeza cuáles son los efectos de la EAP sobre los eventos adversos importantes (razón de riesgos [RR] 0,75; IC del 95%: 0,19 a 2,97; cuatro ECA, 250 participantes; I² = 24%; evidencia de certeza muy baja), la EAP posiblemente aumenta la necesidad de nuevos tratamientos (RR 3,20; IC del 95%: 1,41 a 7,27; cuatro ECA, 303 participantes; I² = 0%; evidencia de certeza moderada). La EAP podría suponer poca o ninguna diferencia en la función eréctil medida por el International Index of Erectile Function-5 en una escala de 1 a 25, donde las puntuaciones más altas indican una mejor función (DM -0,50 puntos; IC del 95%: -5,88 a 4,88; dos ECA, 120 participantes; I² = 68%; evidencia de certeza baja). Sobre la base de la evidencia del ENA, la EAP podría reducir la aparición de trastornos de eyaculación (RR 0,51; IC del 95%: 0,35 a 0,73; un ENA, 260 participantes; evidencia de certeza baja).

Seguimiento a largo plazo: según evidencia de ECA, la EAP podría suponer poca o ninguna diferencia en las puntuaciones de síntomas urológicos (DM 2,58 puntos; IC del 95%: -1,54 a 6,71; dos ECA, 176 participantes;I² = 73%; evidencia de certeza baja) y en la calidad de vida (DM 0,50 puntos; IC del 95%: -0,03 a 1,04; dos ECA, 176 participantes; I² = 29%; evidencia de certeza baja). No hay certeza acerca de los eventos adversos importantes (RR 0,91; IC del 95%: 0,20 a 4,05; dos ECA, 206 participantes; I² = 72%; evidencia de certeza muy baja). La EAP probablemente aumenta la necesidad de nuevos tratamientos (RR 3,80; IC del 95%: 1,32 a 10,93; un ECA, 81 participantes; evidencia de certeza moderada). Aunque la EAP podría suponer poca o ninguna diferencia en la función eréctil (DM 3,09 puntos; IC del 95%: -0,76 a 6,94; un ECA, 81 participantes; evidencia de certeza baja), podría reducir la aparición de trastornos de eyaculación (RR 0,67; IC del 95%: 0,45 a 0,98; un ECA, 50 participantes; evidencia de certeza baja).

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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