Intervalo de alimentación corto versus largo para la alimentación en bolo en neonatos muy prematuros

Pregunta de revisión

¿Se toleran mejor los intervalos de alimentación cortos (por ejemplo, dos horas o menos) que los intervalos de alimentación largos (tres horas o más) para las tomas de leche regulares en los recién nacidos muy prematuros?

Antecedentes

La alimentación de los recién nacidos muy prematuros, de menos de 32 semanas de gestación al nacer, es un gran desafío. Tienen un intestino inmaduro que podría dar lugar a problemas, que varían de leves (intolerancia alimentaria), a moderados (regurgitación de la leche del estómago) o graves (como la enterocolitis necrosante; ECN). La ECN es una complicación infecciosa que provoca la pérdida irreparable de partes del intestino. El intervalo de alimentación, es decir, el intervalo de tiempo entre cada comida, puede ser importante, pero determinar el intervalo de alimentación adecuado es un gran desafío. Los intervalos cortos, normalmente de menos de tres horas, al igual que los intervalos más largos de tres o más horas, tienen sus propios riesgos. Cuando el intervalo es corto, se puede dar un menor volumen de leche con más frecuencia. El recién nacido podría tolerar mejor volúmenes más pequeños, pero su intestino podría no tener suficiente tiempo para descansar entre cada toma.

Características de los estudios

Se buscó en las bases de datos médicas hasta el 25 de junio de 2020. Se encontraron cuatro estudios (con 417 recién nacidos), todos ellos realizados en países de ingresos medios. Los cuatro estudios compararon el intervalo de alimentación de dos horas con el de tres horas. Todos los estudios incluyeron recién nacidos de muy bajo peso al nacer, con una edad gestacional (tiempo transcurrido desde el inicio del último periodo menstrual de la mujer) que varió entre las 29 y las 35 semanas.

Resultados clave

Cuando se combinaron los resultados de los estudios, indicaron poca o ninguna diferencia entre los intervalos de alimentación de dos y tres horas. No se sabe si existe alguna diferencia entre la alimentación cada dos y tres horas en cuanto a los días para lograr una alimentación enteral completa (por sonda), ya que los resultados fueron poco precisos y hubo sesgos en los estudios. Los días que se tarda en recuperar el peso al nacer, después de la habitual caída inicial de peso durante los primeros días después del parto, podrían ser ligeramente más largos en los lactantes que reciben alimentaciones cada dos horas, pero no existe certeza sobre la importancia de este hallazgo. No hubo datos suficientes para determinar si hubo alguna diferencia en alguno de los desenlaces adversos informados por los estudios. Sin embargo, debido a que solo un pequeño número de recién nacidos presentó ECN, no existe certeza de que haya alguna diferencia entre los grupos. No hubo información sobre el efecto del intervalo de alimentación sobre la muerte, el crecimiento del recién nacido durante la estancia en el hospital ni el desenlace del neurodesarrollo (desarrollo del cerebro en la infancia), y no hubo información sobre otros intervalos de alimentación, como las tomas cada una o cuatro horas. Hay un estudio pendiente de clasificación, ya que se necesita más información.

Calidad de la evidencia

En general, la calidad de la evidencia de la revisión fue baja. Por lo tanto, es posible que no haya diferencias clínicamente importantes entre los intervalos de alimentación de dos y tres horas.

Conclusiones de los autores: 

La evidencia de certeza baja que se encontró en esta revisión indica que podría no haber diferencias clínicamente importantes entre los intervalos de alimentación de dos y tres horas. No hay suficiente información sobre las posibles complicaciones de la alimentación y, en particular, sobre la ECN. Ningún estudio ha analizado el efecto de otros intervalos de alimentación y no hay datos a largo plazo sobre el neurodesarrollo o el crecimiento.

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Antecedentes: 

Actualmente no hay certeza sobre los intervalos de alimentación ideales para los neonatos prematuros. Los intervalos de alimentación más cortos, por ejemplo de dos horas, tienen la ventaja teórica de permitir volúmenes de leche más pequeños. Lo anterior podría reducir la incidencia y la gravedad del reflujo gastroesofágico. Los intervalos de alimentación más largos tienen la ventaja teórica de permitir un mayor vaciado gástrico entre dos alimentaciones. Este hecho potencialmente proporciona periodos de descanso (y por tanto menos hiperemia) para un tracto digestivo inmaduro.

Objetivos: 

Determinar la seguridad de los intervalos de alimentación más cortos (dos horas o menos) versus los intervalos de alimentación más largos (tres horas o más) y comparar los efectos en cuanto a los días que se tarda en recuperar el peso al nacer y en conseguir una alimentación completa.

Métodos de búsqueda: 

Se utilizó la estrategia estándar del Grupo Cochrane de Neonatología (Cochrane Neonatal Group) para realizar una búsqueda exhaustiva en CENTRAL (2020, número 6); Ovid MEDLINE y Epub Ahead of Print, In-Process & Other Non-Indexed Citations, Daily and Versions; y CINAHL el 25 de junio de 2020. También se buscaron ensayos controlados aleatorizados (ECA) y cuasialeatorizados en las bases de datos de ensayos clínicos y en las listas de referencias de los artículos identificados.

Criterios de selección: 

Se incluyeron los ECA y los ensayos controlados cuasialeatorizados que compararon intervalos de alimentación cortos (p.ej., una o dos horas) versus largos (p.ej., tres o cuatro horas) en neonatos prematuros de cualquier peso al nacer, todos o la mayoría de los cuales tenían menos de 32 semanas de gestación. Los neonatos podían tener cualquier edad posnatal al entrar en el ensayo, pero los neonatos elegibles no debían haber recibido alimentación antes de entrar en el estudio, con la excepción de una alimentación enteral mínima. Se incluyeron los estudios de alimentación en bolo nasogástrico u orogástrico, leche materna o artificial, en los que el intervalo de alimentación es la intervención.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándares previstos por Cochrane. Se utilizó el método GRADE para evaluar la certeza de la evidencia. Los desenlaces principales fueron los días que se tardó en conseguir una alimentación enteral completa y los días para recuperar el peso al nacer. Los otros desenlaces fueron la duración de la estancia hospitalaria, los episodios de enterocolitis necrosante (ECN) y el crecimiento durante la estancia hospitalaria (peso, talla y perímetro cefálico).

Resultados principales: 

En la revisión se incluyeron cuatro ECA con 417 neonatos. Un estudio en el que participaron 350 neonatos está pendiente de clasificación. Todos los estudios compararon el intervalo de alimentación de dos horas versus el de tres horas. El riesgo de sesgo de los estudios incluidos fue generalmente bajo, pero todos los estudios tuvieron un alto riesgo de sesgo de realización debido a la falta de cegamiento de la intervención.

Se incluyeron tres estudios en el metanálisis del número de días que se tardó en lograr la alimentación enteral completa (351 participantes). La media de días para conseguir una alimentación completa fue entre ocho y 11 días. Hubo poca o ninguna diferencia en los días que se tardó en lograr una alimentación enteral completa entre la alimentación cada dos horas y cada tres horas, pero este hallazgo fue de certeza baja (diferencia de medias [DM] -0,62; intervalo de confianza [IC] del 95%: -1,60 a 0,36).

Hubo evidencia de certeza baja de que los días necesarios para recuperar el peso al nacer podrían ser ligeramente más largos en los lactantes que reciben alimentación cada dos horas que en los que reciben alimentación cada tres horas (DM 1,15; IC del 95%: 0,11 a 2,20; tres estudios, 350 participantes).

No existe certeza de que los intervalos de alimentación más cortos tengan algún efecto sobre cualquiera de los desenlaces secundarios, incluida la duración de la estancia hospitalaria (DM -3,36; IC del 95%: -9,18 a 2,46; dos estudios, 207 participantes; evidencia de certeza muy baja) y el riesgo de ECN (razón de riesgos típica 1,07; IC del 95%: 0,54 a 2,11; cuatro estudios, 417 participantes; evidencia de certeza baja).

Ningún estudio informó sobre el crecimiento durante la estancia en el hospital.

Notas de traducción: 

La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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