Reducción del peligro de caídas en el entorno

Mensajes clave

En el caso de las personas mayores con mayor riesgo de sufrir una caída, como las que han sufrido una en el último año y han sido hospitalizadas recientemente o necesitan ayuda con las actividades cotidianas, la eliminación de los peligros de caídas en el domicilio puede reducir el número de caídas en un 38%. Ejemplos de peligros de caídas en el entorno son una escalera sin barandilla, un pavimento resbaladizo o una iluminación deficiente.

¿Por qué es importante tener en cuenta los peligros del entorno en el marco de un programa de prevención de caídas?

Las caídas son frecuentes y pueden ser mortales, pero se pueden evitar. Aproximadamente un tercio de las personas de a partir de 65 años se caen cada año. La mayoría de las caídas se producen en el hogar y más del 30% de todas ellas están causadas por peligros del entorno. Los programas de eliminación del peligro de caídas en el entorno son intervenciones realizadas por profesionales que identifican y eliminan los peligros de caídas en el entorno.

¿Qué se quería averiguar?

Se deseaba determinar lo siguiente:

• qué tipo de programas ambientales funcionan mejor para prevenir las caídas.

También se quiso averiguar si estos programas previenen las caídas:

• las mejores formas de ejecutar programas que reduzcan los peligros de caídas en el entorno; y

• si tales programas pueden evitar caídas que provoquen lesiones graves.

Se examinaron cuatro tipos de programas, incluidos los que:

• se centraron en eliminar los peligros de caídas dentro y fuera del domicilio;

• solo facilitaron dispositivos de asistencia, como gafas actualizadas o calzado especial;

• solo proporcionaron educación sobre el riesgo de caídas relacionado con el entorno; y

• se centraron en las modificaciones del domicilio para permitir la independencia y la realización de las tareas cotidianas en el hogar.

¿Qué se hizo?

Se buscaron estudios que investigaran diferentes tipos de programas de eliminación de los peligros de caídas en el entorno para adultos mayores que viven en la comunidad. Los resultados de estos estudios se compararon y resumieron, y la confianza en la evidencia se calificó según factores como la metodología y el tamaño de las muestras.

¿Qué se encontró?

Se encontraron 22 estudios con 8463 adultos mayores que vivían en la comunidad. La media de edad de los participantes de los estudios fue de 78 años y el 65% fueron mujeres. Los estudios se realizaron en 10 países. La mayoría de los estudios hicieron un seguimiento de los participantes durante 12 meses.

Resultados principales

Un programa que elimine los riesgos de caídas en el domicilio ofrecido a los adultos mayores que viven en la comunidad puede reducir el número de caídas.

No se sabe con certeza si los dispositivos de asistencia (como la comprobación de la graduación de las gafas, el calzado especial o los sistemas de alarma de cama) pueden reducir el riesgo de caídas.

No se sabe con certeza de si el mero hecho de ofrecer a un adulto mayor que vive en la comunidad educación sobre el riesgo de caídas tiene algún efecto en la reducción del riesgo de caídas.

No se encontraron estudios completados que ayudaran a responder a la pregunta sobre la reducción de las caídas de los programas de modificación del domicilio cuyo objetivo fuera la autonomía en el desempeño de las actividades cotidianas.

Se encontraron pocas pruebas para determinar si los programas de eliminación del peligro de caídas del entorno, de cualquier tipo, reducen el riesgo de lesiones graves.

¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?

La evidencia está actualizada hasta enero de 2021.

Conclusiones de los autores: 

Se halló evidencia de certeza alta de que las intervenciones domiciliarias contra el peligro de caídas son eficaces para reducir la tasa de caídas y el número de personas que sufren caídas cuando se dirigen a personas con mayor riesgo de sufrir caídas, como aquellas que han sufrido una caída en el último año y han sido hospitalizadas recientemente o necesitan apoyo con las actividades cotidianas. Hubo evidencia de ningún efecto cuando las intervenciones se dirigieron a personas no seleccionadas por su riesgo de caídas. Se necesitan más estudios para examinar el impacto de los componentes de la intervención, el efecto de la concienciación y el compromiso participante-intervencionista en la toma de decisiones y la adherencia.

Las intervenciones para mejorar la visión podrían o no influir en la tasa de caídas. Es necesario seguir investigando para responder a preguntas clínicas como si se debe aconsejar a las personas o tomar precauciones adicionales al cambiar de graduación de la vista o si la intervención es más eficaz cuando se dirige a personas con mayor riesgo de caídas.

No hubo evidencia suficiente para determinar si las intervenciones educativas influyen en las caídas.

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Antecedentes: 

Las caídas y las lesiones relacionadas con ellas son frecuentes. Un tercio de las personas mayores de 65 años que residen en la comunidad sufren caídas cada año. Las caídas pueden tener consecuencias graves, como limitar la actividad o el internamiento. Esta revisión actualiza la evidencia anterior sobre las intervenciones ambientales para la prevención de caídas.

Objetivos: 

Evaluar los efectos (beneficiosos y perjudiciales) de las intervenciones ambientales (como la reducción del peligro de caídas, los productos de asistencia, las modificaciones en el domicilio y la educación) para prevenir las caídas en las personas mayores que viven en la comunidad.

Métodos de búsqueda: 

Se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase, otras bases de datos, registros de ensayos y listas de referencias de revisiones sistemáticas hasta enero de 2021. Se estableció contacto con investigadores en esta área para identificar otros estudios.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados que evaluaran los efectos de las intervenciones ambientales (como la reducción del peligro de caídas en el domicilio, los dispositivos de asistencia) sobre las caídas en las personas mayores de 60 años que residen en la comunidad.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane. El desenlace principal fue la tasa de caídas.

Resultados principales: 

Se incluyeron 22 estudios de 10 países con 8463 personas de edad avanzada residentes en la comunidad. La media de edad de los participantes fue de 78 años y el 65% eran mujeres. Para los desenlaces de caídas, cinco estudios tuvieron un alto riesgo de sesgo y la mayoría de los estudios tuvieron un riesgo de sesgo incierto para uno o más dominios del riesgo de sesgo. Para otros desenlaces (p. ej., fracturas), la mayoría de los estudios presentaron un alto riesgo de sesgo de detección. La certeza de la evidencia se redujo debido al alto riesgo de sesgo, la imprecisión o la inconsistencia.

Reducción del peligro de caídas en el domicilio (14 estudios, 5830 participantes)

Estas intervenciones pretenden reducir las caídas evaluando el peligro de caída y realizando adaptaciones de seguridad del entorno (p. ej., bandas antideslizantes en los escalones) o estrategias conductuales (p. ej., evitar el desorden).

Es probable que las intervenciones para disminuir el peligro de caídas en el domicilio reduzcan la tasa global de caídas en un 26% (cociente de tasas [CT] 0,74; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,61 a 0,91; 12 estudios, 5293 participantes; evidencia de certeza moderada); de acuerdo con un riesgo del grupo control de 1319 caídas por cada 1000 personas al año, serían 343 (IC del 95%: 118 a 514) caídas menos. Sin embargo, estas intervenciones fueron más eficaces en las personas seleccionadas por tener un mayor riesgo de caídas, con una reducción del 38% (CT 0,62; IC del 95%: 0,56 a 0,70; nueve estudios, 1513 participantes; 702 (IC del 95%: 554 a 812) caídas menos de acuerdo con un riesgo del control de 1847 caídas por cada 1000 personas; evidencia de certeza alta). No se encontró evidencia de una reducción en la tasa de caídas cuando las personas no fueron seleccionadas por su riesgo de caídas (CT 1,05; IC del 95%: 0,96 a 1,16; seis estudios, 3780 participantes; evidencia de certeza alta).

Los resultados fueron similares para el número de personas que sufrieron una o más caídas. Es probable que estas intervenciones reduzcan el riesgo global en un 11% (razón de riesgos [RR] 0,89; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,82 a 0,97; 12 estudios, 5253 participantes; evidencia de certeza moderada); de acuerdo con un riesgo de 519 caídas por cada 1000 personas al año, serían 57 (IC del 95%: 15 a 93) caídas menos. Sin embargo, en las personas con mayor riesgo de caídas, se encontró una reducción del riesgo del 26% (RR 0,74; IC del 95%: 0,65 a 0,85; nueve estudios, 1473 participantes), pero ninguna reducción en poblaciones no seleccionadas (RR 0,99; IC del 95%: 0,92 a 1,07; seis estudios, 3780 participantes) (evidencia de certeza alta).

Es probable que estas intervenciones supongan poca o ninguna diferencia importante en la calidad de vida relacionada con la salud (CdVRS) (diferencia de medias estandarizada 0,09; IC del 95%: -0,10 a 0,27; cinco estudios, 1848 participantes; evidencia de certeza moderada). Podrían suponer una diferencia escasa o nula en el riesgo de fracturas relacionadas con caídas (RR 1,00; IC del 95%: 0,98 a 1,02; dos estudios, 1668 participantes), las hospitalizaciones relacionadas con caídas (RR 0,96; IC del 95%: 0,87 a 1,06; tres estudios, 325 participantes), o en la tasa de caídas que precisan de atención médica (CT 0,91; IC del 95%: 0,58 a 1,43; tres estudios, 946 participantes) (evidencia de certeza baja). La evidencia para el número de personas que sufrieron caídas y requirieron atención médica fue poco clara (dos estudios, 216 participantes; evidencia de certeza muy baja). Dos estudios informaron que no hubo eventos adversos.

Productos de asistencia

Las intervenciones de mejora de la visión podrían suponer poca o ninguna diferencia en la tasa de caídas (CT 1,12; IC del 95%: 0,84 a 1,50; tres estudios 1489 participantes) o en el número de personas que sufrieron al menos una caída (RR 1,09; IC del 95%: 0,79 a 1,50) (evidencia de certeza baja). No se tiene confianza en la evidencia de las fracturas relacionadas con caídas (dos estudios, 976 participantes) ni en la de las caídas que precisaron de atención médica (un estudio, 276 participantes) porque la certeza de la evidencia es muy baja. Podría haber poca o ninguna diferencia en la CdVRS (diferencia de medias 0,40; IC del 95%: -1,12 a 1,92) o en los eventos adversos (caídas al cambiar de gafas; RR 1,00; IC del 95%: 0,98 a 1,02) (un estudio, 597 participantes; evidencia de certeza baja).

No se agruparon los resultados de otros productos de asistencia (calzado y aparatos para los pies, y productos de apoyo y autocuidado [cinco estudios, 651 participantes]) debido a la diversidad de intervenciones y contextos.

Educación

No se sabe con certeza si una intervención educativa para reducir el peligro de caídas en el domicilio reduce la tasa de caídas o el número de personas que experimentan una o más caídas (un estudio; evidencia de certeza muy baja). Estas intervenciones podrían suponer poca o ninguna diferencia en el riesgo de fracturas relacionadas con caídas (RR 1,02; IC del 95%: 0,96 a 1,08; un estudio; 110 participantes; evidencia de certeza baja).

Modificaciones del domicilio

No se encontraron ensayos de modificaciones del domicilio que midieran las caídas como un desenlace de la realización de tareas y la independencia funcional.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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