Efectos beneficiosos y perjudiciales de los programas de ejercicio para los pacientes con espondilitis anquilosante

Pregunta de la revisión

Se revisó la evidencia de los efectos beneficiosos y perjudiciales de los programas de ejercicio para los pacientes con espondilitis anquilosante (EA).

Antecedentes

Los programas de ejercicios se recomiendan a menudo para los pacientes con EA, para reducir el dolor y mejorar la movilidad articular o la función.

Características de los estudios

Se buscaron ensayos controlados aleatorizados (ECA) hasta diciembre de 2018. Se encontraron 14 informes (1579 participantes). Los estudios se realizaron en nueve países diferentes. La mayoría de los participantes eran hombres, de 39 a 47 años de edad, que habían presentado síntomas durante 9 a 18 años. En su mayoría, los programas incluyeron ejercicios desarrollados para mejorar la fuerza, la flexibilidad, el estiramiento y la respiración, y se agregaron al tratamiento farmacológico o a un agente biológico.

Resultados clave

Todos los datos se obtuvieron inmediatamente después de completar el programa de ejercicio.

Programas de ejercicio frente a ninguna intervención

El ejercicio probablemente mejora de forma leve la función (evidencia de calidad moderada), reduce de forma leve la actividad de la enfermedad informada por el paciente (evidencia de calidad moderada) y puede reducir el dolor (evidencia de calidad baja). No se conoce con certeza el efecto sobre la movilidad de la columna y la fatiga (evidencia de calidad muy baja).

La función física se midió en un cuestionario de autoinforme, la escala del Bath Ankylosing Spondylitis Functional Index (BASFI) (0 a 10; una menor puntuación significa mejor función). Los pacientes que no realizaron ejercicio calificaron su función en 4,1 puntos; los que realizaron ejercicio la calificaron en 1,3 puntos menos (13% de mejoría absoluta).

El dolor se midió en una escala analógica visual (EAV, 0 a 10; menor puntuación significa menor dolor). Los pacientes que no realizaron ejercicio calificaron su dolor en 6,2 puntos; los que realizaron ejercicio lo calificaron en 2,1 puntos menos (21% de mejoría absoluta).

La evaluación global de la actividad de la enfermedad por parte de los pacientes se midió en un cuestionario de autoinforme, el Bath Ankylosing Spondylitis Disease Activity Index (BASDAI, 0 a 10, menor puntuación significa menor actividad de la enfermedad). Los pacientes que no realizaron ejercicio calificaron la actividad de la enfermedad en 3,7 puntos; los que realizaron ejercicio la calificaron en 0,9 puntos menos (9% de mejoría absoluta).

La movilidad de la columna se midió en un cuestionario de autoinforme, el Bath Ankylosing Spondylitis Metrology Index (BASMI, 0 a 10, menor puntuación significa mejor movilidad). Los pacientes que no realizaron ejercicio calificaron la movilidad de la columna en 3,8 puntos; los que realizaron ejercicio la calificaron en 0,7 puntos menos (7% de mejoría absoluta).

La fatiga se midió en una EAV (0 a 10, menor puntuación significa menor fatiga). Los pacientes que no realizaron ejercicio calificaron la fatiga en 3 puntos; los que realizaron ejercicio la calificaron en 1,4 puntos menos (14% de mejoría absoluta).

Programas de ejercicio frente a la atención habitual

El ejercicio probablemente produce poca o ninguna mejoría en la función o en el dolor (evidencia de calidad moderada), y puede tener poco o ningún efecto en la reducción de la actividad de la enfermedad informada por los pacientes (evidencia de calidad baja). No se conoce con certeza el efecto sobre la movilidad de la columna (evidencia de calidad muy baja).

Funcionalidad física. Los pacientes que recibieron atención habitual calificaron su función en 3,7 puntos en el BASFI; los que realizaron ejercicio la calificaron en 0,4 puntos menos (4% de mejoría absoluta).

Dolor. Los pacientes que recibieron atención habitual calificaron su dolor en 3,7 puntos en una EAV de 10 puntos; los que realizaron ejercicio lo calificaron en 0,5 puntos menos (5% de mejoría absoluta).

Evaluación global del paciente de la actividad de la enfermedad. Los pacientes que recibieron atención habitual calificaron la actividad de la enfermedad en 3,7 puntos en el BASDAI; los que realizaron ejercicio la calificaron en 0,7 puntos menos (7% de mejoría absoluta).

Movilidad de la columna. Los pacientes que recibieron atención habitual calificaron la movilidad espinal en 8,9 puntos en el BASMI; los que realizaron ejercicio la calificaron en 1,2 puntos menos (12% de mejoría absoluta).

Ninguno de los estudios midió la fatiga.

Efectos adversos (EA)

Uno de los 67 participantes de los grupos de ejercicio, y ninguno de los 43 participantes de los grupos de control, experimentó un EA.

Calidad de la evidencia

La evidencia se disminuyó debido a problemas con el diseño de estudio, la variabilidad entre las intervenciones y la insuficiencia de datos, lo que dio lugar a evidencia de calidad moderada a muy baja en todos los resultados.

Conclusiones de los autores: 

Se encontró evidencia de calidad moderada a baja de que los programas de ejercicio probablemente mejoran de forma leve la función, pueden reducir el dolor y probablemente reducen de forma leve la evaluación global de la actividad de la enfermedad por parte de los pacientes, en comparación con ninguna intervención, y medidos luego de la finalización del programa. Se encontró evidencia de calidad moderada a baja de que los programas de ejercicio probablemente tienen poco o ningún efecto sobre la mejoría de la función o la reducción del dolor, en comparación con la atención habitual, y pueden tener poco o ningún efecto sobre la reducción de la evaluación de la actividad de la enfermedad por parte de los pacientes, cuando se miden al finalizar los programas. No se sabe si los programas de ejercicio mejoran la movilidad de la columna, reducen la fatiga o inducen efectos adversos.

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Antecedentes: 

Los programas de ejercicio se recomiendan a menudo para el tratamiento de la espondilitis anquilosante (EA), para reducir el dolor y mejorar o mantener la capacidad funcional.

Objetivos: 

Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de los programas de ejercicio para los pacientes con EA.

Métodos de búsqueda: 

Se hicieron búsquedas en CENTRAL, la Cochrane Library, MEDLINE Ovid, EMBASE Ovid, CINAHL EBSCO, PEDro, Scopus y en dos registros de ensayos hasta diciembre de 2018. Se realizaron búsquedas en las listas de referencias de las revisiones sistemáticas identificadas y los estudios incluidos, se realizaron búsquedas manuales en las actas de congresos pertinentes recientes y se estableció contacto con expertos en el área.

Criterios de selección: 

Se incluyeron informes de ensayos controlados aleatorizados (ECA) de adultos con EA que comparaban los programas de tratamiento con ejercicios con un control inactivo (ninguna intervención, lista de espera) o atención habitual.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizó la metodología Cochrane estándar.

Resultados principales: 

Se incluyeron 14 ECA con 1579 participantes con EA. La mayoría de los participantes eran hombres (70%), la mediana de edad era de 45 años (rango 39 a 47) y la duración media de los síntomas era de nueve años. Los ejercicios utilizados con mayor frecuencia fueron los diseñados para ayudar a mejorar la fuerza, la flexibilidad, el estiramiento y la respiración. La mayoría de los programas de ejercicio se administraron junto con el tratamiento farmacológico o un agente biológico. La mayoría de los estudios se juzgó como en riesgo de sesgo incierto o alto para varios dominios. Los 14 estudios proporcionaron datos obtenidos inmediatamente después de completar el programa de ejercicios. La duración mediana del programa de ejercicios fue de 12 semanas (rango intercuartil [RIC] 8 a 16). Tres estudios (146 participantes) proporcionaron datos para el seguimiento a plazo medio (< 24 semanas después de la finalización de los programas de ejercicio) y uno (63 participantes) para el seguimiento a largo plazo (> 24 semanas después de la finalización de los programas de ejercicio). Nueve estudios compararon los programas de ejercicio con ninguna intervención; cinco estudios los compararon con la atención habitual (incluida la fisioterapia, la medicación o el autocuidado).

Programas de ejercicio frente a ninguna intervención

Todos los datos se obtuvieron inmediatamente después de completar el programa de ejercicio.

Para la función física, medida mediante un cuestionario de autoinforme (la escala del Bath Ankylosing Spondylitis Functional Index [BASFI] de 0 a 10; menor puntuación es mejor), la evidencia de calidad moderada no mostró una mejoría importante clínicamente significativa con los programas de ejercicio (diferencia de medias [DM] -1,3; intervalo de confianza [IC] del 95%: -1,7 a -0,9; 7 estudios, 312 participantes; reducción absoluta: 13%; IC del 95%: 17% a 9%).

Para el dolor, medido en una escala analógica visual (EAV, 0 a 10, menor puntuación es mejor), la evidencia de calidad baja mostró una reducción importante clínicamente significativa del dolor con el ejercicio (DM -2,1; IC del 95%: -3,6 a -0,6; seis estudios, 288 participantes; reducción absoluta 21%; IC del 95%: 36% a 6%).

Para la evaluación global de la actividad de la enfermedad por parte de los pacientes, medida mediante un cuestionario de autoinforme (la escala del Bath Ankylosing Spondylitis Disease Activity Index [BASDAI] de 0 a 10, menor puntuación es mejor), la evidencia de calidad moderada no mostró una reducción importante clínicamente significativa con el ejercicio (DM -0,9; IC del 95%: -1,3 a -0,5; 6 estudios, 262 participantes; reducción absoluta 9%; IC del 95%: 13% a 5%).

Para la movilidad de la columna, medida con un cuestionario autoinformado (la escala del Bath Ankylosing Spondylitis Metrology Index [BASMI], 0 a 10, menor puntuación es mejor), la evidencia de calidad muy baja mostró una mejoría con el ejercicio (DM -0,7; IC del 95%, -1,3 a -0,1; 5 estudios, 232 participantes) sin ningún beneficio importante clínicamente significativo (reducción absoluta 7%, IC del 95%: 13% a 1%).

Para la fatiga, medida en una EAV (0 a 10, menor puntuación es mejor), la evidencia de calidad muy baja no mostró una reducción importante clínicamente significativa con el ejercicio (DM -1,4; IC del 95%: -2,7 a -0,1; dos estudios, 72 participantes; reducción absoluta 14%; IC del 95%: 27% a 1%).

Programas de ejercicio frente a la atención habitual

Todos los datos se obtuvieron inmediatamente después de completar el programa de ejercicio.

Para la función física, medida con la escala del BASFI, la evidencia de calidad moderada mostró una mejoría con el ejercicio (DM -0,4; IC del 95%: -0,6 a -0,2; 5 estudios, 1068 participantes). No hubo beneficios importantes clínicamente significativos (reducción absoluta 4%, IC del 95%: 6% a 2%).

Para el dolor, medido en una EAV (0 a 10, menor puntuación es mejor), la evidencia de calidad moderada mostró una reducción del dolor con el ejercicio (DM -0,5; IC del 95%: -0,9 a -0,1; dos estudios, 911 participantes; reducción absoluta 5%; IC del 95%: 9% a 1%). No se encontró ningún beneficio importante clínicamente significativo.

Para la evaluación global de la actividad de la enfermedad por parte de los pacientes, medida con la escala del BASDAI, la evidencia de calidad baja mostró una reducción con el ejercicio (DM -0,7; IC del 95%: -1,3 a -0,1; 5 estudios, 1068 participantes), aunque no fue clínicamente importante (reducción absoluta 7%; IC del 95%: 13% a 1%) con un beneficio importante clínicamente significativo.

Para la movilidad de la columna, medida con la escala del BASMI, la evidencia de calidad muy baja no encontró una mejoría clínicamente significativa con el ejercicio (DM -1,2; IC del 95%: -2,8 a 0,5; dos estudios, 85 participantes; reducción absoluta 12%; IC del 95%: 5% menos a 28% más). No hubo ningún beneficio importante clínicamente significativo.

Ninguno de los estudios midió la fatiga.

Efectos adversos

Se encontró evidencia de calidad muy baja del efecto del ejercicio frente a ninguna intervención o a la atención habitual. No se conoce con certeza el potencial de efectos perjudiciales de los ejercicios, debido a las tasas bajas de eventos y al número limitado de estudios que informaron eventos.

Notas de traducción: 

La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno español. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con Infoglobal Suport, cochrane@infoglobal-suport.com.

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