Efectos beneficiosos y perjudiciales de los programas de ejercicio de intensidad alta versus baja para la osteoartritis de la cadera o la rodilla

Pregunta de la revisión

Se buscó en la bibliografía hasta junio de 2014 los estudios sobre los efectos beneficiosos y perjudiciales de los programas de ejercicio de intensidad alta versus baja en los pacientes con osteoartritis de la cadera o la rodilla.

Antecedentes

La osteoartritis es una afección crónica que afecta las articulaciones (habitualmente caderas, rodillas, columna y manos). Con el transcurso del tiempo, el cartílago se desgasta en las articulaciones. Los pacientes con osteoartritis generalmente sienten dolor y pueden tener dificultades para realizar actividades cotidianas como caminar. Los programas de ejercicio o de actividad física son tratamientos no farmacológicos generalmente recomendados a los pacientes con osteoartritis de cadera o rodilla. Se prescriben muchos tipos de ejercicios, pero puede que no esté claro si son o no efectivos. Varios componentes diferentes pueden desempeñar una función en la efectividad de un régimen de ejercicio como la duración del ejercicio, la frecuencia o el nivel de resistencia. Alta intensidad se puede definir como una cantidad extra de tiempo (duración o frecuencia) o resistencia (fuerza o esfuerzo) requerida en los programas de ejercicio.

Características de los estudios

Se identificaron seis ensayos controlados aleatorios con 656 participantes. Cinco estudios (620 participantes) reclutaron pacientes con osteoartritis de la rodilla, y un estudio (36 participantes) reclutó pacientes con osteoartritis de rodilla o cadera. Los estudios incluyeron más mujeres (70%) que hombres.

Resultados clave

En una escala de 0 a 20 puntos (puntuaciones inferiores significan alivio del dolor), los pacientes que completaron un programa de ejercicio de alta intensidad calificaron el dolor como 0,84 puntos menor (mejoría absoluta del 4%) que los pacientes que completaron un programa de ejercicio de baja intensidad. Los pacientes que realizaron un programa de ejercicio de baja intensidad calificaron el dolor como 6,6 puntos.

En una escala de 0 a 68 puntos (puntuaciones inferiores significan mejor función), los pacientes que completaron un programa de ejercicio de alta intensidad calificaron la función física como 2,65 puntos menor (mejoría absoluta del 4%) que los pacientes que completaron un programa de ejercicio de baja intensidad. Los pacientes que realizaron un programa de ejercicio de baja intensidad calificaron el dolor como 20,4 puntos.

En una escala analógica visual de 0 a 200 mm (puntuación mayor significa mejor función), los pacientes que completaron un programa de ejercicio de alta intensidad calificaron la calidad de vida como 4,3 mm mayor (6,5 mm menor a 15,2 mm mayor) (mejoría absoluta del 2%) que los pacientes que realizaron un programa de ejercicio de baja intensidad. Los pacientes que realizaron un programa de ejercicio de baja intensidad calificaron la calidad de vida como 66,7 mm.

El 2% más de los pacientes presentó efectos adversos con el ejercicio de alta intensidad, o 17 personas más de 1000.

• 39 de 1000 pacientes informaron un efecto adverso relacionado con el programa de ejercicio de alta intensidad

• 22 de 1000 pacientes informaron un efecto adverso relacionado con el programa de ejercicio de baja intensidad

Los eventos adversos no se monitorizaron de forma sistemática y no se informaron completamente por grupo. Ninguno de los estudios incluidos informó eventos adversos graves.

Según las pruebas, los pacientes con osteoartritis de la rodilla que realizan ejercicio de alta intensidad pueden experimentar mejorías leves en el dolor de la rodilla y la función al final del programa de ejercicio (ocho a 24 semanas) en comparación con un programa de ejercicio de baja intensidad. No hay certeza con respecto a si el ejercicio de alta intensidad mejora la calidad de vida o aumenta el número de pacientes que presenta eventos adversos.

Calidad de la evidencia

La calidad de las pruebas se calificó como baja para el dolor y la función y muy baja para la calidad de vida. El escaso número de estudios y de participantes incluidos en algunos análisis redujo la solidez y la precisión de estos resultados.

Los efectos adversos estaban mal registrados. Pruebas de calidad muy baja indican que no hay certeza con respecto a si los programas de ejercicio de mayor intensidad pueden provocar más efectos secundarios que los programas de ejercicio de intensidad inferior. Estudios adicionales podrían cambiar el resultado.

Conclusiones de los autores: 

Se encontraron pruebas de calidad muy baja a baja de ningún efecto clínico beneficioso importante de los programas de ejercicio de alta intensidad en comparación con los de baja intensidad para mejorar el dolor y la función física a corto plazo. No hubo pruebas suficientes para determinar el efecto de diferentes tipos de intensidad de los programas de ejercicio.

No hay certeza con respecto a si los programas de ejercicio de mayor intensidad pueden inducir más efectos perjudiciales que los de intensidad inferior; este resultado se debe evaluar en estudios adicionales. Los retiros debido a eventos adversos se monitorizaron de manera deficiente y no se informaron sistemáticamente en cada grupo. La calidad de las pruebas se disminuyó a baja o muy baja debido al riesgo de sesgo, la inconsistencia y la imprecisión.

El escaso número de estudios que compararon los programas de ejercicio de alta intensidad y de baja intensidad en la osteoartritis subraya la necesidad de más estudios que investiguen la relación entre dosis y respuesta en los programas de ejercicio. En particular, se necesitan estudios adicionales para establecer la intensidad mínima de los programas de ejercicio necesaria para el efecto clínico y la intensidad más alta que los pacientes pueden tolerar. Estudios más grandes deben cumplir con la lista de verificación Consolidated Standards of Reporting Trials (CONSORT) e informar sistemáticamente datos de los efectos perjudiciales para evaluar la posible repercusión de los programas de ejercicio de intensidades más altas en los pacientes con lesión articular.

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Antecedentes: 

El ejercicio o la actividad física se recomiendan para mejorar el dolor y el estado funcional en los pacientes con osteoartritis de rodilla o cadera. Estas son intervenciones complejas cuya efectividad depende de uno o más componentes que a menudo se identifican de manera deficiente. Se ha indicado que los efectos beneficiosos para la salud pueden ser mayores con ejercicio o actividad física de alta intensidad en lugar de baja intensidad.

Objetivos: 

Determinar los efectos beneficiosos y perjudiciales de programas de ejercicio o actividad física de alta intensidad versus de baja intensidad en los pacientes con osteoartritis de cadera o rodilla.

Métodos de búsqueda: 

Se buscaron artículos sin restricción de idioma en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL; número 06, 2014), MEDLINE (1948 hasta junio de 2014), EMBASE (1980 hasta junio de 2014), CINAHL (1982 hasta junio de 2014), PEDro (1929 a junio de 2014), SCOPUS (hasta junio de 2014) y la Plataforma de Registros Internacionales de Ensayos Clínicos (International Clinical Registry Platform) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (hasta junio de 2014). También se realizaron búsquedas manueales de actas de congresos relevantes, ensayos y listas bibliográficas y se contactó con investigadores y expertos en el ára para identificar estudios adicionales.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorios en pacientes con osteoartritis de rodilla o cadera que compararon programas de ejercicio o actividad física de alta intensidad versus de baja intensidad entre los grupos experimental y control.

Los programas de entrenamiento con ejercicio o actividad física de alta intensidad debían referirse a un aumento en la cantidad general de tiempo de entrenamiento (frecuencia, duración, número de sesiones) o a la cantidad de trabajo (fuerza, número de repeticiones) o esfuerzo/en gasto de ergía (potencia, frecuencia cardíaca, esfuerzo).

Obtención y análisis de los datos: 

Dos revisores de forma independiente evaluaron la elegibilidad de los estudios y extrajeron los datos sobre los detalles de los ensayos. Se contactó con los autores para obtener información adicional, si fue necesario. Se evaluó la calidad del conjunto de pruebas para estos resultados mediante el enfoque GRADE.

Resultados principales: 

Se incluyeron los informes de seis estudios con 656 participantes que compararon programas de ejercicio de alta intensidad y de baja intensidad; cinco estudios reclutaron exclusivamente a pacientes con osteoartritis sintomática de rodilla (620 participantes), y un estudio reclutó exclusivamente a pacientes con osteoartritis de cadera o rodilla (36 participantes). En su mayoría los participantes fueron mujeres (70%). Ningún estudio evaluó programas de actividad física. Se encontró que la calidad general de las pruebas fue baja a muy baja debido a inquietudes acerca de las limitaciones de los estudios y a imprecisión (número pequeño de estudios, intervalos de confianza grandes) para los resultados principales mediante el enfoque GRADE. En su mayoría los estudios tuvieron riesgo de sesgo incierto o alto en varios dominios, y se consideró que cinco de los seis estudios tuvieron alto riesgo de sesgo de realización, detección y desgaste.

Pruebas de baja calidad indicaron alivio del dolor en la escala de dolor de 20 puntos Western Ontario and McMaster Universities Arthritis Index (WOMAC) (diferencia de medias [DM] -0,84; intervalo de confianza [IC] del 95%: -1,63 a -0,04; reducción absoluta del 4%; IC del 95%: -8% a 0%; número necesario a tratar para un resultado beneficioso adicional (NNTB) 11; IC del 95%: 14 a 22) y mejor función física en la subescala de discapacidad de 68 puntos WOMAC (DM -2,65; IC del 95%: -5,29 a -0,01; (reducción absoluta del 4%; NNTB 10; IC del 95%: 8 a 13) inmediatamente al final de los programas de ejercicio (de ocho a 24 semanas). Sin embargo, es poco probable que estos resultados tengan importancia clínica. Estas mejorías pequeñas no se mantuvieron en el seguimiento a más largo plazo (hasta 40 semanas después del final de la intervención). No hay certeza del efecto sobre la calidad de vida, ya que solamente un estudio informó este resultado (escala 0 a 200; DM 4,3; IC del 95%: -6,5 a 15,2; (reducción absoluta del 2%; nivel de las pruebas muy bajo).

Los análisis de subgrupos proporcionaron pruebas inciertas sobre si el aumento en el tiempo de ejercicio (duración, número de sesiones) y el nivel de resistencia (fuerza o esfuerzo) repercuten sobre los efectos del programa de ejercicio.

Tres estudios informaron retiros debido a eventos adversos. El número de abandonos fue pequeño. Solamente un estudio monitorizó de forma sistemática los efectos adversos, pero cuatro estudios informaron algunos efectos adversos relacionados con el dolor de la rodilla asociado con un programa de ejercicio. No hay certeza con respecto a si la alta intensidad aumenta el número de efectos adversos (odds ratio de Peto 1,72; IC del 95%: 0,51 a 5,81; - reducción del riesgos absoluto del 2%; nivel de las pruebas muy bajo). Ninguno de los estudios incluidos informó eventos adversos graves.

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