Intervenciones cognitivo-conductuales para reducir el miedo a las caídas en personas mayores que viven en la comunidad

Mensajes clave

– La terapia cognitivo-conductual (TCC) con y sin ejercicios probablemente reduzca el miedo a las caídas en las personas mayores que viven en la comunidad, cuando este se mide al finalizar el tratamiento. Las mejoras se podrían mantener durante los seis primeros meses tras finalizar el tratamiento, y probablemente duren más de seis meses.

– Como consecuencia de estas intervenciones, las personas podrían ser menos propensas a evitar hacer actividades después del tratamiento y su nivel de depresión se podría reducir.

– No está claro si la frecuencia de las caídas se reduce tras el tratamiento.

– No se sabe si existen efectos adversos (perjudiciales) causados por la TCC con y sin ejercicio para reducir el temor a las caídas, ya que ninguno de los estudios los midió como uno de sus desenlaces. Se necesitan más estudios sobre los efectos adversos.

¿Qué es el miedo a caerse?

El miedo a caerse es una preocupación persistente por las caídas que hace que la persona evite actividades que todavía es capaz de realizar. El miedo a las caídas es frecuente entre las personas mayores. Pueden haber sido advertidos por profesionales sanitarios, familiares y amigos de los peligros de las caídas, así como haber sido testigos directos o indirectos de las consecuencias de una caída. Este dato es significativo, ya que hasta el 34% de los adultos de edad avanzada se caen cada año, y el 5% sufre fracturas óseas. Además, es posible que reconozcan que su cuerpo no es tan fuerte como cuando eran más jóvenes, lo que aumenta la preocupación de que no puedan protegerse de una caída y deban, por tanto, tomar medidas preventivas para evitarlas. Las personas con miedo a caerse pueden sufrir consecuencias físicas, psicológicas y sociales. Por lo tanto, es importante tratar el miedo a las caídas para reducir las percepciones y conductas disfuncionales que provocan estas consecuencias.

¿Cómo se trata la enfermedad?

Existen varios enfoques de tratamiento: la terapia cognitivo-conductual (TCC) (una terapia de conversación que ayuda a cambiar los pensamientos y el comportamiento), el ejercicio (una actividad física planificada, estructurada y repetitiva para ayudar a mantener el cuerpo sano) o una combinación de ambos. Estos tratamientos se suelen administrar en grupo por terapeutas formados.

¿Qué se quiso averiguar?

Se quería averiguar si la TCC con y sin ejercicio en adultos mayores que viven en la comunidad (que viven en lugares sin apoyo adicional, como las viviendas tuteladas) era mejor que la atención habitual o los tratamientos simulados para reducir el miedo a las caídas. También se quería saber cómo la TCC con y sin ejercicio afectaba a la evitación de actividades, las caídas y la depresión, o si causaba algún daño.

¿Qué se hizo?
Se realizaron búsquedas en varias bases de datos electrónicas y se consultó a expertos en busca de estudios que compararan intervenciones para reducir el temor a las caídas mediante la TCC sola y la TCC con ejercicio.

Se combinaron y resumieron los resultados de todos los estudios. La confianza en la evidencia se evaluó sobre la base de factores como el diseño del estudio, la metodología y el número de participantes.

¿Qué se encontró?

Se encontraron 12 estudios relevantes, de los cuales se incluyeron 11 estudios en los análisis estadísticos con un total de 2383 personas, con una media de edad que variaba de 73 a 83 años. La terapia (TCC o tratamiento simulado) se administró con una frecuencia de tres veces por semana a una vez al mes, durante 8 a 48 semanas. En total, los tratamientos duraron entre 6 y 156 horas. La mayoría de las intervenciones se realizaron en grupos de entre 5 y 10 participantes, y en un estudio hasta 25. El objetivo principal de 10 estudios fue reducir el miedo a las caídas.

Resultados principales

Se observó que la TCC con y sin intervenciones de ejercicio probablemente reduce el miedo a las caídas en las personas mayores que viven en la comunidad una vez finalizado el tratamiento. Las mejoras se podrían mantener durante los seis primeros meses tras finalizar el tratamiento, y probablemente duren más de seis meses. Además, se determinó que las personas podrían ser menos propensas a evitar hacer actividades y reducir su nivel de depresión. No está claro si la frecuencia de las caídas mejora tras el tratamiento.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

La confianza en la evidencia fue limitada porque los resultados podrían haber estado influidos por el hecho de que los participantes de los estudios sabían qué tratamiento recibían y los estudios utilizaron diferentes formas de administrar las intervenciones.

Para mejorar la certeza de la evidencia se necesitarían más estudios más parecidos en cómo tratan y miden el miedo a las caídas.

¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?

Esta evidencia está actualizada hasta el 11 de enero de 2023.

Conclusiones de los autores: 

La TCC con y sin intervenciones de ejercicio probablemente reduce el miedo a las caídas en personas mayores que viven en la comunidad inmediatamente después de la intervención (evidencia de certeza moderada). Las mejoras se podrían mantener durante un periodo de hasta seis meses tras la intervención (evidencia de certeza baja) y probablemente se mantengan más allá de los seis meses (evidencia de certeza moderada). Se necesitan más estudios para mejorar la certeza de la evidencia sobre la persistencia de los efectos del miedo a las caídas hasta los seis meses.

De los desenlaces secundarios, no está claro si las intervenciones de TCC para el miedo a las caídas reducen la incidencia de caídas (evidencia de certeza muy baja). Sin embargo, las intervenciones de TCC para reducir el miedo a las caídas podrían reducir el nivel de evitación de actividades y podrían reducir la depresión (evidencia de certeza baja). Ningún estudio informó efectos adversos.

Los estudios futuros podrían investigar diferentes poblaciones (p. ej., habitantes de residencias de mayores o personas con comorbilidades), diferentes características de la intervención (p. ej., duración), diferentes comparaciones (p. ej., TCC versus ejercicio), efectos adversos de las intervenciones y añadir desenlaces (p. ej., análisis de la marcha). Las revisiones sistemáticas futuras podrían buscar específicamente desenlaces secundarios.

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Antecedentes: 

El miedo a las caídas es una preocupación persistente por caerse que conlleva que la persona evite actividades que aún es capaz de hacer. Es una afección frecuente entre los adultos mayores y puede darse independientemente de caídas anteriores. La terapia cognitivo-conductual (TCC), una terapia de conversación que ayuda a cambiar los pensamientos y los comportamientos disfuncionales, con y sin ejercicio, podría reducir el miedo a las caídas, por ejemplo, reduciendo los pensamientos catastróficos relacionados con las caídas y modificando los comportamientos disfuncionales.

Objetivos: 

Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de la TCC para reducir el miedo a las caídas en personas mayores que viven en la comunidad, y evaluar los efectos de las intervenciones en las que la TCC se utiliza en combinación con ejercicios.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en el Registro Cochrane central de ensayos controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials, CENTRAL) (Número 1, 2023), MEDLINE Ovid (desde 1946 hasta el 11 de enero de 2023), Embase Ovid (desde 1980 hasta el 11 de enero de 2023), CINAHL Plus (Cumulative Index to Nursing and Allied Health Literature) (desde 1982 hasta el 11 de enero de 2023), PsycINFO (desde 1967 hasta el 11 de enero de 2023) y AMED (Allied and Complementary Medicine desde 1985 hasta el 11 de enero de 2023). Se realizaron búsquedas manuales en las listas de referencias y se consultó a expertos para identificar estudios adicionales.

Criterios de selección: 

Esta revisión incluyó ensayos controlados aleatorizados (ECA), ensayos controlados cuasialeatorizados y ensayos controlados por conglomerados que evaluaron la TCC con y sin intervenciones de ejercicio en comparación con grupos control con tratamiento simulado o tratamiento habitual. La TCC se definió como una forma de terapia de conversación colaborativa y estructurada, limitada en el tiempo y orientada a objetivos. Los estudios incluidos reclutaron adultos mayores residentes en la comunidad, con una media de edad de al menos 60 años menos una desviación estándar, y no definidos por una afección médica específica.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane. Para los datos continuos, evaluados mediante cuestionarios de uno o varios ítems, se informa la diferencia de medias (DM) con un intervalo de confianza (IC) del 95% cuando los estudios utilizaron las mismas medidas de desenlace, y la diferencia de medias estandarizada (DME) cuando los estudios utilizaron diferentes medidas para el mismo desenlace clínico. Para los desenlaces dicotómicos los efectos del tratamiento se informaron como razones de riesgos (RR) con IC del 95%. El desenlace principal, el miedo a las caídas, se midió inmediatamente, hasta seis meses y más de seis meses después de la intervención. Se analizaron los desenlaces secundarios de evitación de actividades, incidencia de caídas, depresión y calidad de vida medidos inmediatamente después de la intervención. Para evaluar la certeza de la evidencia se evaluó el riesgo de sesgo de cada estudio incluido mediante el método GRADE.

Resultados principales: 

Se seleccionaron 12 estudios para esta revisión y se incluyeron 11 estudios en la síntesis cuantitativa. No fue posible incluir un estudio debido a que faltaba información. De los 11 estudios individuales, dos proporcionaron dos comparaciones, lo que dio lugar a 13 comparaciones. Ocho estudios fueron ECA y cuatro fueron ECA por conglomerados. Dos estudios tenían varios grupos (TCC solo y TCC con ejercicios) que cumplían los criterios de inclusión. El objetivo principal de 10 estudios fue reducir el miedo a las caídas. En los 11 estudios incluidos en la síntesis cuantitativa participaron 2357 personas, con medias de edad comprendidas entre los 73 y los 83 años. Los objetivos de los tamaños muestrales variaron de 42 a 540 participantes. De las 13 comparaciones, tres investigaron intervenciones de TCC solamente, mientras que 10 investigaron TCC con ejercicio. La duración de la intervención varió entre 6 y 156 horas, con una frecuencia entre tres veces por semana y mensual durante un periodo de 8 a 48 semanas. La mayoría de las intervenciones se realizaron en grupos de entre 5 y 10 participantes y, en un estudio, de hasta 25 participantes. Los estudios incluidos tuvieron una heterogeneidad considerable, utilizaron cuestionarios diferentes y tenían altos riesgos de sesgo.

Las intervenciones de TCC con y sin ejercicios probablemente mejoran el miedo a las caídas inmediatamente después de la intervención (DME -0,23; IC del 95%: -0,36 a -0,11; 11 estudios, 2357 participantes; evidencia de certeza moderada). Los análisis de sensibilidad no modificaron significativamente el efecto de la intervención. Los efectos de la TCC con o sin ejercicios sobre el miedo a las caídas se podrían mantener hasta seis meses después de la intervención (DME -0,24; IC del 95%: -0,41 a -0,07; ocho estudios, 1784 participantes; evidencia de certeza muy baja). La TCC con o sin intervenciones de ejercicios para el miedo a las caídas probablemente mantiene las mejorías más allá de los seis meses (DME -0,28; IC del 95%: -0,40 a -0,15; cinco estudios, 1185 participantes; evidencia de certeza moderada).

Las intervenciones de TCC para reducir el miedo a las caídas podrían reducir la evitación de actividades (DM -2,57; IC del 95%: -4,67 a -0,47; un estudio, 312 participantes; evidencia de certeza baja) y el nivel de depresión (DME -0,41; IC del 95%: -0,60 a -0,21; dos estudios, 404 participantes; evidencia de certeza baja). No se sabe con certeza si las intervenciones de TCC reducen la incidencia de caídas (RR 0,96; IC del 95%: 0,66 a 1,39; cinco estudios, 1119 participantes; evidencia de certeza muy baja).

Todos los estudios tenían un alto riesgo de sesgo, debido al sesgo de realización, y al menos un riesgo incierto de sesgo de detección, ya que los participantes y los evaluadores no podían estar cegados dada la naturaleza de la intervención. También se disminuyó la certeza de la evidencia por la heterogeneidad entre los estudios y la imprecisión, debida al tamaño muestral limitado de algunos estudios. No hubo sospecha de sesgo de notificación en ningún artículo.

Ningún estudio informó que hubiera efectos adversos debido a sus intervenciones.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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