¿Una primera dosis de la vacuna de células enteras contra la tos ferina administrada antes de los seis meses de vida puede prevenir las enfermedades alérgicas en la infancia?

¿Qué son las enfermedades alérgicas?

Las enfermedades alérgicas se encuentran entre las enfermedades persistentes más comunes en los niños. Están causadas por la reacción anormal del sistema inmunitario a sustancias que de otro modo serían inofensivas, como los alimentos y el polen. Las alergias alimentarias son cada vez más preocupantes, ya que el número de casos registrados en varios países de ingresos altos en los últimos 30 años parece haber aumentado.

¿Por qué se hizo esta revisión Cochrane?

La única estrategia preventiva demostrada contra las alergias alimentarias es la introducción temprana del cacahuete y el huevo en la dieta del niño. Sin embargo, un estudio reciente determinó que las alergias alimentarias parecían ser menos frecuentes en los niños que habían recibido una o más dosis de la vacuna de células enteras (wP) contra la tos ferina en la primera infancia que en los que sólo habían recibido la vacuna acelular (aP) contra la tos ferina. Ese estudio no pudo determinar si el riesgo aparentemente menor de alergia se debía a la vacuna wP, o si se debía a otras posibles diferencias entre los niños vacunados con wP y con aP, ya que las vacunas no se asignaron al azar. Por lo tanto, fue necesario realizar una revisión Cochrane para identificar cualquier evidencia de la wP como estrategia de prevención de las alergias alimentarias.

¿Qué se hizo?

Se buscaron estudios que compararan la vacuna wP frente a la aP en niños menores de seis meses. Interesaba comparar los niños vacunados con vacunas wP y los vacunados con vacunas aP, con respecto a:

1. cuántos desarrollaron alergia alimentaria, asma o reacciones alérgicas graves (y potencialmente mortales);

2. cuántos presentaron eventos graves no deseados después de la vacunación; y,

3. cuántos presentaron encefalopatía, una enfermedad grave pero poco común que afecta al cerebro.

Para comparar las tasas de encefalopatía y otros episodios graves no deseados, se buscaron estudios en los que los niños recibieron las vacunas wP o aP de forma aleatorizada (ensayos controlados aleatorizados [ECA]). Para comparar las tasas de enfermedades alérgicas, también se buscaron los estudios en los que las vacunas wP o aP no se administraron de forma aleatorizada (estudios no aleatorizados de intervenciones [ENAI]). En cualquier caso, los estudios duraron al menos seis meses.

Fecha de la búsqueda

Se incluyó la evidencia publicada hasta septiembre de 2020.

Datos encontrados

Investigación 1

Se encontraron cuatro estudios (7333 niños) realizados en Suecia (uno), Australia (dos) y el Reino Unido (uno) que analizaron el efecto de las vacunas contra la tos ferina en las enfermedades alérgicas. Como se encontraron pocos datos confiables sobre el riesgo de alergia alimentaria después de la vacuna contra la tos ferina, se decidió analizar el riesgo de cualquier enfermedad alérgica. A los 2,5 años de recibir la vacuna contra la tos ferina (un ECA), a 37/137 niños vacunados con wP y 114/360 vacunados con aP se les diagnosticó al menos una enfermedad alérgica. Durante el mismo periodo, a 15/137 vacunados con wP y a 38/360 vacunados con aP se les diagnosticó específicamente asma. Ningún estudio evaluó las reacciones alérgicas graves o potencialmente mortales.

Investigaciones 2 y 3

Se informó un escaso número de efectos no deseados graves en todos los grupos (15 estudios, 38 072 niños). De cada 1000 niños vacunados con una primera dosis de wP, 11 presentaron al menos un efecto no deseado grave. El riesgo en los que recibieron las vacunas aP fue de 12 niños. No se identificaron casos de encefalopatía en ninguno de los dos grupos (siete estudios, 115 271 niños).

¿Qué fiabilidad tienen los resultados?

Un ECA que informó sobre las vacunas contra la tos ferina y las enfermedades alérgicas incluyó a pocos niños y se realizó en un país con bajos niveles de enfermedades alérgicas. Por lo tanto, todavía no está muy claro si una primera dosis de wP disminuye o no el riesgo de enfermedades alérgicas.

Muy pocos niños presentaron efectos no deseados graves. No está claro si existe una diferencia en el riesgo de efectos graves no deseados en los niños vacunados con una primera dosis de wP, en comparación con aP, pero cualquier diferencia es probablemente pequeña. No se han notificado casos de encefalopatía tras la vacunación. Debido a que se trata de un desenlace grave, la certeza de la evidencia se consideró baja.

Mensajes clave

Los estudios en curso y futuros podrían modificar las conclusiones y aportar evidencia más definitiva. Los datos revisados indican que la wP es segura y apoyan su uso continuado en los países donde todavía se recomienda para prevenir la tos ferina.

Conclusiones de los autores: 

Existe evidencia de certeza muy baja de que una primera dosis de wP administrada en la primera infancia, en comparación con una primera dosis de aP, afecta el riesgo de enfermedades atópicas en los niños. La incidencia de EAG por todas las causas con las vacunas wP y aP fue baja, y no se comunicaron casos de encefalopatía. La certeza de la evidencia se consideró moderada para los EAG por todas las causas, y baja para la encefalopatía.

Los estudios futuros deberían utilizar criterios de valoración sensibles y específicos de relevancia clínica, y se deberían realizar en contextos con una alta prevalencia de alergia alimentaria mediada por la IgE. Los criterios de valoración de la seguridad deben priorizar las reacciones habituales a la vacuna, la aceptabilidad de los padres, los EAG y su posible relación con la dosis administrada.

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Antecedentes: 

Las enfermedades atópicas son las afecciones crónicas más frecuentes en la infancia. El aparente aumento de la anafilaxia alimentaria en los niños pequeños en las últimas tres décadas es especialmente preocupante debido a la falta de estrategias de prevención demostradas, aparte de la introducción oportuna del cacahuete y el huevo. Debido a las diferencias observadas in vitro en la respuesta inmunitaria de los lactantes neonatos vacunados con la vacuna de células enteras antitosferínica (wP) versus la vacuna acelular antitosferínica (aP), se evaluó y resumió de forma sistemática la evidencia sobre la seguridad y los posibles efectos beneficiosos preventivos de la wP contra la alergia, para informar acerca de las recomendaciones para la práctica y los estudios de investigación futuros.

Objetivos: 

Evaluar la eficacia y seguridad de las vacunas wP en comparación con las vacunas aP en la primera infancia para la prevención de las enfermedades atópicas en los niños.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en el Registro Cochrane central de ensayos controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials; CENTRAL), Ovid MEDLINE, Embase y en la literatura gris. La fecha de la búsqueda fue el 7 de septiembre de 2020.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) y estudios no aleatorizados de intervenciones (ENAI) que informaron sobre la aparición de enfermedades atópicas, y sólo ECA para evaluar los desenlaces de seguridad. Para ser incluidos, los estudios debían tener un seguimiento de al menos seis meses, e incluir a niños menores de 18 años que hubieran recibido una primera dosis de wP (intervención experimental) o aP (comparador) antes de los seis meses de vida.

Obtención y análisis de los datos: 

Dos autores de la revisión realizaron de forma independiente el examen de los estudios para la elegibilidad, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo mediante los métodos estándar de Cochrane. La certeza de la evidencia se evaluó mediante el método GRADE. Los desenlaces principales de la revisión fueron el diagnóstico de alergia alimentaria mediada por la IgE y los eventos adversos graves (EAG) por todas las causas. Los desenlaces secundarios incluyeron: diagnóstico de anafilaxia o urticaria no asociada con la vacuna, diagnóstico de asma, diagnóstico de rinitis alérgica, diagnóstico de dermatitis atópica y diagnóstico de encefalopatía. Debido a la escasez de ECA que informaron sobre los desenlaces atópicos de interés, se evaluó un dominio de desenlaces más amplio (incidencia acumulada de la enfermedad atópica), como se especificó en el protocolo de esta revisión. Las estimaciones del efecto se resumieron como razones de riesgos (RR) e intervalos de confianza (IC) del 95%. Cuando fue apropiado, los datos de seguridad se agruparon en metanálisis con el uso de los métodos de Mantel-Haenszel de efectos fijos, sin correcciones de celda cero para los desenlaces dicotómicos.

Resultados principales: 

Se identificaron cuatro estudios elegibles que informaron sobre desenlaces atópicos, que representaron a 7333 niños. Según un único ensayo, no está clara la evidencia acerca de si las vacunas wP afectaron el riesgo de enfermedad atópica general (RR 0,85; IC del 95%: 0,62 a 1,17) o sólo de asma (RR 1,04; IC del 95%: 0,59 a 1,82; 497 niños) a los 2,5 años de edad. Se consideró que tres ENAI presentaron un riesgo grave o crítico de sesgo debido a factores de confusión, datos faltantes o ambos, y no fueron elegibles para su inclusión en una síntesis narrativa.

Se identificaron 21 estudios elegibles (137 281 niños) que informaron sobre los desenlaces de seguridad de interés. Se consideró que siete estudios tuvieron alto riesgo de sesgo y en los restantes el riesgo fue incierto.

La RR agrupada fue 0,94 para los EAG por todas las causas (IC del 95%: 0,78 a 1,15; I2 = 0%; 15 estudios, 38 072 niños). Por cada 1000 niños vacunados con una primera dosis de wP, 11 presentaron un EAG. El riesgo correspondiente con la aP fue de 12 niños (IC del 95%: 9 a 13). El IC del 95% en torno a la diferencia de riesgos varió entre tres eventos menos y dos eventos más por cada 1000 niños, y la certeza de la evidencia se consideró moderada (se disminuyó un nivel por imprecisión).

No hubo diagnósticos de encefalopatía tras la vacunación (IC del 95% en torno a la diferencia de riesgos: - 5 a 12 por cada 100 000 niños; siete estudios de series primarias; 115 271 niños). La certeza de la evidencia se consideró baja, ya que se trata de una enfermedad grave, y no fue posible excluir una diferencia clínicamente importante.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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