Líquidos intravenosos comparados con hidratación por sonda nasogástrica u orogástrica en niños hospitalizados con bronquiolitis

Pregunta de la revisión

¿Cuál es mejor, la sonda de alimentación o el catéter intravenoso, para hidratar a los niños hospitalizados con bronquiolitis?

Antecedentes

La bronquiolitis es una infección respiratoria frecuente en los niños pequeños que dificulta la alimentación debido al aumento del esfuerzo respiratorio y la producción de mucosidad. Cuando se considera que los lactantes no se pueden alimentar por la boca (oralmente), hay dos formas de administrarles líquidos: una sonda de alimentación o un catéter intravenoso. Una sonda de alimentación se inserta a través de la nariz o la boca en el estómago del niño y se puede utilizar para administrar leche o líquidos ligeros como solución de rehidratación. La cánula intravenosa se inserta en una vena y suministra líquidos para la hidratación en la vena. No está claro si una forma de administrar líquidos es mejor que la otra, y hay mucha variación en el método que se utiliza en los niños hospitalizados con bronquiolitis. Esta revisión utilizó los métodos Cochrane estándar para identificar los estudios que asignaron al azar a los niños a recibir líquidos mediante una sonda de alimentación o un catéter intravenoso, y luego compararon los efectos de los dos métodos de tratamiento con líquidos en los niños. El objetivo de esta revisión fue determinar si un método es mejor que el otro.

Fecha de la búsqueda

La evidencia está actualizada hasta el 8 de marzo de 2021.

Características de los estudios

Solo se encontraron dos estudios que compararon el uso de una sonda de alimentación con un catéter intravenoso en niños hospitalizados con bronquiolitis. Los estudios incluyeron a 810 niños que tenían menos de dos años de edad y que se asignaron al azar a una sonda de alimentación o a un catéter intravenoso.

Fuentes de financiación de los estudios

Los autores del ensayo Oakley indicaron que el estudio fue financiado por el Australian National Health and Medical Research Council, Samuel Nissen Charitable Foundation (Perpetual), Murdoch Children’s Research Institute, y el Victorian Government, pero que los financiadores no tuvieron papel alguno en el diseño ni la interpretación del ensayo. El ensayo de Kugelman no describió quién financió el estudio.

Resultados clave

Los dos estudios no encontraron diferencias en el número de horas que los niños permanecieron en el hospital, ni en el tiempo de recuperación para reanudar la alimentación oral completa. La diferencia principal entre los grupos fue el mayor éxito en la inserción de una sonda de alimentación en el primer intento en comparación con un catéter intravenoso, que a menudo requirió varios intentos. Además, los niños que recibieron líquidos por vía intravenosa fueron más propensos a cambiar a una alimentación por sonda enteral y presentaron más efectos secundarios. Uno de los estudios informó que los padres estaban satisfechos con ambos métodos de hidratación. Sin embargo, como solo se incluyeron dos estudios, es difícil decir si la alimentación por sonda enteral es mejor o peor que los líquidos intravenosos.

Conclusiones

Se necesitan estudios de investigación más específicos sobre este tema, que incluyan una mejor comprensión de las preferencias de los padres y cuidadores en relación con la administración no oral de líquidos y cómo incorporar la toma de decisiones compartida, en la que el paciente y el médico trabajan juntos para tomar las decisiones sobre el tratamiento.

Certeza de la evidencia

En un estudio, los métodos utilizados para asignar y distribuir al azar a los participantes en los grupos de tratamiento no estaban claros. No está claro cómo este hecho podría haber causado un sesgo en el estudio. Como un estudio tuvo un riesgo de sesgo incierto, la certeza general de la evidencia para el desenlace principal se consideró moderada. Ninguno de los autores de los estudios declaró conflicto de intereses.

Conclusiones de los autores: 

Según dos ECA, la alimentación por sonda enteral probablemente no supone una diferencia en cuanto a la duración de la estancia hospitalaria en comparación con el grupo de líquidos IV. Sin embargo, el tratamiento con líquidos por sonda enteral probablemente produce un aumento grande en el éxito de la inserción de la modalidad de líquidos en el primer intento, y una reducción grande en el cambio de la modalidad de tratamiento con líquidos. También es probable que se reduzcan las complicaciones locales en comparación con el grupo de líquidos IV. A pesar de que la bronquiolitis es una de las afecciones infantiles más prevalentes, solo se identificaron dos estudios con menos de 1000 participantes en total, lo que pone de manifiesto la necesidad de realizar ensayos multicéntricos. Los estudios futuros deberían explorar el tipo de líquido administrado, los desenlaces y las preferencias de los padres, así como la función de la toma de decisiones compartida.

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Antecedentes: 

El objetivo principal del tratamiento de los niños hospitalizados con bronquiolitis es el apoyo, e incluye la administración de oxígeno suplementario, la asistencia respiratoria y el tratamiento con líquidos. Hasta la mitad de los lactantes hospitalizados con bronquiolitis requieren tratamiento no oral con líquidos debido a la deshidratación o a la preocupación por la seguridad de la alimentación oral. Las dos principales modalidades utilizadas para el tratamiento no oral con líquidos son la parenteral (intravenosa [IV]) y la enteral (sonda nasogástrica [NG] u orogástrica [OG]). Sin embargo, no se sabe qué modalidad es la óptima en los niños pequeños.

Objetivos: 

Examinar de manera sistemática los ensayos clínicos aleatorizados (ECA) sobre la efectividad y seguridad del tratamiento con líquidos parenteral y enteral por sonda para niños menores de dos años hospitalizados con bronquiolitis.

Métodos de búsqueda: 

El 8 de marzo de 2021 se realizó una búsqueda en el Registro Cochrane central de ensayos controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials; CENTRAL), MEDLINE, Embase, CINAHL, Web of Science, ClinicalTrials.gov y en la Plataforma de registros internacionales de ensayos clínicos de la Organización Mundial de la Salud. Se realizaron búsquedas manuales en los resúmenes de congresos, se hicieron búsquedas prospectivas y retrospectivas en las listas de citas de los artículos pertinentes y se estableció contacto con expertos.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ECA y ensayos controlados cuasialeatorizados de niños de hasta dos años ingresados en el hospital con un diagnóstico clínico de bronquiolitis que requirieron tratamiento con líquidos. Los ensayos compararon el tratamiento con líquidos por sonda enteral con el tratamiento con líquidos parenteral. El desenlace principal fue la diferencia en la duración de la estancia hospitalaria en horas después de cada modalidad de tratamiento no oral con líquidos. Como el momento real del alta puede verse afectado por diversos factores, también se evaluó la duración teórica de la estancia hospitalaria (es decir, el momento en el que un paciente está seguro para el alta). Se evaluaron varios desenlaces secundarios.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane.

Resultados principales: 

Las búsquedas produjeron 615 registros únicos, de los cuales cuatro artículos se sometieron a un examen de texto completo. Se incluyeron dos ensayos (810 niños). Oakley 2013 fue un ECA abierto y no cegado de lactantes de dos a 12 meses de edad ingresados en hospitales de Australia y Nueva Zelanda con diagnóstico clínico de bronquiolitis durante tres temporadas de bronquiolitis. En el ensayo participaron 759 niños, de los cuales 381 se asignaron al azar a tratamiento con sonda nasogástrica y 378 a tratamiento IV. El riesgo de sesgo fue bajo en la mayoría de los dominios. Kugelman 2013 fue un ECA abierto y no cegado que reclutó lactantes de menos de seis meses con diagnóstico clínico de "bronquiolitis moderada" en un único hospital de Israel. En el estudio participaron 51 lactantes, de los cuales 31 se asignaron a tratamiento por sonda NG u OG y 20 a tratamiento IV. El riesgo de sesgo fue incierto en la mayoría de los dominios.

La aplicación del tratamiento con líquidos por sonda enteral comparada con el tratamiento con líquidos IV probablemente supone una diferencia escasa o nula en la duración real de la estancia hospitalaria (diferencia de medias [DM] 6,8 horas; intervalo de confianza [IC] del 95%: -4,7 a 18,4 horas; dos estudios, 810 niños, evidencia de certeza moderada). También hubo poca o ninguna diferencia en la duración teórica de la estancia hospitalaria (DM 4,4 horas; IC del 95%: -3,6 a 12,4 horas; dos estudios, 810 niños, evidencia de certeza moderada). Para los desenlaces secundarios, el tratamiento con líquidos por sonda enteral probablemente da lugar a poca o ninguna diferencia en cuanto al tiempo de reanudación de la alimentación oral completa en comparación con el tratamiento con líquidos IV (DM 2,8 horas; IC del 95%: -3,6 a 9,2 horas; dos estudios, 810 niños, evidencia de certeza moderada). El uso de la sonda enteral para el tratamiento con líquidos probablemente produce un aumento grande del éxito de la inserción de la modalidad de líquidos en el primer intento (razón de riesgos [RR] 1,52; IC del 95%: 1,36 a 1,69; un estudio, 617 niños, evidencia de certeza moderada), y probablemente reduce en gran medida las posibilidades de cambio de la modalidad de tratamiento con líquidos (RR 0,52; IC del 95%: 0,38 a 0,71; un estudio, 759 niños, evidencia de certeza moderada) en comparación con el líquido IV.

Oakley 2013 informó de 47 eventos de complicaciones locales después del alta en el grupo de líquidos IV, en comparación con 30 eventos en el grupo de sonda nasogástrica. También evaluaron la satisfacción de los padres, que fue alta con ambas modalidades. El tratamiento con líquidos por sonda enteral no supone diferencias en la duración de la administración de oxígeno suplementario (DM 2,2 horas; IC del 95%: -5,0 a 9,5 horas; dos estudios, 810 niños, evidencia de certeza moderada). En comparación con el grupo de tratamiento con líquidos IV, hubo una reducción relativa del 17% en el número de ingresos en la unidad de cuidados intensivos (RR 0,83; IC del 95%: 0,47 a 1,46; un estudio, 759 niños, evidencia de certeza moderada) y una reducción relativa del 19% en el número de reingresos en el hospital (RR 0,81; IC del 95%: 0,33 a 2,04; un estudio, 678 niños, evidencia de certeza moderada) en el grupo de tratamiento con líquidos con sonda enteral. Los eventos adversos fueron poco frecuentes en ambos ensayos, y probablemente no hubo diferencias entre los grupos.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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