Uso médico de las señales de alarma para detectar el cáncer en pacientes con un dolor lumbar reciente

Esta revisión describe el reconocimiento de una práctica habitual para comprobar si existen lesiones medulares cuando los pacientes acuden al médico de familia, a una clínica de dolor lumbar o un servicio de urgencias con un dolor lumbar reciente.  Los médicos suelen hacer algunas preguntas y examinar la espalda para comprobar la posibilidad de un tumor medular.  La razón de esta búsqueda de tumores es que el tratamiento es diferente para el dolor lumbar común y los tumores.  Los tumores se suelen diagnosticar mediante radiografía, resonancia magnética (RM) o tomografía computarizada (TC), y luego se tratan con cirugía y quimioterapia. El dolor lumbar común se trata con ejercicios, manipulación vertebral y analgésicos; las radiografías, el TC y la RM no son útiles para el diagnóstico.  Los tumores son poco frecuentes, siendo la causa del dolor lumbar en aproximadamente el 1% de las nuevas consultas por dolor lumbar al médico de familia.  Solo alrededor del 10% de estos cánceres son casos nuevos; el 90% son recidivas de cánceres de otras partes del cuerpo (metástasis).

Seis estudios de medicina familiar que incluyeron a más de 6600 pacientes con dolor lumbar encontraron 21 tumores (0,3%).  Un estudio sobre el dolor lumbar diagnosticado en un servicio de urgencias y otro sobre el dolor lumbar en una clínica de columna incluyó a 482 y 257 pacientes.  Los estudios de medicina familiar describieron 15 preguntas y pruebas de exploración física diferentes que se han utilizado para detectar tumores medulares.  La mayoría de las 15 no eran precisas.  Los antecedentes previos de cáncer son un indicador muy útil.  Otros datos que pueden indicar la presencia de cáncer son la edad superior a 50 años, la ausencia de antecedentes de dolor lumbar y la falta de mejoría al cabo de un mes.  Lo más probable es que sean útiles cuando se combinan, o con otros indicadores como los antecedentes de cáncer.  Por sí solas, estas tres preguntas darían lugar a un exceso de pruebas en los pacientes sin cáncer.

Los peores efectos de un cribado por señales de alerta de baja calidad son el sobretratamiento y el subtratamiento.  Si las pruebas no son precisas, los pacientes que no presentan tumores se pueden someter a radiografías, resonancias magnéticas, gammagrafías óseas o tomografías computarizadas que no necesitan, con una exposición innecesaria a los rayos X, una preocupación adicional para el paciente y un coste adicional.  En el otro extremo (y mucho menos frecuente), es posible que no se detecte un tumor real y que el paciente pase más tiempo sin recibir el mejor tratamiento.

La mayoría de los estudios fueron de calidad baja o moderada y no utilizaron una resonancia magnética, la prueba de imagen más precisa, para confirmar la presencia o la ausencia de un tumor, por lo que se necesitan más estudios de investigación para identificar la mejor combinación de preguntas y métodos de examen.

Conclusiones de los autores: 

Para la mayoría de las "señales de alerta", no hay evidencia suficiente para proporcionar recomendaciones con respecto a su exactitud diagnóstica ni su utilidad para detectar la neoplasia espinal. La evidencia disponible indica que en los pacientes con DL, una indicación de neoplasia espinal no se debe basar en los resultados de una única pregunta considerada una "señal de alerta". Se recomienda la realización de estudios de investigación adicionales para evaluar el rendimiento de las diferentes combinaciones de pruebas.

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Antecedentes: 

La identificación de enfermedades graves, como la neoplasia espinal, es uno de los objetivos principales de la evaluación clínica de los pacientes con dolor lumbar (DL). Las guías clínicas recomiendan el reconocimiento de "señales de alerta" características a partir de la anamnesis de los pacientes y la exploración física para lograrlo. Sin embargo, hay datos empíricos limitados sobre la exactitud diagnóstica de estas señales características y hay muy poca información sobre cómo utilizarlas mejor en la práctica clínica.

Objetivos: 

Evaluar el rendimiento diagnóstico de las características clínicas identificadas al realizar una anamnesis y llevar a cabo una exploración física ("señales de alerta") para indicar el cribado de neoplasias espinales en los pacientes que consultan por DL.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en bases de datos electrónicas de estudios primarios (MEDLINE, EMBASE, y CINAHL) y de revisiones sistemáticas (PubMed y Medion) desde la fecha más temprana hasta el 1 de abril de 2012. También se realizó una búsqueda de citas hacia delante y hacia atrás de artículos elegibles.

Criterios de selección: 

Los estudios se consideraron cuando compararon los resultados de la historia clínica y la exploración física en pacientes con DL con los del diagnóstico por imágenes (imágenes de resonancia magnética, tomografía computarizada, mielografía).

Obtención y análisis de los datos: 

Dos autores de la revisión, de forma independiente, evaluaron la calidad de cada estudio incluido con la herramienta Quality Assessment of Diagnostic Accuracy Studies (QUADAS) y extrajeron los detalles sobre las características de los pacientes, el diseño del estudio, las pruebas índices y la prueba de referencia. Los datos de la exactitud diagnóstica se presentaron como sensibilidades y especificidades con intervalos de confianza del 95% para todas las pruebas índices.

Resultados principales: 

Se incluyeron ocho estudios de cohortes, de los cuales seis se realizaron en la atención primaria (número total de pacientes; n = 6622), un estudio se realizó en un contexto de accidentes y urgencias (n = 482) y un estudio se realizó en un contexto de atención secundaria (n = 257). En los seis estudios de la atención primaria, la prevalencia de las neoplasias espinales varió del 0% al 0,66%. En general, se extrajeron y presentaron los datos de 20 pruebas índices; sin embargo, solo siete de las mismas se evaluaron en más de un estudio. Debido al número limitado de estudios y la heterogeneidad clínica, no se realizó el agrupamiento estadístico de los datos de la exactitud diagnóstica.

Hubo alguna evidencia a partir de estudios individuales de que los antecedentes previos de cáncer aumentan significativamente la probabilidad de neoplasias. La mayoría de las "señales de alerta" como comienzo insidioso, edad > 50; y el fracaso en la mejoría después de un mes tienen tasas altas de falsos positivos.

Todas las pruebas se evaluaron de forma aislada y ningún estudio presentó datos sobre una combinación de pruebas positivas para identificar la neoplasia espinal.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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