Algunas revisiones Cochrane investigan los efectos de distintas maneras de interrumpir, en lugar de comenzar, un tratamiento. Una nueva revisión de abril de 2021 lo hizo para adultos que han tomado antidepresivos durante un tiempo.
Este podcast ha sido traducido por Andrea Cervera y locutado por Montse León del Centro Cochrane Iberoamericano.
Algunas revisiones Cochrane investigan los efectos de distintas maneras de interrumpir, en lugar de comenzar, un tratamiento. Una nueva revisión de abril de 2021 lo hizo para adultos que han tomado antidepresivos durante un tiempo.
Este podcast ha sido traducido por Andrea Cervera y locutado por Montse León del Centro Cochrane Iberoamericano.
Los antidepresivos se suelen prescribir a pacientes con depresión o ansiedad y se recomienda que continúen tomándolos durante seis meses después de que mejoren los síntomas si es el primer episodio o durante dos años si tienen un riesgo alto.
Sin embargo, muchas personas continúan con el tratamiento durante varios años o incluso décadas y este uso a largo plazo es el causante de una gran parte del aumento del consumo de antidepresivos observado en todo el mundo. Las encuestas a consumidores de antidepresivos indican que no hay una indicación basada en evidencia en entre el 30% y el 50% de las prescripciones de antidepresivos a largo plazo. Esto sitúa a las personas en riesgo alto de padecer efectos adversos como alteración del sueño, aumento de peso, disfunción sexual, baja concentración de sodio en sangre y efectos digestivos (por ejemplo diarrea y estreñimiento). También puede hacerles sentirse emocionalmente insensibles e incapaces de afrontar los problemas en su vida sin medicación. Por ello, es importante considerar la interrupción de los antidepresivos si ya no hay indicación y esta revisión trata de identificar las maneras de hacerlo.
Se observó la evidencia para informar a profesionales y a pacientes adultos sobre estrategias efectivas y seguras para suspender un tratamiento de largo plazo con antidepresivos. Las búsquedas revelaron 33 ensayos aleatorizados que incluyeron a cerca de 5000 participantes; todos los estudios tuvieron un alto riesgo de sesgo.Casi todos los estudios reclutaron a pacientes de especialistas en servicios de atención a la salud mental y la mayoría de participantes habían experimentado al menos dos episodios de depresión.
En 13 estudios, los antidepresivos se interrumpieron de manera abrupta, mientras que 18 utilizaron un enfoque progresivo, reduciendo la dosis de forma gradual a lo largo de unas 4 semanas o menos. Cuatro estudios ofrecieron apoyo psicológico durante el proceso de suspensión y en un estudio la interrupción fue impulsada mediante una carta del médico general que proporcionaba una guía de reducción progresiva.
Se observaron los efectos beneficiosos (como las tasas de suspensión exitosa) y los perjudiciales (como la reaparición de episodios de depresión o ansiedad, efectos secundarios y síntomas de abstinencia). Esto proporcionó evidencia de certeza muy baja de que la interrupción abrupta o los programas cortos de reducción progresiva podrían tener un riesgo elevado de recaída. También hubo evidencia de certeza muy baja de que proporcionar apoyo psicológico podría ayudar a algunas personas a suspender el tratamiento con antidepresivos pero no hubo diferencias en las tasas de recaída.
En general, los estudios no comunicaron la presencia de síntomas de abstinencia y, puesto que pueden parecerse a los síntomas de recaída de la depresión, es posible que la recaída informada estuviera relacionada con el efecto de la abstinencia, que es un fenómeno temporal.
Existe evidencia emergente de que, al suspender los antidepresivos a largo plazo, se debería emplear un programa muy lento de reducción progresiva a lo largo de muchos meses con reducciones muy pequeñas de dosis en cada paso, en lugar de una reducción rápida en unas pocas semanas, como se hizo en los estudios incluidos en esta revisión.
En conclusión, se necesitan urgentemente ensayos que aborden de forma adecuada el sesgo de confusión de la abstinencia y distinguir los síntomas de recaída de los de abstinencia mediante pautas de reducción progresiva muy lenta y gradual. Los futuros estudios deberían incluir participantes con uno o ningún episodio de depresión anterior, ya que son los pacientes que se ven con más frecuencia en la atención primaria, que es el ámbito donde se prescriben más antidepresivos. Los nuevos estudios también deben abordar la falta de pruebas en personas mayores y en aquellas que toman antidepresivos para la ansiedad, a fin de proporcionar evidencia para apoyar la suspensión en estos grupos.
Si desea leer más sobre los ensayos que se han realizado y estar pendiente de actualizaciones de la revisión si se produce esta nueva evidencia, puede acceder a la revisión completa en la Biblioteca Cochrane punto com y buscar 'enfoques para suspender los antidepresivos'.