Podcast: Interrumpir o mantener los fármacos contra la demencia en pacientes con demencia

Además de examinar la evidencia de los pacientes que comienzan tratamientos farmacológicos, las revisiones Cochrane también observan los beneficios relativos de interrumpirlo o mantenerlo una vez se ha empezado el tratamiento. Es el caso de la revisión de febrero de 2021 sobre los efectos de retirar o mantener dos clases habituales de tratamiento farmacológico para personas con demencia.

Este podcast ha sido traducido por Andrea Cervera y locutado por Montse León del Centro Cochrane Iberoamericano.

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Además de examinar la evidencia de los pacientes que comienzan tratamientos farmacológicos, las revisiones Cochrane también observan los beneficios relativos de interrumpirlo o mantenerlo una vez se ha empezado el tratamiento. Es el caso de la revisión de febrero de 2021 sobre los efectos de retirar o mantener dos clases habituales de tratamiento farmacológico para personas con demencia.

Este podcast ha sido traducido por Andrea Cervera y locutado por Montse León del Centro Cochrane Iberoamericano.

La demencia es un síndrome progresivo caracterizado por un deterioro cognitivo, conductual y de memoria, y una merma de la capacidad para realizar las actividades cotidianas. Las dos clases de medicamentos que se quisieron evaluar en esta revisión son los inhibidores de la colinesterasa (como el donepezilo, la rivastigmina y la galantamina) y la memantina, pero no se encontró evidencia disponible actualmente para influir en la práctica clínica acerca de si se debe interrumpir o continuar el tratamiento con memantina. 
En la revisión se quiso profundizar acerca de los efectos del retiro o el mantenimiento sobre los desenlaces funcionales, neuropsiquiátricos y cognitivos, las tasas de internamiento, los eventos adversos, los abandonos de los ensayos, la mortalidad, la calidad de vida y los desenlaces relacionados con el cuidador en personas con demencia. Se dividieron los efectos en tres periodos temporales: corto plazo, que fueron los dos primeros meses; medio plazo entre los tres y los 11 meses, y largo plazo, a partir del año.
Se incluyeron seis ensayos aleatorizados que compararon la interrupción con el mantenimiento de la administración de inhibidores de la colinesterasa. Incluyeron a casi 700 pacientes con demencia por la enfermedad de Alzheimer. También se encontró un séptimo ensayo que investigó la interrupción del inhibidor de la colinesterasa donepezilo o la memantina, pero no pudo utilizarse en el metanálisis porque los datos no estaban disponibles para cada fármaco por separado.
En cuanto a los resultados, se halló que la interrupción de la administración de inhibidores de la colinesterasa podría asociarse con una peor actividad cognitiva a corto y medio plazo, en comparación con continuar el tratamiento. Los datos de un estudio a largo plazo también indican que la interrupción de la administración del fármaco probablemente se asoció con un empeoramiento de la actividad cognitiva a los 12 meses.
Se halló que la interrupción podría suponer poca o ninguna diferencia en el estado funcional a corto o medio plazo, pero tras 12 meses, es probable que resulte en un mayor deterioro funcional que continuar el tratamiento. 
La interrupción del tratamiento con inhibidores de la colinesterasa podría asociarse con un empeoramiento de los síntomas neuropsiquiátricos a corto y medio plazo, aunque datos de un estudio indican que la interrupción podría producir poco o ningún cambio del estado neuropsiquiátrico a los 12 meses. 
En conclusión, interrumpir el tratamiento con inhibidores de la colinesterasa podría empeorar el estado funcional, cognitivo y neuropsiquiátrico comparado con continuar el tratamiento, pero esto se basa en evidencia limitada, casi toda de certeza baja o muy baja. Puesto que todos los participantes tenían demencia por la enfermedad de Alzheimer, los hallazgos no son transferibles a otro tipo de demencias.
Aunque la certeza es baja, este pequeño conjunto de evidencia es coherente en la indicación de que interrumpir el tratamiento con inhibidores de la colinesterasa podría asociarse con peores desenlaces que continuar el tratamiento al menos a corto plazo, lo que indica que los médicos deberían enfocar el retiro de los inhibidores de la colinesterasa con cautela. Si se plantea retirarlos, se recomienda una reevaluación cuidadosa de los estados neuropsiquiátricos, funcionales y cognitivos del paciente. A la hora de tomar decisiones sobre la interrupción del tratamiento con estos fármacos, los médicos deben considerar la evidencia de los ensayos disponibles, o la falta de la misma, junto con otras consideraciones importantes centradas en el paciente, incluidas sus preferencias y valores y los de su cuidador, la modificación de los objetivos de la asistencia a medida que la persona se acerca al final de la vida y los posibles eventos adversos.
Finalmente, existe una necesidad apremiante de ensayos aleatorizados controlados con placebo y bien diseñados que examinen el retiro de los inhibidores de la colinesterasa y la memantina, en los que el mantenimiento de la medicación sea la intervención de control. Los criterios de elegibilidad de estos ensayos también deben ser lo suficientemente amplios para proporcionar evidencia de personas con varios grados de demencia y en ámbitos comunitarios y sociosanitarios.

Si desea saber más acerca de los ensayos que se han realizado y estar pendiente de futuras actualizaciones de la revisión si se publican nuevos estudios, diríjase a la Biblioteca Cochrane punto com y busque 'retiro de inhibidores de la colinesterasa'.

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