Intervenciones con ejercicios para adultos con cáncer que reciben radioterapia sin tratamiento oncológico adicional

¿Qué es la radioterapia?

El tratamiento con radiación (también llamado radioterapia) administra altas dosis de radiación a una parte específica del cuerpo para destruir las células cancerosas. Una de cada dos personas con cáncer se someterá a radioterapia. Algunas personas reciben solo radioterapia, mientras que otras reciben radioterapia combinada con otros tratamientos contra el cáncer que afectan a todo el organismo (quimioterapia, inmunoterapia o terapia hormonal). Los efectos no deseados de la radioterapia suelen afectar a la parte del cuerpo donde se administra la radiación, pero también puede haber síntomas que afecten a todo el cuerpo. Estos efectos no deseados pueden reducir la actividad física, el rendimiento físico y la calidad de vida. Existe evidencia de que las personas con cáncer que hacen ejercicio podrían tener menos probabilidades de morir de cáncer o por otras causas, menos probabilidades de que el cáncer reaparezca y menos efectos no deseados del tratamiento oncológico.

¿Qué se quería averiguar?

Se quiso averiguar si el ejercicio podría ayudar a mejorar los siguientes desenlaces en personas con cáncer que reciben solo radioterapia.

• Fatiga
• Calidad de vida
• Rendimiento físico
• Efectos psicosociales (como la depresión)
• Supervivencia global
• Reincorporación al trabajo
• Medidas antropométricas (como el peso)
• Efectos no deseados

¿Qué se hizo?

Se realizaron búsquedas en las bases de datos electrónicas de literatura médica para obtener ensayos controlados aleatorizados (ECA) que incluyeran personas con todos los tipos y estadios de cáncer que recibían RT sola. Los ECA elegibles asignaron aleatoriamente a algunos participantes a recibir cualquier tipo de intervención con ejercicios más la atención estándar, y a otros solo a la atención estándar. Se excluyeron las intervenciones con ejercicios que incluían fisioterapia sola, programas de relajación o programas combinados con ejercicio y, por ejemplo, restricciones dietéticas.

Se compararon los resultados de los estudios y se calificó la confianza en la evidencia, en base a factores como los métodos y tamaños de los estudios.

¿Qué se encontró?

Se incluyeron tres estudios que reclutaron a 130 personas con cáncer de mama o de próstata. Los grupos de ejercicios participaron en un programa de ejercicio supervisado de tres a cinco veces por semana durante cinco a ocho semanas. Las intervenciones con ejercicios incluyeron calentamiento, ejercicio aeróbico y enfriamiento.

Se analizaron las diferencias entre los grupos de ejercicios y los grupos de control en los valores de los desenlaces tras la radioterapia. No se pudieron comparar las diferencias entre los grupos en el cambio de los valores de los desenlaces de antes a después de la radioterapia porque los estudios no proporcionaron suficiente información para esta comparación. En algunos desenlaces (fatiga, rendimiento físico, calidad de vida), ya había diferencias entre los grupos de ejercicio y control al principio de los estudios.

El ejercicio podría mejorar la fatiga y tener poco o ningún efecto sobre la calidad de vida. El ejercicio podría mejorar el rendimiento físico, pero los resultados son muy inciertos. El ejercicio podría tener poco o ningún impacto sobre los efectos psicosociales, pero los resultados son muy inciertos. Dos estudios no informaron sobre efectos no deseados del ejercicio. Ningún estudio midió otros desenlaces de interés.

Los programas de ejercicios en personas con cáncer que reciben RT sola podrían proporcionar algunos beneficios, pero la evidencia que lo respalda es escasa. Debido a la falta de evidencia, no se detectaron ni descartaron diferencias claras en los desenlaces.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

Se tiene poca o muy poca confianza en la evidencia porque los resultados se basan en un pequeño número de estudios que reclutaron a muy pocas personas, las personas de dos estudios sabían en qué grupo estaban y la evidencia se centró en una población específica, mientras que la pregunta que se quería responder era más amplia. Es probable que los estudios de investigación futuros cambien los resultados.

¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?

La evidencia está actualizada hasta el 26 de octubre de 2022.

Conclusiones de los autores: 

Hay poca evidencia sobre los efectos de las intervenciones con ejercicios en las personas con cáncer que reciben RT sola. Aunque todos los estudios incluidos informaron efectos beneficiosos en los grupos de intervención con ejercicios en todos los desenlaces evaluados, los análisis no apoyaron de forma sistemática esta evidencia. Hubo evidencia de certeza baja de que el ejercicio mejoró la fatiga en los tres estudios. En cuanto al rendimiento físico, el análisis mostró evidencia de certeza muy baja de una diferencia a favor del ejercicio en dos estudios, y evidencia de certeza muy baja de ninguna diferencia en un estudio. Se encontró evidencia de certeza muy baja de poca o ninguna diferencia entre los efectos del ejercicio y ningún ejercicio sobre la calidad de vida o los efectos psicosociales. Se redujo la certeza de la evidencia debido al posible sesgo de notificación de los desenlaces, la imprecisión debida a los pequeños tamaños muestrales en un número reducido de estudios y por medidas indirectas de los desenlaces.

En resumen, el ejercicio podría tener algunos desenlaces beneficiosos en las personas con cáncer que reciben RT sola, pero la evidencia que apoya esta afirmación es de certeza baja. Se necesitan estudios de investigación de calidad sobre este tema.

Leer el resumen completo…
Antecedentes: 

A aproximadamente la mitad de las personas con cáncer se les administra radioterapia (RT). La RT sola se utiliza para tratar varios tipos de cáncer en diferentes estadios. Aunque se trata de un tratamiento local, pueden aparecer síntomas sistémicos. Los efectos secundarios relacionados con el cáncer o el tratamiento pueden reducir la actividad física, el rendimiento físico y la calidad de vida (CdV). La bibliografía sugiere que el ejercicio físico puede reducir el riesgo de diversos efectos secundarios del cáncer y de los tratamientos oncológicos, la mortalidad específica por cáncer, la recidiva del cáncer y la mortalidad por cualquier causa.

Objetivos: 

Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales del ejercicio más la atención estándar en comparación con la atención estándar sola en adultos con cáncer que reciben RT sola.

Métodos de búsqueda: 

Se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE (Ovid), Embase (Ovid), CINAHL, resúmenes de congresos y registros de ensayos hasta el 26 de octubre de 2022.

Criterios de selección: 

Se incluyeron los ensayos controlados aleatorizados (ECA) que reclutaron personas que recibían RT sin tratamiento sistémico adyuvante para cualquier tipo o estadio de cáncer. Se consideró cualquier tipo de intervención con ejercicios, definida como un programa de actividad física planificado, estructurado, repetitivo y orientado a objetivos, además de la atención estándar. Se excluyeron las intervenciones con ejercicios que incluían fisioterapia sola, programas de relajación y enfoques multimodales que combinaban el ejercicio con otras intervenciones no estándar, como la restricción nutricional.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizó la metodología Cochrane estándar y el método GRADE para evaluar la certeza de la evidencia. El desenlace principal de la revisión fue la fatiga y los desenlaces secundarios fueron la CdV, el rendimiento físico, los efectos psicosociales, la supervivencia global, la reincorporación al trabajo, las medidas antropométricas y los eventos adversos.

Resultados principales: 

La búsqueda en la base de datos identificó 5875 registros, de los cuales 430 eran duplicados. Se excluyeron 5324 registros y se evaluó la elegibilidad de las 121 referencias restantes. Se incluyeron tres ECA de dos grupos con 130 participantes. Los tipos de cáncer fueron el de mama y el de próstata. Ambos grupos de tratamiento recibieron la misma atención estándar, pero los grupos de ejercicios también participaron en programas de ejercicios supervisados varias veces por semana mientras se sometían a RT. Las intervenciones con ejercicios incluyeron calentamiento, caminata en cinta rodante (además de ciclismo y ejercicios de estiramiento y fortalecimiento en un estudio) y enfriamiento.

En algunos desenlaces analizados (fatiga, rendimiento físico, CdV), hubo diferencias iniciales entre los grupos de ejercicio y de control.

No fue posible agrupar los resultados de los distintos estudios debido a la considerable heterogeneidad clínica.

Los tres estudios midieron la fatiga. Los análisis, presentados a continuación, mostraron que el ejercicio podría reducir la fatiga (los valores positivos de la DME significan menos fatiga; certeza baja).

• Diferencia de medias estandarizada (DME) 0,96; intervalo de confianza (IC) del 95%: 0,27 a 1,64; 37 participantes (fatiga medida con el Brief Fatigue Inventory [BFI])
• DME 2,42; IC del 95%: 1,71 a 3,13; 54 participantes (fatiga medida con el BFI)
• DME 1,44; IC del 95%: 0,46 a 2,42; 21 participantes (fatiga medida con la Piper Fatigue Scale revisada)

Los tres estudios midieron la CdV, aunque uno no proporcionó datos suficientes para el análisis. Los análisis, presentados a continuación, mostraron que el ejercicio podría tener poco o ningún efecto sobre la CdV (los valores positivos de la DME significan una mejor CdV; certeza baja).

• DME 0,40; IC del 95%: -0,26 a 1,05; 37 participantes (calidad de vida medida con la Functional Assessment of Cancer Therapy-Prostate)
• DME 0,47; IC del 95%: -0,40 a 1,34; 21 participantes (calidad de vida medida con el cuestionario de calidad de vida de la Organización Mundial de la Salud [WHOQOL-BREF])

Los tres estudios midieron el rendimiento físico. Los análisis de dos estudios, presentados a continuación, mostraron que el ejercicio podría mejorar el rendimiento físico, pero no se tiene seguridad acerca de los resultados (los valores positivos de la DME significan un mejor rendimiento físico; certeza muy baja)

• DME 1,25; IC del 95%: 0,54 a 1,97; 37 participantes (movilidad y dolor del hombro medidos en una escala visual analógica)
• DME 3,13 (IC del 95%: 2,32 a 3,95); 54 participantes (rendimiento físico medido con la prueba de caminata de seis minutos)

Los análisis de los datos del tercer estudio mostraron que el ejercicio podría tener poco o ningún efecto sobre el rendimiento físico medido con la prueba de sentarse y levantarse (stand-and-sit test), pero no se tiene seguridad acerca de los resultados (DME 0,00; IC del 95%: -0,86 a 0,86; los valores de DME positivos significan mejor rendimiento físico; 21 participantes; certeza muy baja).

Dos estudios midieron los efectos psicosociales. Los análisis (presentados a continuación) mostraron que el ejercicio podría tener poco o ningún impacto sobre los efectos psicosociales, pero no se tiene seguridad acerca de los resultados (los valores positivos de la DME significan un mejor bienestar psicosocial; certeza muy baja).

• DME 0,48; IC del 95%: -0,18 a 1,13; 37 participantes (efectos psicosociales medidos en la subescala social del WHOQOL-BREF)
• DME 0,29; IC del 95%: -0,57 a 1,15; 21 participantes (efectos psicosociales medidos con el Inventario de Depresión de Beck)

Dos estudios registraron eventos adversos relacionados con los programas de ejercicios y no informaron ningún evento. La certeza de la evidencia se consideró muy baja. Ningún estudio informó eventos adversos no relacionados con el ejercicio.

Ningún estudio informó acerca de los demás desenlaces que se pretendían analizar (supervivencia global, medidas antropométricas, reincorporación al trabajo).

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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