Intervenciones para la prevención de las caídas en la enfermedad de Parkinson

Pregunta de la revisión

En esta revisión se evaluaron las pruebas sobre el efecto de las intervenciones diseñadas para reducir las caídas en personas con párkinson. Las intervenciones incluían ejercicio, medicación, educación para la prevención de caídas y ejercicio más educación combinados. Se excluyeron las intervenciones destinadas a reducir las caídas debidas a un síncope (p. ej., mareos y desmayos). La evidencia de esta revisión está actualizada hasta el 16 de julio de 2020.

Antecedentes

En las personas con párkinson, la aparición de caídas frecuentes es uno de los hitos más graves de la enfermedad. La información sobre las estrategias efectivas de prevención de caídas ayudará a aplicar intervenciones de prevención de caídas.

Características de los estudios

Se incluyeron 32 ensayos controlados aleatorizados con 3370 participantes. De estos estudios, 25 con 2700 participantes fueron ensayos de ejercicio. Tres estudios con 242 participantes fueron ensayos de medicación. Un estudio con 53 participantes fue un ensayo de educación. Tres estudios con 375 participantes fueron ensayos de ejercicio más educación. En general, los estudios de ejercicio y de ejercicio más educación incluyeron a personas con párkinson de leve a moderado.

Resultados clave

Doce estudios compararon el ejercicio con una intervención de control que no se considera que reduzca las caídas. El ejercicio reduce probablemente el número de caídas en un 26%. Es probable que el ejercicio reduzca ligeramente el número de personas que sufren una o más caídas en alrededor de un 10%. El ejercicio podría mejorar ligeramente la calidad de vida relacionada con la salud inmediatamente después del programa de ejercicios. Sin embargo, no se sabe si reduce el número de fracturas relacionadas con caídas, si tiene un efecto sobre el número de episodios adversos ni si es una intervención coste-efectiva para prevenir las caídas.

Tres estudios compararon un inhibidor de la colinesterasa (rivastigmina o donepezilo) con una placebo (un tratamiento inactivo) y descubrieron que esta medicación podría reducir la tasa de caídas en torno al 50%. Sin embargo, se desconoce el efecto de esta medicación sobre el número de personas que experimentan una o más caídas y sobre la calidad de vida relacionada con la salud. La medicación con inhibidores de la colinesterasa podría aumentar el número de episodios adversos no relacionados con las caídas en un 60% aproximadamente. No hubo información sobre la coste-efectividad de la medicación para la prevención de caídas.

Un estudio comparó la educación sola y tres estudios compararon ejercicio más educación con un grupo control. El ejercicio más la educación podría suponer poca o ninguna diferencia en el número de personas que experimentan una o más caídas. Sin embargo, no están claros los efectos de estas intervenciones sobre otros desenlaces relacionados o no con las caídas.

Certeza de la evidencia

Todos los estudios tuvieron riesgo alto o incierto de sesgo en al menos un área. Esto podría haber influido en la forma de realizar los estudios y de evaluar los desenlaces.

Para las intervenciones con ejercicios, la certeza de la evidencia fue moderada para la tasa de caídas y el número de personas que experimentan una o más caídas. La certeza de la evidencia fue baja o muy baja en todos los demás desenlaces.

Para las intervenciones con medicación, educación y con ejercicio más educación, la certeza de la evidencia fue de baja a muy baja para todos los desenlaces.

Conclusiones de los autores: 

Las intervenciones de ejercicios probablemente reduzcan la tasa de caídas, y es probable que reduzcan ligeramente el número de personas que se caen en el caso de las personas con EP leve a moderada.

Los inhibidores de la colinesterasa podrían reducir la tasa de caídas, pero se desconoce si tienen un efecto sobre el número de personas que se caen. La decisión de utilizar estos medicamentos debe sopesarse con el riesgo de eventos adversos no relacionados con caídas, aunque estos eventos adversos fueron predominantemente de naturaleza leve o transitoria.

Se necesitan más estudios de investigación en forma de ECA grandes y de calidad alta para determinar la repercusión relativa de distintos tipos de ejercicio y diferentes niveles de supervisión sobre las caídas, y cómo podría influir la gravedad de la enfermedad en ello. También es necesario seguir trabajando para aumentar la certeza de los efectos de la medicación y seguir explorando las intervenciones educativas para la prevención de caídas, tanto si se realizan solas como en combinación con el ejercicio.

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Antecedentes: 

La mayoría de las personas con la enfermedad de Parkinson (EP) experimentan al menos una caída durante el curso de su enfermedad. Se han estudiado varias intervenciones diseñadas para reducir las caídas. Una síntesis actualizada de la evidencia de intervenciones para reducir las caídas en personas con EP ayudará a tomar decisiones fundamentadas sobre las intervenciones de prevención de caídas para personas con EP.

Objetivos: 

Evaluar los efectos de las intervenciones diseñadas para reducir las caídas en personas con EP.

Métodos de búsqueda: 

Se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase, en otras cuatro bases de datos y en dos registros de ensayos hasta el 16 de julio de 2020, junto con la comprobación de referencias, la búsqueda de citas y el contacto con los autores de los estudios para identificar estudios adicionales. También se llevó a cabo un búsqueda adicional el 13 de octubre de 2021.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) de intervenciones que tenían como objetivo reducir las caídas en personas con EP y notificaron el efecto sobre las mismas. Se excluyeron las intervenciones destinadas a reducir las caídas debidas a un síncope.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los procedimientos estándar de las revisiones Cochrane. Los desenlaces principales fueron la tasa de caídas y el número de personas que se cayeron al menos una vez. Los desenlaces secundarios fueron el número de personas que sufrieron una o más fracturas relacionadas con una caída, la calidad de vida, los eventos adversos y los desenlaces económicos. La certeza de la evidencia se evaluó mediante el método GRADE.

Resultados principales: 

Esta revisión incluye 32 estudios con 3370 participantes aleatorizados. Se incluyeron 25 estudios de intervenciones con ejercicios (2700 participantes), tres estudios de intervenciones farmacológicas (242 participantes), un estudio de educación para la prevención de caídas (53 participantes) y tres estudios de ejercicios más educación (375 participantes). En general, los participantes de los ensayos de ejercicio y de ejercicio más educación tenían una EP de leve a moderada, mientras que los participantes de los ensayos de medicación incluían a aquellos con una enfermedad más avanzada. Todos los estudios presentaron un riesgo de sesgo alto o incierto en uno o más dominios. En las tablas de resumen de hallazgos se presentan riesgos ilustrativos que muestran el impacto absoluto de cada intervención.

Doce estudios compararon el ejercicio (todos los tipos) con una intervención de control (una intervención que no se cree que reduzca las caídas, como la atención habitual o el ejercicio simulado) en personas con EP leve a moderada. El ejercicio probablemente reduce la tasa de caídas en un 26% (cociente de tasas [CT] 0,74; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,63 a 0,87; 1456 participantes, 12 estudios; evidencia de certeza moderada). Es probable que el ejercicio reduzca ligeramente el número de personas que experimentan una o más caídas en un 10% (razón de riesgos [RR] 0,90; IC del 95%: 0,80 a 1,00; 932 participantes, nueve estudios; evidencia de certeza moderada).

No se sabe si el ejercicio supone poca o ninguna diferencia en el número de personas que experimentan una o más fracturas relacionadas con caídas (RR 0,57; IC del 95%: 0,28 a 1,17; 989 participantes, cinco estudios; evidencia de certeza muy baja). El ejercicio podría mejorar ligeramente la calidad de vida relacionada con la salud inmediatamente después de la intervención (diferencia de medias estandarizada [DME] -0,17; IC del 95%: -0,36 a 0,01; 951 participantes, cinco estudios; evidencia de certeza baja). Se desconoce si el ejercicio tiene un efecto sobre los eventos adversos o si el ejercicio es una intervención coste-efectiva para la prevención de caídas.

Tres estudios evaluaron un inhibidor de la colinesterasa (rivastigmina o donepezilo). Los inhibidores de la colinesterasa podrían reducir la tasa de caídas en un 50% (CT 0,50; IC del 95%: 0,44 a 0,58; 229 participantes, tres estudios; evidencia de certeza baja). Sin embargo, se desconoce si esta medicación supone una diferencia escasa o nula en el número de personas que experimentan una o más caídas (RR 1,01; IC del 95%: 0,90 a 1,14; 230 participantes, tres estudios) y en la calidad de vida relacionada con la salud (diferencia de medias [DM] del Termómetro EQ5D 230,9; IC del 06%: -3,00, 95 a 3,06; evidencia de certeza muy baja). Los inhibidores de la colinesterasa podrían aumentar la tasa de eventos adversos no relacionados con caídas en un 60% (CT 1,60; IC del 95%: 1,28 a 2,01; 175 participantes, dos estudios; evidencia de certeza baja). La mayoría de los eventos adversos fueron leves y de naturaleza transitoria. No se dispone de datos sobre la relación coste-efectividad de la medicación para la prevención de caídas.

No se sabe el efecto de la educación en comparación con una intervención de control sobre el número de personas que se cayeron al menos una vez (RR 10,89; IC del 95%: 1,26 a 94,03; 53 participantes, un estudio; evidencia de certeza muy baja), y no se dispuso de datos para los otros desenlaces de interés en esta comparación. Tampoco se sabe (evidencia de certeza muy baja) si el ejercicio combinado con la educación supone una diferencia escasa o nula en el número de caídas (CT 0,46; IC del 95%: 0,12 a 1,85; 320 participantes, dos estudios), el número de personas que sufren fracturas relacionadas con caídas (RR 1,45; IC del 95%: 0,40 a 5,32; 320 participantes, dos estudios) o la calidad de vida relacionada con la salud (PDQ39 DM 0,05; IC del 95%: -3,12 a 3,23; 305 participantes, dos estudios). El ejercicio más la educación podría suponer poca o ninguna diferencia en el número de personas que experimentan una o más caídas (RR 0,89; IC del 95%: 0,75 a 1,07; 352 participantes, tres estudios; evidencia de certeza baja). No está claro si el ejercicio combinado con la educación tiene un efecto sobre los eventos adversos o si es una intervención coste-efectiva para prevenir las caídas.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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