Entrenamiento físico para las enfermedades respiratorias asociadas al polvo

Pregunta de la investigación
La exposición a polvos o partículas nocivas (como el asbesto), que puede ocurrir en el trabajo o fuera del contexto laboral, puede dar lugar a enfermedades respiratorias. Se les llama enfermedades respiratorias asociadas al polvo e incluyen enfermedades como la asbestosis. Los pacientes con enfermedades respiratorias asociadas al polvo pueden presentar disminución de la capacidad de ejercicio y la calidad de vida. Por ello, la pregunta la investigación para esta revisión fue: ¿el entrenamiento físico mejora la capacidad de ejercicio y la calidad de vida en los pacientes con enfermedades respiratorias asociadas al polvo?

Por qué es importante la revisión
Hay muy pocos tratamientos disponibles para los pacientes con enfermedades respiratorias asociadas al polvo. El entrenamiento físico en otras enfermedades respiratorias crónicas ayuda a mejorar la capacidad de ejercicio y la calidad de vida. Sin embargo, el entrenamiento físico en los pacientes con enfermedades respiratorias asociadas al polvo no se ha examinado bien.

Estudios encontrados
Se incluyeron dos estudios con 40 pacientes (35 de un estudio y cinco de un segundo estudio). De estos pacientes, 21 participaron en el entrenamiento físico y 19 no participaron en el entrenamiento físico. Todos los pacientes fueron hombres y tenían entre 55 y 86 años de edad. Ambos programas de entrenamiento físico incluyeron ciclismo y caminata y un programa también incluyó ejercicios de entrenamiento de fuerza. En ambos estudios el entrenamiento duró ocho semanas y los pacientes asistieron a dos a tres sesiones por semana.

Resultados clave
Inmediatamente después del entrenamiento físico, los pacientes caminaron un promedio de 53,81 metros más en una prueba de caminata de seis minutos, en comparación con los que no completaron el entrenamiento físico. Seis meses después del entrenamiento físico, los pacientes caminaron 52,68 metros más en una prueba de caminata de seis minutos en comparación con los que no completaron el entrenamiento físico. Estas mejorías en la capacidad de ejercicio fueron similares en los pacientes con enfermedad pulmonar intersticial asociada al polvo y en los pacientes con enfermedad pleural asociada al asbesto. La calidad de vida también mejoró más en los pacientes que hicieron ejercicios en comparación con los que no lo hicieron. Ningún participante informó haber presentado ningún efecto no deseado debido al entrenamiento físico.

Calidad de la evidencia
La calidad de las pruebas fue muy baja porque solamente hubo dos estudios y 40 pacientes. Por lo tanto, es probable que estos resultados cambien cuando se realicen más estudios en el futuro. Se necesitan estudios más grandes que pueden confirmar los hallazgos de esta revisión Cochrane.

Conclusiones de los autores: 

Las pruebas que examinaron el entrenamiento físico en los pacientes con enfermedades respiratorias no malignas asociadas al polvo son de muy baja calidad. Lo anterior se debe a la imprecisión en los resultados debido al escaso número de ensayos y el número pequeño de participantes, la falta de direccionalidad de las pruebas debido a la escasez de información sobre la gravedad de la enfermedad y los datos de un estudio que provienen de un subgrupo de participantes, y la inconsistencia debido a la heterogeneidad alta en algunos resultados. Por lo tanto, aunque los resultados de la revisión indican que un programa de entrenamiento físico es eficaz para mejorar la capacidad de ejercicio y la calidad de vida relacionada con la salud a corto plazo y a los seis meses de seguimiento, aún no existe seguridad sobre estos resultados debido a las pruebas de muy baja calidad. Se necesitan ensayos más grandes de alta calidad para determinar la solidez de estos hallazgos.

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Antecedentes: 

Las enfermedades respiratorias no malignas asociadas al polvo, como la asbestosis y la silicosis, son similares a otras enfermedades respiratorias crónicas y pueden caracterizarse por disnea, reducción de la capacidad de ejercicio y reducción de la calidad vida relacionada con la salud. Algunas enfermedades respiratorias no malignas asociadas al polvo son un problema de salud global y hay muy pocas opciones de tratamiento disponibles, incluidas las farmacológicas. Por lo tanto, es particularmente importante examinar la función del entrenamiento físico para determinar si es una opción eficaz de tratamiento en las enfermedades respiratorias no malignas asociadas al polvo.

Objetivos: 

Evaluar los efectos del entrenamiento físico en los pacientes con enfermedades respiratorias no malignas asociadas al polvo en comparación con control, placebo u otra intervención sin ejercicio sobre la capacidad de ejercicio, la calidad de vida relacionada con la salud y los niveles de actividad física.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en el Registro Central Cochrane de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials, CENTRAL), MEDLINE/PubMed, EMBASE, CINAHL, PEDro y AMED (en todas desde su creación hasta febrero de 2015), registros nacionales e internacionales de ensayos clínicos, bibliografías de artículos importantes y se contactó con expertos en el área para identificar estudios aptos.

Criterios de selección: 

Solamente se incluyeron los ensayos controlados aleatorios (ECA) que compararon el entrenamiento físico de al menos cuatro semanas de duración con ningún entrenamiento físico, placebo u otra intervención sin ejercicio.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por la Colaboración Cochrane. Dos autores de la revisión, de forma independiente, evaluaron la elegibilidad y el riesgo de sesgo de los estudios y extrajeron los datos. Se utilizó el enfoque GRADE para evaluar la calidad general de las pruebas para cada resultado y para interpretar los resultados. Los resultados del estudio se sintetizaron mediante un modelo de efectos aleatorios según la evaluación de la heterogeneidad. Se realizaron análisis de subgrupos con los participantes con enfermedad pulmonar intersticial (EPI) asociada al polvo y los participantes con enfermedad pleural asociada al asbesto (EPAA).

Resultados principales: 

Dos ECA que incluyeron un total combinado de 40 participantes (35 de un estudio y cinco de un segundo estudio) cumplieron los criterios de inclusión. Veintiún participantes se asignaron al azar al grupo de entrenamiento físico y 19 participantes se asignaron al azar al grupo control. Los estudios incluidos evaluaron los efectos del entrenamiento físico en comparación con un grupo control ningún entrenamiento físico en los pacientes con EPI asociada al polvo y EPAA. El programa de entrenamiento físico en ambos estudios se realizó en un contexto de pacientes ambulatorios durante un período de ocho semanas. El riesgo de sesgo fue bajo en ambos estudios. No se informaron eventos adversos con el entrenamiento físico. Después del entrenamiento físico, la distancia de caminata a los seis minutos (DC6M) aumentó, con una diferencia de medias (DM) de 53,81 metros (m) (IC del 95%: 34,36 a 73,26 m). También se observaron mejorías en los dominios de calidad de vida relacionada con la salud: el dominio disnea del Chronic Respiratory Disease Questionnaire (CRQ) (DM 2,58; IC del 95%: 0,72 a 4,44); el dominio fatiga del CRQ (DM 1,00; IC del 95%: 0,11 a 1,89); el dominio función emocional del CRQ (DM 2,61; IC del 95%: 0,74 a 4,49); y el dominio pericia del CRQ (DM 1,51; IC del 95%: 0,29 a 2,72). Las mejorías en la capacidad de ejercicio y la calidad de vida relacionada con la salud también fueron evidentes seis meses después del período de intervención: la DC6M (DM 52,68 m; IC del 95%: 27,43 a 77,93 m); el dominio disnea del CRQ (DM 3,03; IC del 95%: 1,41 a 4,66); el dominio función emocional del CRQ (DM 5,57; IC del 95%: 2,34 a 8,81); y el dominio pericia del CRQ (DM 2,66; IC del 95%: 1,08 a 4,23). El entrenamiento físico no dio lugar a mejorías en la escala de disnea del Modified Medical Research Council (MMRC) inmediatamente después del entrenamiento físico o seis meses después del entrenamiento físico. Las mejorías después del entrenamiento físico fueron similares en un subgrupo de participantes con EPI asociada al polvo y en un subgrupo de participantes con EPAA en comparación con el grupo control, sin diferencias estadísticamente significativas en los efectos del tratamiento entre los subgrupos.

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