Intervenciones para el tratamiento de la ansiedad posterior al accidente cerebrovascular

Pregunta de la revisión

Determinar si algún tratamiento podría reducir los síntomas de ansiedad y, posteriormente, mejorar la calidad de vida de los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular.

Antecedentes

La ansiedad después del accidente cerebrovascular ocurre con frecuencia y se puede tratar con antidepresivos, otros fármacos para reducir la ansiedad o con terapia psicológica.

Características de los estudios

La evidencia está actualizada hasta enero 2017. Se encontraron tres estudios con 196 supervivientes de accidente cerebrovascular que habían recibido un diagnóstico de ansiedad. Un estudio evaluó el efecto de un CD de relajación utilizado cinco veces a la semana durante un mes para los participantes con un diagnóstico de ansiedad. Dos estudios evaluaron la administración de antidepresivos en participantes que tenían ansiedad y depresión.

Resultados clave

Un estudio encontró que los participantes presentaban menos ansiedad tres meses después de usar un CD de relajación en comparación con los que no recibieron ningún tratamiento. Un estudio informó que los participantes presentaron menos ansiedad cuando fueron tratados con un medicamento antidepresivo (paroxetina), o con paroxetina y psicoterapia, en comparación con la atención estándar. Este estudio informó que la mitad de los participantes que recibieron paroxetina presentaron eventos adversos que incluyeron náuseas, vómitos o mareos. El tercer estudio también informó que los participantes presentaron menos ansiedad cuando fueron tratados con un antidepresivo (clorhidrato de buspirona) que con atención estándar, y solo el 14% de los que recibieron clorhidrato de buspirona informaron de náuseas o palpitaciones.

Calidad de la evidencia

Se consideró que la calidad de esta evidencia fue muy baja. Los estudios fueron escasos y cada uno incluyó un número pequeño de participantes. Los estudios que evaluaron los antidepresivos no incluyeron la comparación con un fármaco de placebo, y los datos en ambos informes del estudio fueron insuficientes para permitir la evaluación de si se habían introducido otros sesgos. El estudio de la terapia de relajación fue muy pequeño, se observó la pérdida de dos participantes que usaron el CD, y el proceso de reclutamiento del estudio puede haber atraído a participantes que tenían un sesgo positivo hacia las terapias psicológicas.

Conclusión

La evidencia actual es insuficiente para guiar el tratamiento de la ansiedad posterior al accidente cerebrovascular. Se necesitan ensayos aleatorios bien realizados adicionales.

Conclusiones de los autores: 

No hay evidencia suficiente para guiar el tratamiento de la ansiedad posterior al accidente cerebrovascular. Se necesitan ensayos controlados aleatorios adicionales bien realizados (que utilicen el control con placebo o atención) para evaluar los agentes farmacológicos y las terapias psicológicas.

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Antecedentes: 

Aproximadamente el 20% de los pacientes con accidente cerebrovascular experimentan niveles clínicamente significativos de ansiedad en algún momento después del accidente cerebrovascular. Los médicos pueden tratar a estos pacientes con antidepresivos u otros medicamentos para reducir la ansiedad, o ambos, o pueden proporcionar terapia psicológica. Esta revisión considera la evidencia disponible sobre estas intervenciones. Esta es una actualización de la revisión publicada por primera vez en octubre 2011.

Objetivos: 

El objetivo primario fue evaluar la efectividad de las intervenciones terapéuticas farmacológicas, psicológicas, complementarias o alternativas para tratar a pacientes con accidente cerebrovascular que presentan trastornos o síntomas de ansiedad. El objetivo secundario fue identificar si alguna de estas intervenciones para la ansiedad tuvo un efecto sobre la calidad de vida, la discapacidad, la depresión, la participación social, la carga para el cuidador o el riesgo de muerte.

Métodos de búsqueda: 

Se hicieron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Accidentes Cerebrales Vasculares (enero 2017). También se hicieron búsquedas en el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (CENTRAL); la Cochrane Library 2017, Número 1 (búsqueda en enero de 2017); MEDLINE (1966 hasta enero 2017) en Ovid; Embase (1980 hasta enero 2017) en Ovid; the Cumulative Index to Nursing and Allied Health Literature (CINAHL; 1937 hasta enero 2017) en EBSCO; y PsycINFO (1800 hasta enero 2017) en Ovid. Se realizaron búsquedas de citas hacia atrás de las revisiones identificadas mediante búsquedas en bases de datos y búsquedas de citas hacia adelante de los estudios incluidos. Se estableció contacto con investigadores que se sabe que participan en ensayos relacionados y se realizaron búsquedas en los registros de ensayos clínicos para obtener estudios en curso.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos aleatorios con participantes que presentaban un diagnóstico de accidente cerebrovascular y de ansiedad, para los cuales el tratamiento estaba destinado a reducir la ansiedad. Dos autores de la revisión, de forma independiente, examinaron y seleccionaron los títulos y los resúmenes para la inclusión.

Obtención y análisis de los datos: 

Dos autores de la revisión, de forma independiente, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo. Se realizó una revisión narrativa. Se planificó realizar un metanálisis aunque no fue posible hacerlo debido a que los estudios incluidos no eran suficientemente comparables.

Resultados principales: 

Se incluyeron tres ensayos (cuatro intervenciones) con 196 participantes que presentaban accidente cerebrovascular y ansiedad comórbida. Un ensayo (descrito como un "estudio piloto") asignó al azar a 21 supervivientes de accidente cerebrovascular residentes en la comunidad al uso de un CD de relajación durante cuatro semanas o al control en lista de espera. Este ensayo evaluó la ansiedad mediante la Hospital Anxiety and Depression Scale e informó de una reducción de la ansiedad a los tres meses en los participantes que habían usado el CD de relajación (media [desviación estándar (DE) 6,9 (± 4,9) y 11,0 (± 3,9)], D de Cohen = 0,926; valor de P = 0,001; 19 participantes analizados).

El segundo ensayo asignó al azar a 81 participantes con ansiedad y depresión comórbida a la paroxetina, paroxetina más psicoterapia o atención estándar. Los niveles medios de la puntuación de la gravedad de la ansiedad basado en la Hamilton Anxiety Scale (HAM-A) al momento del seguimiento fueron de 5,4 (DE ± 1,7), 3,8 (DE ± 1,8) y 12,8 (DE ± 1,9), respectivamente (valor de P < 0,01).

El tercer ensayo asignó al azar a 94 pacientes con accidente cerebrovascular que también presentaban ansiedad y depresión comórbidas para recibir clorhidrato de buspirona o atención estándar. Al momento del seguimiento, los niveles medios de ansiedad basado en la HAM-A fueron de 6,5 (DE ± 3,1) y 12,6 (DE ± 3,4) en los dos grupos, respectivamente, lo que representa una diferencia significativa (valor de P < 0,01). La mitad de los participantes que recibieron paroxetina experimentaron eventos adversos que incluyeron náuseas, vómitos o mareos; sin embargo, solo el 14% de los que recibieron buspirona presentaron náuseas o palpitaciones. Los autores de los ensayos no brindaron información acerca de la duración de los síntomas asociados con los eventos adversos. El ensayo de la terapia de relajación no informó de eventos adversos.

La calidad de la evidencia fue muy baja. Cada estudio incluyó un pequeño número de participantes, en particular el estudio de la terapia de relajación. Los estudios de los agentes farmacológicos presentaron detalles demasiado limitados para permitir juzgar el sesgo de selección, rendimiento y detección y la falta de tratamiento con placebo en los grupos de control. Aunque el estudio de la terapia de relajación había asignado a los participantes al tratamiento mediante un método adecuado de asignación al azar, los métodos de reclutamiento del estudio podrían haber introducido sesgo, y los abandonos en el grupo de intervención pueden haber influido en los resultados.

Notas de traducción: 

La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno español. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con Infoglobal Suport, cochrane@infoglobal-suport.com.

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