Aproximadamente la mitad de los familiares y amigos que lo presencian, así como el personal del hospital, consideran angustiante el ruido del “estertor de muerte”. Por este motivo, los médicos y profesionales de enfermería tratan de eliminar el sonido mediante una variedad de métodos, desde cambiar la posición del paciente hasta la administración de fármacos para detener el ruido. El objetivo de esta revisión es determinar qué tratamiento, si hubiera, es el mejor. Sólo cuatro de los 32 informes identificados cumplió los criterios de inclusión para esta revisión; ninguno mostró un beneficio convincente de ningún fármaco concreto sobre otros. Ciertos tratamientos pueden ser beneficiosos, pero el personal debe observar al paciente cuidadosamente por cualquier efecto secundario del tratamiento (p.ej., agitación o sensación de sequedad excesiva en la boca). Los familiares ansiosos necesitan explicación, apoyo y discusión acerca de sus temores e inquietudes asociadas con la fase terminal y el “estertor de muerte”. Se necesita investigación en esta difícil área para comprender la causa del ruido, su efecto sobre el paciente y las personas a su alrededor y la mejor manera de tratar esta afección.
En la revisión Cochrane original, se concluyó que no había evidencia para mostrar que cualquier intervención, sea farmacológica o no farmacológica, fuera superior al placebo para el tratamiento de la respiración ruidosa. Esta conclusión no ha cambiado. Se reconoce que ante el aumento de las emociones cuando la muerte es inminente, es difícil para el personal no intervenir. Por lo tanto, es probable que se sigan implementando las opciones terapéuticas actuales. Sin embargo, se necesita vigilar de cerca en los pacientes la falta de beneficio terapéutico y los efectos adversos, mientras que los familiares necesitan tiempo, explicaciones y apoyo para aliviar sus temores e inquietudes. Continúan necesitándose más estudios multicéntricos bien diseñados con medidas de resultado objetivas que muestre la eficacia de la intervención frente al placebo para esta afección.
Ésta es una versión actualizada de la revisión Cochrane original publicada en el número 1, 2008. Del 23% al 92% de las personas que están agonizando, presentan respiración ruidosa (estertor de muerte). Todavía se desconoce la causa de la respiración ruidosa, pero se presume que se debe a una acumulación de secreciones en las vías respiratorias. Por lo tanto, se trata física (cambios de posición y retiro del líquido de las vías respiratorias superiores con un succionador mecánico) o farmacológicamente (con fármacos anticolinérgicos).
Describir y evaluar las pruebas de la efectividad de las intervenciones usadas para tratar la respiración ruidosa en los pacientes que están cerca de la muerte.
Se realizaron búsquedas de ensayos controlados aleatorizados (ECA), ensayos del tipo antes y después y series de tiempo interrumpido (STI) en adultos y niños con respiración ruidosa en MEDLINE, EMBASE, CINAHL, el Registro de ensayos del Grupo Cochrane de Dolor, Apoyo y Curas Paliativas (Cochrane Pain, Palliative and Supportive Care Trials Register) y el Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) en diciembre de 2009. Además, se verificaron las listas de referencias de todos los ensayos e informes relevantes y se estableció contacto con los investigadores conocidos por estar investigando esta área, para obtener datos no publicados o conocimiento de la literatura gris.
ECA, estudios controlados del tipo antes y después y STI que informen el resultado de las intervenciones farmacológicas y no farmacológicas para tratar la respiración ruidosa.
Dos autores de la revisión (BW y RH) extrajeron los datos de manera independiente y calificaron la calidad de los estudios. No había datos suficientes como para realizar un análisis.
Se identificaron 32 estudios, de los que sólo cuatro cumplieron los criterios de inclusión. Uno de ellos se informó en la revisión Cochrane original. Desde entonces, se han informado otros tres estudios. Un estudio de gran tamaño, en el que se comparó la atropina, la la escopolamina bromhidrato y el butilbromuro de hioscina, no mostró diferencias entre los grupos de tratamiento. Un estudio cruzado más pequeño, en el que se comparó la octreotida y la escopolamina bromhidrato tampoco mostró diferencias indistintamente del tratamiento que se usara primero. Un tercer estudio, en el que participaron 13 personas, mostró una reducción significativa del sonido de la respiración ruidosa cuando se administró glicopirronio, en comparación con escopolamina bromhidrato, pero no hubo un control con placebo.
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