Efectos beneficiosos y perjudiciales de la actividad física para las personas con síndrome de colon irritable

Mensajes clave

- Las intervenciones de actividad física de entre seis y 24 semanas podrían mejorar los síntomas en personas con síndrome de colon irritable, pero la evidencia es muy incierta.

- Probablemente haya poca o ninguna diferencia entre las intervenciones de actividad física y la atención habitual en la calidad de vida y el dolor abdominal.

- No había evidencia suficiente para evaluar los efectos adversos asociados a las intervenciones de actividad física debido a la falta de informes en los ensayos.

¿Qué son las intervenciones de actividad física?

La actividad física se define como cualquier movimiento corporal producido por los músculos que conlleva un gasto de energía. Ejemplos de actividad física incluyen la actividad realizada como parte de la vida diaria (tareas domésticas, compras), el deporte y la actividad recreativa, y la actividad realizada como parte del trabajo (p. ej., trasladarse al trabajo, el trabajo manual).

El ejercicio es un subconjunto de la actividad física planeada, estructurada y repetitiva, cuyo objetivo es mejorar o mantener la forma física general. Los estiramientos y las actividades para mejorar el equilibrio también se consideran formas de actividad física y ejercicio.

El departamento de salud y asistencia social (Department of Health and Social Care) del Reino Unido recomienda actualmente que los adultos realicen un mínimo de 30 minutos de actividad física diaria al menos cinco días a la semana.

Hay evidencia sólida de que la actividad física y las intervenciones de ejercicio son eficaces para ayudar a las personas a prevenir y controlar afecciones a largo plazo, como las enfermedades coronarias (estrechamiento de los vasos sanguíneos que irrigan el corazón), la diabetes y la depresión. No está claro si la actividad física ayuda a las personas diagnosticadas con síndrome de colon irritable a controlar sus síntomas.

Qué es el síndrome de colon irritable

El síndrome de colon irritable es un trastorno intestinal común caracterizado por síntomas que incluyen episodios de dolor abdominal, inflamación y cambios en el hábito intestinal. Entre el 10% y el 20% de los adultos de los países occidentales son diagnosticados con el síndrome de colon irritable. El tratamiento del síndrome de colon irritable no sigue una vía clara e implica el control de los síntomas individuales, que incluye el uso de laxantes para el estreñimiento, medicamentos que previenen los espasmos intestinales para el dolor, medicamentos que disminuyen la actividad intestinal para la diarrea, cambios en la dieta, ingesta de líquidos, tratamiento psicológico, antidepresivos para el bajo estado de ánimo y actividad física.

¿Qué se quería averiguar?

Se quería averiguar si la intervención de actividad física mejora los síntomas, la calidad de vida y el dolor abdominal en adultos diagnosticados con síndrome de colon irritable. Se buscaron todos los ensayos controlados aleatorizados disponibles para ayudar a responder esta pregunta. Un ensayo controlado aleatorizado es un tipo de estudio en el que los participantes son asignados al azar a uno de dos o más grupos de tratamiento. Esta es la mejor manera de garantizar una comparación justa entre los tratamientos nuevos y los existentes.

¿Qué se hizo?

Se realizaron búsquedas en nueve bases de datos electrónicas y registros de ensayos de todos los ensayos controlados aleatorizados que incluyeran adultos (de 18 años o más) diagnosticados con síndrome de colon irritable y que compararan una intervención de actividad física con ninguna intervención de actividad física en adultos diagnosticados con síndrome de colon irritable. Se compararon y resumieron los resultados de estos ensayos y la confianza en la evidencia general se evaluó sobre la base de factores como los métodos de estudio y la cantidad de información que proporcionaron.

¿Qué se encontró?

Se encontraron 11 ensayos controlados aleatorizados con 622 personas con síndrome de colon irritable. El mayor ensayo se realizó en 102 personas y el menor en 20. Seis ensayos se llevaron a cabo en países de ingresos altos de todo el mundo y dos se realizaron en un país de ingresos bajos a medios. Un estudio incluyó a personas con síndrome de colon irritable en las que el estreñimiento era el patrón de deposición principal, dos incluyeron a personas en las que la diarrea era el patrón de deposición principal y cinco incluyeron a personas con un patrón de deposición mixto.

Cinco ensayos evaluaron una intervención de actividad física con yoga, tres evaluaron el asesoramiento para aumentar los niveles de actividad física, dos evaluaron el ejercicio en cinta de correr y uno evaluó una intervención de Qigong (respiración y movimientos lentos). Siete ensayos incluyeron un período de intervención de 12 semanas, dos tuvieron un período de ocho semanas y uno de seis semanas. El ensayo más prolongado duró seis meses.

Resultados principales

Las intervenciones de actividad física podrían mejorar los síntomas del SCI en comparación con la atención habitual, pero la evidencia es muy incierta. La mejoría media en la puntuación de los síntomas fue de aproximadamente 69 puntos, pero podía ser tan alta como 106 y tan baja como 31 puntos. Un cambio en la puntuación de los síntomas de 50 puntos se consideraría significativo en la mayoría de las personas. Los resultados indican que las intervenciones de actividad física podrían proporcionar mejorías importantes y no importantes en los síntomas del SCI.

Las intervenciones de actividad física dan lugar a poca o ninguna diferencia en la calidad de vida y el dolor abdominal.

No fue posible sacar conclusiones sobre los efectos no deseados comunicados por los participantes porque muy pocos ensayos los incluyeron.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

Se tiene muy poca confianza en la evidencia. La confianza se redujo principalmente debido a las dudas sobre la forma en que se llevaron a cabo los ensayos, que incluyeron que muchos ensayos no comunicaron todos sus resultados o comunicaron otros nuevos.

¿Qué grado de actualización tiene esta revisión?

La evidencia está actualizada hasta el 5 de noviembre de 2021.

Conclusiones de los autores: 

Los resultados de un pequeño conjunto de evidencia indican que la actividad física que comprende el yoga, el ejercicio en cinta de correr o el apoyo para aumentar la actividad física podría mejorar los síntomas, pero no la calidad de vida ni el dolor abdominal en las personas diagnosticadas con SII. Pero se tiene poca confianza en estas conclusiones debido a la certeza de la evidencia muy baja.

El número de eventos adversos notificados fue escaso y la certeza de estos hallazgos fue muy baja para todas las comparaciones, por lo que no es posible sacar conclusiones.

Las conversaciones con los pacientes que consideran la actividad física como parte del tratamiento de los síntomas deben abordar la incertidumbre de la evidencia para garantizar decisiones plenamente informadas. Si se considera lo suficientemente importante para los pacientes y los profesionales sanitarios, se necesitan estudios de investigación de mayor calidad para poder establecer conclusiones más seguras.

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Antecedentes: 

Las recomendaciones actuales para que las personas con síndrome de intestino irritable (SII) participen de la actividad física se basan en evidencia de nivel bajo, no incorporan evidencia de todos los ensayos controlados aleatorizados (ECA) disponibles y proporcionan poca información sobre los posibles efectos adversos.

Objetivos: 

Evaluar los efectos beneficiosos y perjudiciales de las intervenciones de actividad física en adultos diagnosticados con síndrome de intestino irritable y explorar los posibles moderadores del efecto, incluyendo el tipo, el contexto y la naturaleza de las intervenciones de actividad física.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en nueve bases de datos electrónicas, incluyendo CENTRAL, MEDLINE y Embase, hasta el 5 de noviembre de 2021. Se realizaron búsquedas manuales en las listas de referencias y se buscaron estudios no publicados a través de los registros de ensayos.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ECA que involucraran adultos (de 18 años o más) diagnosticados con SII y realizados en cualquier contexto que compararan una intervención de actividad física con ninguna intervención, atención habitual o un grupo control en lista de espera u otro grupo de intervención de actividad física y que evaluaran una medida validada de síntomas, calidad de vida o movimiento intestinal.

Obtención y análisis de los datos: 

Al menos dos autores de la revisión seleccionaron de forma independiente los estudios para inclusión, extrajeron los datos de los estudios y realizaron las evaluaciones del riesgo de sesgo y de la certeza de la evidencia según el método GRADE. Los estudios que evaluaron desenlaces similares se agruparon mediante un metanálisis de efectos aleatorios y los datos de otros estudios se resumieron de forma narrativa.

Resultados principales: 

Se incluyeron 11 ECA con datos de 622 participantes. La mayoría (10/11) se desarrollaron en países de ingresos altos o medios a altos, y cinco de ellos incluyeron la actividad física supervisada, tres la actividad no supervisada y tres una mezcla de actividad supervisada y no supervisada. Ningún ensayo presentó riesgo de sesgo bajo. Cuatro ensayos indicaron una diferencia mínimamente importante en al menos una medida de desenlace evaluada. Los datos de diez ensayos se obtuvieron de artículos publicados en revistas y los datos de uno se obtuvieron de una tesis de máster no publicada.

Síntomas del síndrome de intestino irritable

Seis ECA evaluaron la efectividad de una intervención de actividad física comparada con la atención habitual sobre los síntomas generales del SII. El metanálisis de cinco estudios mostró que se observó una mejoría en los síntomas notificados después de la actividad física (diferencia de medias estandarizada [DME] -0,93; intervalo de confianza [IC] del 95%: -1,44 a -0,42; 185 participantes). La certeza de la evidencia para este desenlace se consideró muy baja debido a la falta de claridad y al alto riesgo de sesgo, la inconsistencia y la imprecisión de los pocos datos. Esto significa que la actividad física podría mejorar los síntomas del SII, pero la evidencia es muy incierta. Los resultados del estudio restante respaldaron el metanálisis, pero presentaban un riesgo de sesgo incierto y el tamaño muestral fue pequeño.

Dos estudios evaluaron la efectividad de una intervención de yoga comparada con una intervención de caminata sobre los síntomas generales del SII. El metanálisis de estos dos estudios no encontró evidencia concluyente de un efecto del yoga en comparación con la caminata sobre los síntomas del SII (DME -1,16; IC del 95%: -3,93 a 1,62; 124 participantes). La certeza de la evidencia se consideró muy baja, lo que significa que la evidencia del efecto de las intervenciones de yoga en comparación con las intervenciones de caminata, sobre los síntomas del SII, es muy incierta.

Dos estudios evaluaron la efectividad de una intervención de actividad física (yoga) en comparación con medicación. Uno informó que no se observaron diferencias en los síntomas generales del SII, aunque los IC fueron amplios, lo que indica que la incertidumbre en las estimaciones observadas y el riesgo de sesgo fueron altos (DM -1,20; IC del 95%: -2,65 a 0,25; 21 participantes). Se excluyeron los datos relacionados con los síntomas del SII del estudio restante, ya que utilizó un método no validado.

Un estudio comparó una intervención de yoga con una intervención alimentaria e informó que se observó una mejoría en los síntomas con ambas intervenciones, pero ninguna de ellas fue superior a la otra.

Calidad de vida

Cinco ECA evaluaron el impacto de la actividad física en la calidad de vida notificada por el participante en comparación con la atención habitual. El metanálisis de los datos de cuatro estudios no encontró mejora en la calidad de vida después de una intervención de actividad física (DME 1,17; IC del 95%: -0,30 a 2,64; 134 participantes; certeza muy baja debido al riesgo de sesgo, la inconsistencia y la imprecisión). La certeza de la evidencia se consideró muy baja, lo que significa que la evidencia acerca del efecto de las intervenciones de actividad física sobre los desenlaces de la calidad de vida en las personas con SII es muy incierta.

Un estudio evaluó el impacto en la calidad de vida de una intervención de yoga en comparación con la caminata y observó una mejoría en el grupo de yoga (DM 53,45; IC del 95%: 38,85 a 68,05; 97 participantes).

Un estudio no informó que se observaran diferencias en la calidad de vida entre una intervención de yoga y una intervención alimentaria.

Dolor abdominal

Dos ensayos evaluaron el impacto de la actividad física comparada con la atención habitual sobre el dolor abdominal informado. El metanálisis no encontró una mejoría en el dolor abdominal con la actividad física en comparación con la atención habitual (DME 0,01; IC del 95%: -0,48 a 0,50; 64 participantes). La certeza de la evidencia se consideró muy baja debido al riesgo de sesgo y a la imprecisión, lo que significa que la evidencia acerca del efecto de las intervenciones de actividad física sobre el dolor abdominal en personas con SII es muy incierta.

Un estudio que evaluó el impacto de una intervención de yoga en comparación con la recomendación de caminar no informó que se observaran diferencias entre los grupos en el dolor abdominal.

Un estudio que comparó una intervención de yoga con una intervención alimentaria determinó que ninguna de las dos intervenciones tuvo un impacto más beneficioso que la otra y que ambas no redujeron de forma concluyente el dolor abdominal.

No hubo evidencia suficiente para evaluar de forma adecua los efectos adversos asociados con la actividad física debido a la falta de información en los ensayos. Un estudio informó que se produjo una lesión musculoesquelética en un grupo de intervención de yoga, pero este hecho no dio lugar al retiro del estudio.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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