Podcast: Inhibidores de la roquinasa para el glaucoma primario de ángulo abierto y la hipertensión ocular

El glaucoma es una enfermedad ocular frecuente y una importante causa de ceguera. Existen varias revisiones sobre cómo tratarlo y en junio de 2022 se añadió una nueva revisión sobre una clase de fármacos llamados inhibidores de la roquinasa.

Este podcast ha sido traducido por Andrea Cervera y locutado por Josefina Bendersky del Centro Cochrane Iberoamericano.

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El glaucoma es una enfermedad ocular frecuente y una importante causa de ceguera. Existen varias revisiones sobre cómo tratarlo y en junio de 2022 se añadió una nueva revisión sobre una clase de fármacos llamados inhibidores de la roquinasa.

Este podcast ha sido traducido por Andrea Cervera y locutado por Josefina Bendersky del Centro Cochrane Iberoamericano.

El glaucoma es una enfermedad ocular que amenaza la visión y el tipo más habitual de entre todos los que existen es el glaucoma primario de ángulo abierto, que constituye una de las principales causas de ceguera irreversible en todo el mundo. Una forma de prevenir su aparición y progresión es reducir la presión del ojo, que es lo que se pretende con los inhibidores de la roquinasa, o ROKi.
El uso de gotas oftálmicas con inhibidores de la roquinasa se aprobó en Japón en 2014, en EE. UU. en 2017 y en Europa en 2019.  Aunque estos fármacos funcionan reduciendo la presión intraocular, actúan sobre objetivos distintos a los de los medicamentos tradicionales para el glaucoma como el latanoprost y el timolol.
Con el aumento de la disponibilidad y el uso de los inhibidores de la roquinasa, se decidió elaborar esta revisión para evaluar su eficacia y su potencial de causar efectos adversos. Se buscaron ensayos que compararan un inhibidor de la roquinasa con un placebo u otro fármaco para el glaucoma en personas con diagnóstico de glaucoma de ángulo abierto o hipertensión ocular. Los intereses principales fueron la progresión del glaucoma, definida como defectos adicionales del campo de visión al menos 12 meses después de la evaluación inicial, pero no se encontró evidencia directa de esto.
En su lugar, los 17 ensayos aleatorizados que se encontraron evaluaron los efectos del tratamiento midiendo la presión intraocular y registrando los eventos adversos. Los ensayos incluyeron un total de casi 5000 adultos con diagnóstico de glaucoma primario de ángulo abierto o hipertensión intraocular y analizaron uno de los dos fármacos comercializados de inhibidores de la roquinasa: netarsudil o ripasudil. Variaron en cuanto a la duración del tratamiento de 24 horas a 12 meses y 16 de los 17 estudios estuvieron financiados por empresas farmacéuticas, mientras que el otro no proporcionó esta información sobre su financiación.
Con respecto a los efectos sobre la presión intraocular, existen reservas debido a la poca cantidad y calidad de la investigación hasta la fecha. No obstante, las pruebas actuales sugieren que la monoterapia con un inhibidor de la roquinasa reduce la presión intraocular en personas con diagnóstico de glaucoma primario de ángulo abierto o presión intraocular alta. Los hallazgos de los ensayos incluidos muestran que, aunque el netarsudil podría ser mejor en reducir la presión intraocular que el placebo, los fármacos tradicionales como el latanoprost y el timolol podrían reducir la presión intraocular más aún. La combinación de netarsudil y latanoprost probablemente reduce algo más la presión intraocular en comparación con cualquiera de los fármacos por separado. También se observó que la combinación de ripasudil y timolol podría reducir la presión intraocular comparada con el timolol en monoterapia. Sin embargo, las diferencias fueron menores y podrían no ser clínicamente significativas.
En cuanto a los eventos adversos, aunque más personas tratadas con inhibidores de la roquinasa podrían haber experimentado eventos adversos relacionados con los ojos, no se sabe con seguridad, por la manera heterogénea de informar sobre los eventos adversos en los distintos ensayos. Sin embargo, no se encontró evidencia de ningún evento adverso grave concreto tras el tratamiento con inhibidores de la roquinasa.
En resumen, a la luz de estas incertidumbres, se necesita que los futuros ensayos sean suficientemente grandes y tengan un seguimiento adecuado y una medición coherente de los desenlaces de los pacientes para poder proporcionar información fiable sobre la progresión del glaucoma, la presión intraocular y los eventos adversos. Esto garantizaría la solidez de los resultados y proporcionaría confianza en la eficacia y la seguridad a medio y largo plazo de los inhibidores de la roquinasa.

Si desea leer más sobre la evidencia actual y estar al tanto de futuras actualizaciones, puede consultar la revisión en la Biblioteca Cochrane buscando "glaucoma y ROKi".

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