En junio de 2024, a las varias revisiones Cochrane sobre los efectos de la actividad física, se sumó una síntesis de evidencia cualitativa sobre los factores que influyen en la actividad física de las personas con trastorno bipolar, y en este podcast se habla sobre la enfermedad y la revisión.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García del Centro Cochrane Iberoamericano y locutado por Ana Beatriz Pizarro del Equipo ejecutivo central de Cochrane.
En junio de 2024, a las varias revisiones Cochrane sobre los efectos de la actividad física, se sumó una síntesis de evidencia cualitativa sobre los factores que influyen en la actividad física de las personas con trastorno bipolar, y en este podcast se habla sobre la enfermedad y la revisión.
Este podcast ha sido traducido por Yasmín García del Centro Cochrane Iberoamericano y locutado por Ana Beatriz Pizarro del Equipo ejecutivo central de Cochrane.
El trastorno bipolar es un problema de salud mental que afecta aproximadamente a 1 de cada 40 personas. Se suele caracterizar por episodios de depresión (sensación de gran decaimiento y letargo) y manía (sensación de gran euforia e hiperactividad). Los síntomas pueden provocar alteraciones del pensamiento, las emociones y el comportamiento, así como fluctuaciones en los niveles de energía. También se sabe que la brecha de mortalidad, o tasa de mortalidad, de las personas con problemas de salud mental es demasiado grande, con una esperanza de vida reducida en hasta 15 a 20 años. En parte, esto se debe a un mayor riesgo de enfermedades crónicas coexistentes, como las cardiovasculares y la obesidad, y a mayores tasas de malos hábitos de vida, como el tabaquismo, el sedentarismo y los problemas de consumo de sustancias.
La actividad física puede ayudar en este sentido, y puede ser cualquier tipo de actividad, como caminar, montar bicicleta, jugar al fútbol, bailar, limpiar, hacer yoga o trabajar en el jardín, por nombrar algunas. La actividad física constituye una parte importante de la promoción de una mejor salud y bienestar, y se ha demostrado que es tan eficaz como algunos medicamentos para prevenir las enfermedades cardiovasculares y reducir los síntomas de ansiedad y depresión. Teniendo esto en cuenta, y dado que el trastorno bipolar presenta algunas de las tasas más altas de comportamiento sedentario de todos los problemas de salud mental, se quiso explorar qué factores promueven la actividad física en las personas con trastorno bipolar.
Se encontraron 12 estudios de investigación, con un total de poco menos de 600 participantes. Esta evidencia muestra que muchas personas no son conscientes de los beneficios de la actividad física para controlar sus síntomas bipolares o mejorar su salud física. Se sabe que las experiencias de vergüenza y estigma pueden impedir que las personas sean activas, y en los estudios de esta revisión, algunos participantes informaron sentirse avergonzados o ansiosos y “poco hábiles”. Las limitaciones económicas fueron otro problema, ya que las personas no podían permitirse equipos, ropa o acceso a entornos de ejercicio, especialmente si sus gastos se habían descontrolado durante los periodos de mala salud.
Otros obstáculos fueron la medicación, el sobrepeso, el tabaquismo y los síntomas de cansancio y letargo, junto con otras dificultades prácticas, como la falta de tiempo, los problemas de transporte, el mal tiempo o la preocupación por la seguridad personal, especialmente en el caso de las mujeres.
Volviendo a los aspectos positivos y los posibles facilitadores de la actividad física hay que mencionar que las personas tienen que estar psicológicamente preparadas para participar. El lugar de trabajo o los programas de asistencia sanitaria pueden ofrecer oportunidades de acceso a bajo coste y con apoyo. Otro factor importante fue contar con un buen apoyo social, y el desarrollo de oportunidades para establecer vínculos sociales podría reforzar el compromiso con la actividad física regular. Otros beneficios señalados fueron la pérdida de peso, la mejoría en la calidad de vida y la regulación del estado de ánimo. La actividad al aire libre puede tener beneficios adicionales al conectar con la naturaleza.
Probar distintos tipos de actividad puede ayudar a las personas a encontrar la que les funcione, e incorporarla a una rutina regular, con el nivel y la intensidad adecuados, podría ayudarles a controlar el estado de ánimo. Sin embargo, encontrar el equilibrio adecuado es muy importante.
De cara al futuro se necesitan guías más claras para los usuarios de los servicios y quienes les prestan apoyo. Los beneficios potenciales de la actividad física se deben tener en cuenta en los planes de tratamiento sanitario y asistencial, y se deben establecer vínculos con otros equipos o disciplinas que puedan ofrecer apoyo especializado. Muchas personas se beneficiarán del apoyo y el asesoramiento para establecer un programa de actividad equilibrado que puedan introducir en sus rutinas diarias. Sin embargo, cambiar muchos comportamientos negativos a la vez puede suponer un reto para las personas, por lo que las intervenciones que adoptan un enfoque gradual y paso a paso para introducir cambios en el estilo de vida, como aumentar la actividad física, mejorar la alimentación saludable y dejar de fumar, probablemente sean más prácticas y eficaces.
También se necesitan nuevos estudios de investigación que abarquen más países e incluyan a más personas para comprender mejor las cuestiones clave, que incluyen la recopilación de las perspectivas de familiares, cuidadores, profesionales sanitarios y proveedores de servicios.
La revisión completa está en línea, por si desea estar atento a futuras actualizaciones si se realizan nuevos estudios de investigación. Si va a la Biblioteca Cochrane y busca “actividad física y trastorno bipolar” verá un enlace a la misma.