Podcast: Tratamiento con antibióticos macrólidos (incluida la azitromicina) para personas con fibrosis quística

Las personas con fibrosis quística son particularmente propensas a infecciones respiratorias causadas por bacterias difíciles de tratar, pero un posible tratamiento es una clase de antibióticos conocida como macrólidos. En 2003 se realizó una revisión Cochrane relacionada con este tema que se actualizó en febrero de 2024, y en este podcast se habla sobre esta revisión y sus hallazgos.

Este podcast ha sido traducido por Yasmín García del Centro Cochrane Iberoamericano y locutado por Ana Beatriz Pizarro del Equipo ejecutivo central de Cochrane.

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Las personas con fibrosis quística son particularmente propensas a infecciones respiratorias causadas por bacterias difíciles de tratar, pero un posible tratamiento es una clase de antibióticos conocida como macrólidos. En 2003 se realizó una revisión Cochrane relacionada con este tema que se actualizó en febrero de 2024, y en este podcast se habla sobre esta revisión y sus hallazgos.

Este podcast ha sido traducido por Yasmín García del Centro Cochrane Iberoamericano y locutado por Ana Beatriz Pizarro del Equipo ejecutivo central de Cochrane.

La fibrosis quística (FQ) es una enfermedad genética potencialmente mortal que afecta a unas 90 000 personas en todo el mundo y que provoca la acumulación de mucosidad pegajosa en varios órganos del cuerpo que, en el caso de las vías respiratorias, puede dar lugar a infecciones respiratorias recurrentes. Dos bacterias diferentes que suelen causar estas infecciones respiratorias son la Staphylococcus aureus y la Pseudomonas aeruginosa.
El tratamiento de la infección crónica es un reto debido a la creciente resistencia de las bacterias a los antibióticos y a que solo un escaso número de antibióticos mata directamente bacterias como la Pseudomonas aeruginosa. Los antibióticos macrólidos, entre los que se encuentran la eritromicina y la azitromicina, tienen propiedades letales directas contra algunos tipos de bacterias típicas de las personas con FQ, en particular la Staphylococcus aureus, pero no tienen actividad letal directa contra otras, como la Pseudomonas aeruginosa. No obstante, existe evidencia de laboratorio de que los macrólidos pueden reducir la actividad de la Pseudomonas aeruginosa.
Por lo tanto, esta revisión Cochrane tenía como objetivo determinar si los antibióticos macrólidos pueden mejorar la salud de las personas con FQ y si existen efectos secundarios no deseados. Se pretendió incluir ensayos que compararan antibióticos macrólidos con un placebo, un antibiótico macrólido diferente o el mismo antibiótico macrólido, pero a una dosis diferente.
Se encontraron 14 ensayos elegibles con un total de casi 1500 participantes. Cuatro de estos ensayos fueron nuevos para la actualización de 2024, añadiendo algo más de 500 participantes.
Los 14 ensayos analizaron los efectos de la azitromicina. Seis incluyeron solo a niños, uno solo a adultos y siete incluyeron a niños y adultos. La mayor parte de la evidencia proviene de los 11 ensayos que compararon la azitromicina oral con un placebo apareado. También hubo dos ensayos que compararon una dosis alta de azitromicina con una dosis baja, uno que comparó la azitromicina inhalada en forma de niebla con el medicamento tomado por vía oral y uno que comparó dosis semanales con dosis diarias.
En general, se observó que las personas que tomaron azitromicina tuvieron una ligera mejoría de la función pulmonar al cabo de seis meses en comparación con las que tomaron placebo. También tuvieron un menor riesgo de presentar una reagudización de los síntomas, lo que se conoce como exacerbación pulmonar. Los riesgos de efectos secundarios fueron similares en ambos grupos. Estos resultados se consideraron de certeza alta porque los ensayos estuvieron bien realizados e incluyeron un gran número de participantes.
El ensayo que administró azitromicina oral una vez a la semana en lugar de todos los días, demostró que la dosis semanal probablemente da lugar a una menor mejoría de la función pulmonar, pero aumenta el tiempo hasta que la persona sufre una exacerbación. Se tiene una confianza moderada en este resultado, porque se basa en un solo ensayo y la pauta de tratamiento utilizada en los ensayos más grandes de azitromicina frente a placebo fue diferente (tres veces por semana).
No se tiene confianza en la evidencia para las otras comparaciones, es decir, si una dosis mayor de azitromicina fue mejor que una dosis menor o si la azitromicina inhalada fue mejor que la administrada por vía oral. Esto se debe a que los ensayos fueron más pequeños y hubo riesgos de sesgo por la forma en que se realizaron.
En resumen, se sabe que las infecciones crónicas son difíciles de tratar y pueden reducir la calidad y la esperanza de vida de las personas con FQ. Sin embargo, existe evidencia suficiente para afirmar que seis meses de azitromicina pueden mejorar la función pulmonar y disminuir las exacerbaciones en comparación con un tratamiento placebo; pero no hay evidencia que respalde una función específica en la infección respiratoria crónica por Pseudomonas aeruginosa en las personas con FQ. Tampoco están claros los efectos relativos de las diferentes dosis o formas de administración de los antibióticos.
Por último, cabe señalar que la azitromicina parece tener pocos efectos secundarios, es relativamente barata y no supone una carga adicional significativa en el tratamiento de las personas con FQ. Por otro lado, sin embargo, existe preocupación por la aparición de resistencia a los macrólidos y se necesitan datos a largo plazo para respaldar el uso del tratamiento con azitromicina en todas las personas con FQ.

Si desea obtener más información sobre la revisión y estar atento a futuras actualizaciones en caso de que se disponga de evidencia adicional, puede encontrarla entrando en la Biblioteca Cochrane y haciendo una búsqueda con las palabras “macrólido y fibrosis quística”.

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