Tratamiento quirúrgico para la parálisis de Bell (parálisis facial idiopática)

Pregunta de la revisión

¿Cuáles son los efectos de la cirugía temprana en el tratamiento de la parálisis de Bell en comparación con ningún tratamiento, operaciones realizadas a los tres meses, otro tipo de cirugías, el tratamiento simulado (falso) o el tratamiento con medicación?

Antecedentes

La parálisis de Bell es una parálisis de los músculos faciales, generalmente unilateral, de causa desconocida (idiopática). Los síntomas probablemente ocurren cuando un nervio facial presenta atrapamiento e inflamación. En general, los pacientes con parálisis de Bell se recuperan, a menudo con ayuda de medicación con corticoides, aunque hay un grupo pequeño que no lo hace. Algunos cirujanos creen que operar lo antes posible (en los tres meses posteriores a la aparición de la parálisis) para liberar el nervio podría mejorar la recuperación.

Características de los estudios

Los autores de la revisión Cochrane recopilaron y analizaron estudios para responder a esta pregunta de revisión. En esta revisión se encontraron e incluyeron dos estudios con un total de 65 personas con parálisis de Bell. La medida principal de los efectos de la cirugía fue la recuperación completa de la parálisis a los 12 meses. El primer estudio comparó la cirugía con ningún tratamiento y el segundo estudio comparó la cirugía temprana con cirugía tardía y ningún tratamiento. Ninguno de los estudios informó conflictos de intereses. Uno de los estudios no proporcionó información sobre la financiación, mientras que el otro informó sobre la financiación a través de programas científicos nacionales y regionales y de universidades.

Resultados clave y fiabilidad de la evidencia

La evidencia sobre los efectos de la cirugía temprana para la parálisis de Bell tiene una fiabilidad muy baja porque los ensayos son pequeños y tienen limitaciones muy importantes. No es posible establecer si la recuperación es mejor o peor después de la cirugía temprana (antes de los tres meses) en comparación con ningún tratamiento, o después de la cirugía temprana en comparación con la cirugía tardía.

Un estudio informó los efectos secundarios o complicaciones de la cirugía. La fiabilidad de esta evidencia fue muy baja. Cuatro participantes que fueron operados presentaron cierta pérdida auditiva y tres presentaron acúfenos (pitidos en los oídos). El grupo de cirugía mostró cierta pérdida del control de la producción de lágrimas en los ojos.

Hubo muy poca evidencia para decidir si la cirugía sería beneficiosa o perjudicial para el tratamiento de la parálisis de Bell temprana. Es poco probable que se investigue más la función de la cirugía debido a que los pacientes con parálisis de Bell generalmente se recuperan sin tratamiento.

La evidencia está actualizada hasta marzo de 2020.

Conclusiones de los autores: 

Existe evidencia de calidad muy baja de ECA o ensayos cuasialeatorizados sobre la cirugía para el tratamiento temprano de la parálisis de Bell, lo que resulta insuficiente para decidir si la intervención quirúrgica tiene efectos beneficiosos o perjudiciales.

Es poco probable que se realicen estudios de investigación adicionales sobre la función de la intervención quirúrgica porque en la mayoría de los casos se produce la recuperación espontánea o con apoyo médico.

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Antecedentes: 

La parálisis de Bell es una parálisis facial unilateral aguda de etiología desconocida y sólo se debería considerar como diagnóstico cuando no existe otra patología. Debido que la fisiopatología propuesta es la tumefacción y la compresión del nervio, algunos cirujanos sugieren la descompresión quirúrgica del nervio como una posible opción de tratamiento; lo ideal es realizarla lo antes posible tras la aparición. Ésta es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 2011 y actualizada por última vez en 2013. Esta actualización incluye evidencia de un estudio recientemente identificado.

Objetivos: 

Evaluar los efectos de la cirugía en el tratamiento temprano de la parálisis de Bell.

Métodos de búsqueda: 

El 20 de marzo de 2020 se hicieron búsquedas en el Registro especializado del Grupo Cochrane Neuromuscular (Cochrane Neuromuscular), CENTRAL, MEDLINE, Embase, ClinicalTrials.gov y la ICTRP de la OMS. Para la versión original de la revisión se realizaron búsquedas manuales en resúmenes de congresos seleccionados.

Criterios de selección: 

Se incluyeron todos los ensayos controlados aleatorizados (ECA) o cuasialeatorizados que realizaran alguna intervención quirúrgica para el tratamiento de la parálisis de Bell. Los ensayos compararon las intervenciones quirúrgicas con ningún tratamiento, un tratamiento tardío (después de tres meses), tratamiento simulado, otros tratamientos quirúrgicos o tratamiento médico.

Obtención y análisis de los datos: 

Tres autores de la revisión, de forma independiente, evaluaron los ensayos para inclusión, evaluaron el riesgo de sesgo y extrajeron los datos. Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane. El desenlace principal fue la recuperación completa de la parálisis facial a los 12 meses. Los desenlaces secundarios fueron la recuperación completa a los tres y seis meses, la sincinesia y la contractura a los 12 meses, los desenlaces psicosociales a los 12 meses y los efectos secundarios y las complicaciones del tratamiento.

Resultados principales: 

Dos ensayos con 65 participantes cumplieron los criterios de inclusión; uno se identificó en esta actualización. El primer estudio asignó al azar a 25 participantes a los grupos quirúrgico o no quirúrgico (ningún tratamiento) mediante gráficos estadísticos. Un participante rechazó la cirugía, lo que dejó a 24 participantes evaluables. En el segundo estudio 53 participantes se asignaron de forma cuasialeatoria; sin embargo, sólo 41 fueron evaluables, ya que 12 rechazaron la intervención que se les asignó. Estos 41 participantes se dividieron en los grupos de cirugía temprana, cirugía tardía o ningún tratamiento mediante alternancia. No se mencionó cómo se decidió la alternancia. Ningún estudio mencionó si hubo algún intento de ocultar la asignación. En ninguno de los estudios se ocultaron las intervenciones a los participantes ni a los evaluadores de desenlaces. No hubo pérdidas durante el seguimiento en el primer estudio. El segundo estudio perdió a tres pacientes durante el seguimiento y 17 no contribuyeron a la evaluación de los desenlaces secundarios. Ambos estudios tuvieron alto riesgo de sesgo.

Los cirujanos de ambos estudios utilizaron un enfoque retroauricular/transmastoideo para descomprimir el nervio facial. Para el desenlace de recuperación completa de la parálisis facial a los 12 meses, la evidencia fue incierta. El primer estudio informó de que no hubo diferencias entre los grupos de cirugía y ningún tratamiento. El segundo estudio informó los datos numéricos completos, pero no incluyó comparaciones estadísticas entre los grupos para la recuperación completa. No hubo evidencia de una diferencia en la comparación de cirugía temprana versus ningún tratamiento (razón de riesgos [RR] 0,76; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,05 a 11,11; p = 0,84; 33 participantes; evidencia de certeza muy baja) ni en la comparación de cirugía temprana versus tardía (RR 0,47; IC del 95%: 0,03 a 6,60; p = 0,58; 26 participantes; evidencia de certeza muy baja). Se consideraron muy inciertos los efectos de la cirugía sobre la función del nervio facial a los 12 meses (dos ECA, 65 participantes; evidencia de certeza muy baja).

Además, el segundo estudio informó de efectos adversos con una disminución estadísticamente significativa del control lagrimal en el grupo quirúrgico a los dos o tres meses de la denervación. Cuatro pacientes del segundo estudio tuvieron una pérdida auditiva de entre 35 y 50 dB a 4000 Hz y tres presentaron acúfenos. Debido a las bajas cifras y al diseño del ensayo, la evidencia de los efectos adversos también se consideró muy incierta (dos ECA, 65 participantes, evidencia de certeza muy baja).

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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