Ejercicio para la dismenorrea

Pregunta de la revisión

Los autores de Cochrane revisaron la evidencia sobre la efectividad y la seguridad del ejercicio en mujeres con dismenorrea primaria (dolor menstrual).

Antecedentes

El objetivo fue investigar si hacer ejercicio fue mejor que no recibir ningún tratamiento, recibir un tratamiento con algún grado de atención que no fuera el ejercicio, o los medicamentos recomendados actualmente para la dismenorrea primaria, como la píldora anticonceptiva oral o los fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE).

Características de los estudios

Se encontraron 12 estudios con 854 mujeres que investigaron el efecto del ejercicio en mujeres con dolor menstrual. La evidencia está actualizada hasta agosto de 2019. Dos ensayos no informaron sobre datos aptos para su inclusión en el metanálisis, por lo tanto, en el metanálisis se incluyeron diez ensayos con 754 mujeres. Once ensayos compararon el ejercicio con ningún tratamiento y un ensayo comparó el ejercicio con los AINE.

Resultados clave

El ejercicio, ya sea de baja intensidad, como el yoga, o de alta intensidad, como los ejercicios aeróbicos, podría proporcionar una gran reducción en la intensidad del dolor menstrual, en comparación con no hacer nada. Es probable que esta reducción del dolor haya sido importante para las mujeres con dolor menstrual, ya que es más del doble de la cantidad mínima de reducción del dolor que se considera necesaria para advertir una diferencia. La mayoría de los estudios solicitaron a las mujeres que hicieran ejercicio al menos tres veces por semana, en sesiones de unos 45 a 60 minutos de ejercicio. No está claro si hacer ejercicio con menos frecuencia o durante períodos más breves tendría los mismos resultados. El ejercicio se realizó en forma regular durante todo el mes, y algunos estudios solicitaron a las mujeres que no realizaran ejercicio durante el período de menstruación.

La evidencia sobre la seguridad del ejercicio no se informó adecuadamente y, por lo tanto, no se pueden establecer conclusiones. Otros desenlaces, como el efecto en síntomas menstruales generales o en la calidad de vida general, no se informaron adecuadamente y la evidencia fue de calidad muy baja, por lo tanto no hay garantía de que el ejercicio tenga algún efecto sobre ellos. Ningún estudio informó sobre las tasas de absentismo laboral o escolar ni sobre las restricciones de las actividades cotidianas.

No hubo suficiente evidencia para determinar si se obtuvo algún beneficio con el ejercicio en comparación con los AINE, una clase de medicamento (como el ibuprofeno) que se utilizan habitualmente para tratar el dolor menstrual, en la intensidad del dolor menstrual, la necesidad de otro analgésico o el absentismo laboral o escolar. Ningún estudio informó sobre la calidad de vida ni sobre la restricción de las actividades cotidianas

Calidad de la evidencia

La calidad de la evidencia fue baja o muy baja. Las principales limitaciones fueron la imprecisión debida a tamaños muestrales pequeños (muy pocas mujeres en el estudio), la inconsistencia (los estudios tuvieron resultados muy diferentes) y el riesgo de sesgo relacionado con el cegamiento (cuando los investigadores o los participantes saben a qué tratamiento se los asigna).

Conclusiones de los autores: 

La actual evidencia de calidad baja indica que el ejercicio, realizado en sesiones de aproximadamente 45 a 60 minutos, tres veces por semana o más, independientemente de la intensidad, podría aportar una reducción clínicamente significativa en la intensidad del dolor menstrual de unos 25 mm en una EAV de 100 mm. Todos los estudios utilizaron el ejercicio realizado con regularidad durante todo el mes, y algunos estudios solicitaron a las mujeres que no hicieran ejercicio durante la menstruación. Debido a los beneficios generales para la salud del ejercicio y el riesgo relativamente bajo de efectos secundarios notificados en la población general, las mujeres podrían considerar el ejercicio, ya sea solo o junto con otras modalidades terapéuticas como los AINE, para controlar el dolor menstrual. No está claro si los beneficios del ejercicio persisten una vez que se interrumpe el ejercicio regular, ni si son similares en las mujeres de más de 25 años de edad. Se requieren estudios de investigación adicionales, que utilicen criterios de valoración validados, un cegamiento suficiente y grupos de comparación adecuados que reflejen las mejores prácticas actuales o que tengan en cuenta la atención adicional proporcionada durante el ejercicio.

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Antecedentes: 

El ejercicio tiene varios beneficios para la salud y se ha recomendado como tratamiento para la dismenorrea primaria (dolor menstrual), aunque la evidencia de su efectividad en la dismenorrea primaria no está clara. Esta revisión analizó la evidencia disponible a favor de la práctica de ejercicio como tratamiento para la dismenorrea primaria.

Objetivos: 

Evaluar la efectividad y la seguridad del ejercicio en mujeres con dismenorrea primaria.

Métodos de búsqueda: 

Se hicieron búsquedas en el Registro Especializado del Grupo Cochrane de Ginecología y Fertilidad (Cochrane Gynaecology and Fertility), CENTRAL, MEDLINE, Embase, PsycINFO, AMED y CINAHL (desde su inicio hasta julio 2019). Se realizaron búsquedas en dos bases de datos de ensayos clínicos (desde su inicio hasta marzo 2019) y se hicieron búsquedas manuales en las listas de referencias y en revisiones sistemáticas anteriores.

Criterios de selección: 

Se incluyeron los estudios que asignaron al azar a mujeres con dismenorrea primaria de moderada a grave a la intervención de ejercicio frente a ningún tratamiento, control de atención (imita la terapia de intervención en tiempo y atención recibida), fármacos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) o píldora anticonceptiva oral. Los estudios cruzados (cross-over) y los ensayos aleatorizados por conglomerados no fueron aptos para su inclusión.

Obtención y análisis de los datos: 

Dos autores de la revisión, de forma independiente, seleccionaron los estudios, evaluaron el riesgo de sesgo de los estudios elegibles y extrajeron los datos de cada estudio. Se estableció contacto con los autores de los estudios para obtener la información faltante. La calidad de la evidencia se evaluó con el método GRADE. Los desenlaces principales fueron la intensidad del dolor menstrual y los eventos adversos. Los desenlaces secundarios incluyeron los síntomas menstruales generales, el consumo de analgésicos de rescate, la restricción de las actividades cotidianas, el absentismo laboral o escolar y la calidad de vida.

Resultados principales: 

La revisión incluyó 12 ensayos con 854 mujeres y en el metanálisis se incluyeron diez ensayos y 754 mujeres. Nueve de los diez estudios compararon el ejercicio con ningún tratamiento y un estudio comparó el ejercicio con los AINE. Ningún estudio comparó el ejercicio con el control de atención ni con la píldora anticonceptiva oral. Los estudios utilizaron ejercicios de baja intensidad (estiramiento, fortalecimiento del tronco o yoga) o ejercicios de alta intensidad (Zumba o entrenamiento aeróbico); ninguno de los estudios incluidos utilizó entrenamiento de resistencia.

Ejercicio versus ningún tratamiento

El ejercicio podría tener un gran efecto en la reducción en la intensidad del dolor menstrual en comparación con ningún ejercicio (diferencia de medias estándar [DME] -1,86; intervalo de confianza [IC] del 95%: -2,06 a -1,66; 9 ensayos controlados aleatorizados [ECA], n = 632; I2 = 91%; evidencia de calidad baja). Esta DME corresponde a una reducción de 25 mm en una escala visual analógica visual (EVA) de 100 mm y es probable que sea clínicamente significativa. No se sabe si existe alguna diferencia en las tasas de eventos adversos entre el ejercicio y ningún tratamiento.

No se sabe si el ejercicio reduce los síntomas menstruales generales (según la medición del Moos Menstrual Distress Questionnaire [MMDQ]), como el dolor lumbar o la fatiga en comparación con ningún tratamiento (diferencia de medias [DM] -33,16; IC del 95%: -40,45 a -25,87; 1 ECA, n = 120; evidencia de calidad muy baja), ni si mejora la calidad de vida mental (DM 4,40; IC del 95%: 1,59 a 7,21; 1 ECA, n = 55; evidencia de calidad muy baja) o la calidad de vida física (según el Short Form Health Survey de 12 ítems [SF-12]) en comparación con ningún ejercicio (DM 3,40; IC del 95%: -1,68 a 8,48; 1 ECA, n = 55; evidencia de calidad muy baja) al compararlo con ningún tratamiento. Ningún estudio informó sobre cambios en la restricción de las actividades cotidianas ni en el absentismo laboral o escolar.

Ejercicio frente a los AINE

No se sabe si el ejercicio, en comparación con el ácido mefenámico, redujo la intensidad del dolor menstrual (DM -7,40; IC del 95%: -8,36 a -6,44; 1 ECA, n = 122; evidencia de calidad muy baja), el consumo de analgésicos de rescate (riesgo relativo [RR] 1,77; IC del 95%: 1,21 a 2,60; 1 ECA, n = 122; evidencia de calidad muy baja) o el absentismo laboral o escolar (RR 1,00; IC del 95%: 0,49 a 2,03; 1 ECA, n = 122; evidencia de calidad muy baja). Ninguno de los estudios incluidos informó sobre los eventos adversos, los síntomas menstruales generales, la restricción de las actividades cotidianas ni la calidad de vida.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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