Intervenciones personales para la información o la educación de los padres acerca de la vacunación en la primera infancia

Pregunta de la revisión

El objetivo de esta revisión Cochrane fue determinar si la información o educación personales ofrecidas a los padres o a los futuros padres mejora el estado de vacunación, el conocimiento o la comprensión de los padres acerca de la vacunación, las actitudes o creencias acerca de la vacunación, o la intención de vacunar. También se buscó la evidencia acerca de cualquier repercusión negativa de la intervención como la ansiedad, y la evidencia acerca del costo y las experiencias de los padres sobre la intervención.

Ésta es una actualización de una revisión publicada originalmente en 2013. En esta actualización, se encontraron cuatro estudios nuevos, para un total de diez.

Antecedentes

La vacunación en la niñez es una forma importante y efectiva de reducir las enfermedades de la infancia y la muerte. Sin embargo, muchos niños no reciben las vacunas recomendadas porque sus padres o cuidadores no saben por qué es importante la vacunación, no comprenden cómo, dónde o cuándo vacunar a sus niños, o tienen inquietudes o dudas acerca de la seguridad y la eficacia de las vacunas.

Una manera de informar o educar a los padres acerca de la vacunación es mediante discusiones personales, ya sea individualmente o en grupos. Esta estrategia se puede utilizar y adaptar en cualquier contexto.

Características de los estudios

Se incluyeron ensayos publicados hasta julio 2017. Se encontraron diez estudios con 4527 participantes que examinaron los efectos de la información o la educación personales para los padres. Siete estudios fueron en países de ingresos altos y tres fueron en países de ingresos bajos o medios. Las intervenciones fueron una mezcla de sesiones cortas (menos de diez minutos) y más largas (de 15 minutos a varias horas) ofrecidas a padres novatos o a padres futuros.

Resultados clave

Se analizaron los datos sobre los efectos de la información o la educación personales sobre siete resultados diferentes. Según los estudios incluidos, la información o la educación personales pueden haber mejorado el estado de vacunación de los niños, mejorado ligeramente el conocimiento o la comprensión de los padres sobre la vacunación y pueden haber mejorado ligeramente la intención de los padres de vacunar. Estas intervenciones pueden haber dado lugar a poca o ninguna diferencia en las actitudes o la ansiedad paternas relacionadas con la intervención. Sólo un estudio midió el costo de una estrategia personal de tratamiento de casos. En este estudio, el costo de la inmunización completa de un niño adicional fue ocho veces el costo de la atención habitual, pero la intervención fue compleja y el estudio fue más antiguo y no ampliamente generalizable. Ningún estudio midió la satisfacción de los padres con la intervención personal.

Certeza de la evidencia

La certeza de la evidencia se consideró moderada para el conocimiento o la comprensión de los padres, pero baja para todos los otros resultados. La certeza de la evidencia se disminuyó cuando se consideró que los estudios tuvieron problemas con el sesgo de diferentes fuentes (p.ej. la manera en la que los participantes se asignaron a los grupos de estudio), cuando hubo mucha variabilidad en los resultados o estimaciones imprecisas, o cuando hubo dudas acerca de la elección de las medidas de resultado.

Conclusiones

Esta revisión indica que los mensajes educacionales centrados en la inmunización pueden ser suficientes para mejorar la cobertura de la vacunación y, en un grado pequeño, el conocimiento, particularmente cuando la concienciación se identifica como una barrera para la vacunación.

Conclusiones de los autores: 

Hay evidencia de certeza baja a moderada que indica que la información o la educación personales pueden mejorar o mejorar ligeramente el estado de vacunación de los niños, el conocimiento de los padres y la intención de los padres de vacunar.

Las intervenciones personales pueden ser más efectivas en las poblaciones cuando la falta de concienciación o comprensión de la vacunación se identifica como una barrera (p.ej. cuando las personas desconocen las vacunas nuevas u opcionales). El efecto de la intervención en una población en la que las inquietudes o las dudas acerca de las vacunas son barreras primarias es menos claro. Se necesitan escalas fiables y validadas para medir los resultados más complejos, como las actitudes o las creencias, para mejorar las comparaciones de los efectos entre los estudios.

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Antecedentes: 

La vacunación en la primera infancia es una práctica esencial de la salud pública global que salva de 2 a 3 000 000 de vidas cada año, pero muchos niños no reciben todas las vacunas recomendadas. Para lograr y mantener las tasas apropiadas de cobertura, los programas de vacunación dependen de que las personas sean suficientemente conscientes y acepten las vacunas.

La intervenciones educativas o de información personales se utilizan ampliamente para ayudar a los padres a comprender por qué las vacunas son importantes; explicarles dónde, cómo y cuándo acceder a los servicios; y abordar las vacilaciones y las inquietudes acerca de la seguridad o la eficacia de las vacunas. Dichas intervenciones son interactivas y se pueden adaptar para dirigirlas a poblaciones particulares o a las barreras identificadas.

Ésta es una actualización de una revisión publicada originalmente en 2013.

Objetivos: 

Evaluar los efectos de las intervenciones personales para la información o la educación de los padres acerca de la vacunación en la primera infancia en el estado de vacunación, el conocimiento, actitud y la intención de vacunar de los padres.

Métodos de búsqueda: 

Se hicieron búsquedas en CENTRAL, MEDLINE, Embase, en otras cinco bases de datos y en dos registros de ensayos (julio y agosto 2017). Se examinaron las listas de referencias de los artículos relevantes y se estableció contacto con los autores de los estudios incluidos y los expertos en el campo. No hubo restricciones de idioma ni de fecha.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorios (ECA) y ECA grupales que evaluaran los efectos de las intervenciones personales proporcionadas a los padres o futuros padres para informar o educar acerca de la vacunación en la primera infancia, en comparación con control o con otra intervención personal. La Organización Mundial de la Salud recomienda que los niños reciban todas las vacunas en la primera infancia, con la excepción de la vacuna del papilomavirus humano (HPV), que se aplica a adolescentes.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por la Colaboración Cochrane. Dos autores de la revisión, de forma independiente, revisaron todos los resultados de la búsqueda, extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo de los estudios incluidos.

Resultados principales: 

En esta actualización, se encontraron cuatro estudios nuevos, para un total de diez. Se incluyeron siete ECA y tres ECA grupales con un total de 4527 participantes, aunque no fue posible agrupar los datos de un ECA grupal. Tres de los diez estudios se realizaron en países de ingresos bajos o medios.

Todos los estudios incluidos compararon intervenciones personales con un control. La mayoría de los estudios evaluaron la efectividad de una única sesión de intervención administrada a padres individuales. Las intervenciones fueron una mezcla equilibrada de sesiones cortas (diez minutos o menos) y más largas (de 15 minutos a varias horas).

En general, los elementos de los diseños de los estudios implican un riesgo moderado a alto de sesgo. Todos los estudios excepto uno tuvieron bajo riesgo de sesgo para la generación de la secuencia (es decir, se utilizó una secuencia de números aleatorios). Para la ocultación de la asignación (es decir, la persona que asignó al azar a los participantes desconocía el grupo de estudio al que sería asignado el participante), tres tuvieron alto riesgo y uno se consideró con riesgo incierto de sesgo. Debido a la naturaleza educacional de la intervención, el cegamiento de los participantes y el personal no fue posible en los estudios. El riesgo de sesgo debido al cegamiento de los evaluadores de resultado se consideró bajo en cuatro estudios. La mayoría de los estudios se consideraron con riesgo alto de sesgo debido a los datos de resultado incompletos y al informe selectivo. Otras posibles fuentes de sesgo incluyeron la imposibilidad de considerar el agrupamiento en un ECA grupal y las diferencias iniciales significativas no explicadas entre los grupos. Un ECA grupal tuvo alto riesgo de reclutamiento selectivo de los participantes.

se consideró que la certeza de la evidencia fue baja para los resultados del estado de vacunación de los niños, las actitudes o creencias de los padres, la intención de vacunar, los efectos adversos (p.ej. ansiedad) y el costo de la inmunización, y moderada para el conocimiento o la comprensión de los padres. Todos los estudios tenían limitaciones en el diseño. La certeza de la evidencia disminuyó cuando se consideró que los estudios tuvieron problemas con la asignación al azar o la ocultación de la asignación, o cuando los resultados fueron autoinformados por participantes que sabían si habían recibido o no la intervención. También se disminuyó la certeza debido a la inconsistencia (estado de vacunación), la imprecisión (intención de vacunar y efectos adversos) y la indireccionalidad (actitudes o creencias y costo).

Evidencia de certeza baja de siete estudios (3004 participantes) indica que las intervenciones personales para informar o educar a los padres pueden mejorar el estado de vacunación (cociente de riesgos [CR] 1,20; intervalo de confianza [IC] del 95%: 1,04 a 1,37). La evidencia de certeza moderada de cuatro estudios (657 participantes) encontró que las intervenciones personales probablemente mejoraron ligeramente el conocimiento de los padres (diferencia de medias estandarizada [DME] 0,19; IC del 95%: 0,00 a 0,38) y la evidencia de certeza baja de dos estudios (179 participantes) indicó que pueden mejorar ligeramente la intención de vacunar (DME 0,55; IC del 95%: 0,24 a 0,85). Una evidencia de certeza baja encontró que las intervenciones pueden dar lugar a poco o ningún cambio en las actitudes o las creencias de los padres acerca de la vacunación (DME 0,03; IC del 95%: -0,20 a 0,27; tres estudios, 292 participantes), o en la ansiedad de los padres (diferencia de medias [DM] -1,93; IC del 95%: -7,27 a 3,41; un estudio, 90 participantes). Solo un estudio (365 participantes) midió el costo de la intervención de una estrategia de tratamiento de casos, e informó que el costo adicional calculado por niño completamente inmunizado para la intervención fue aproximadamente ocho veces mayor que la atención habitual (evidencia de certeza baja). Ningún estudio incluido informó los resultados asociados con la experiencia de los padres acerca de la intervención (p.ej. satisfacción).

Notas de traducción: 

La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno español. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con Infoglobal Suport, cochrane@infoglobal-suport.com.

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