¿La colocación de un tubo respiratorio con ayuda de vídeo (videolaringoscopia) aumenta el éxito y la seguridad del procedimiento en los recién nacidos?

Mensajes clave

La videolaringoscopia podría aumentar el éxito de la colocación de un tubo respiratorio en el primer intento, y podría dar lugar a un número ligeramente menor de intentos por parte de un profesional sanitario para colocar el tubo respiratorio en recién nacidos enfermos, pero no reduce el tiempo que se tarda en colocar el tubo respiratorio.

Es probable que la videolaringoscopia provoque menos lesiones en las vías respiratorias del recién nacido durante la colocación del tubo de respiración.

Se necesitan mejores estudios para comprender la función de la videolaringoscopia en diferentes áreas de la práctica y con diferentes profesionales sanitarios que realicen la colocación.

¿Cuál es el problema?

Uno de cada 100 recién nacidos puede necesitar que se le coloque un tubo respiratorio en la boca o la nariz para mantenerlo con vida cuando tiene dificultades para respirar. La colocación de un tubo de respiración mediante laringoscopia directa (sin asistencia de vídeo) puede ser difícil en los recién nacidos, ya que sus bocas y vías respiratorias son pequeñas, y no todos los profesionales sanitarios tienen experiencia.

¿Qué es la videolaringoscopia?

La visualización de las vías respiratorias mediante un vídeo mientras se coloca el tubo de respiración se denomina videolaringoscopia. Esto puede facilitar y hacer más segura la colocación del tubo de respiración. También puede ayudar a los alumnos cuando están aprendiendo esta habilidad que salva vidas.

¿Qué se quería averiguar?

Se deseaba averiguar si el uso de la videolaringoscopia aumentaba el éxito y la seguridad de la colocación de un tubo respiratorio en comparación con la técnica de laringoscopia directa, en recién nacidos de 0 a 28 días de vida.

¿Qué se hizo?

Se buscaron estudios que intentaron averiguar si los dispositivos de vídeo fueron mejores que el enfoque estándar sin asistencia de vídeo (laringoscopia directa) para colocar los tubos de respiración en los recién nacidos. Los estudios podrían medir el tiempo, el número de intentos, la tasa de éxito del primer intento de colocar el tubo respiratorio o los efectos secundarios.

Se compararon y resumieron los resultados de los estudios y la confianza en la evidencia se evaluó sobre la base de factores como la metodología y el tamaño de los estudios.

¿Qué se encontró?

Se encontraron ocho estudios elegibles que incluyeron 759 intentos de intubación en recién nacidos. Los estudios informaron sobre el tiempo, el número de intentos, la tasa de éxito del primer intento de colocar el tubo respiratorio y los efectos secundarios. En resumen:

La videolaringoscopia podría aumentar el éxito de la colocación de un tubo respiratorio en el primer intento, y podría dar lugar a un número ligeramente menor de intentos por parte de un profesional sanitario para colocar el tubo respiratorio en recién nacidos enfermos, pero no reduce el tiempo que se tarda en colocar el tubo respiratorio.

La videolaringoscopia podría tener poco o ningún efecto sobre el número de recién nacidos que presentan episodios de bajo nivel de oxígeno o baja frecuencia cardiaca (o ambos) mientras se coloca el tubo de respiración, pero la evidencia es muy incierta. La videolaringoscopia podría dar lugar a una diferencia mínima o nula en los niveles más bajos de oxígeno mientras se coloca el tubo de respiración.

Es probable que la videolaringoscopia provoque menos lesiones en las vías respiratorias del recién nacido durante la colocación del tubo de respiración.

No se dispone de datos sobre otros efectos adversos durante la colocación del tubo respiratorio.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

Se encontró que los estudios incluidos fueron pequeños, no fue posible evaluar el riesgo de sesgo en algunos y los resultados de los estudios variaron. Los profesionales sanitarios que colocaron el tubo de respiración sabían qué dispositivo utilizaban. Este hecho disminuye la confianza en los resultados de la revisión, y los resultados de estudios de investigación posteriores podrían diferir de los resultados de esta revisión.

En algunos de los estudios incluidos se proporcionó financiación y equipamiento. En algunos casos no se indicaron las fuentes de financiación ni las declaraciones de intereses.

¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?

La evidencia está actualizada hasta noviembre de 2022.

Conclusiones de los autores: 

La videolaringoscopia podría aumentar el éxito de la intubación en el primer intento y podría dar lugar a menos intentos de intubación, pero podría no reducir el tiempo necesario para una intubación exitosa (evidencia de certeza baja). Es probable que la videolaringoscopia reduzca la incidencia de efectos adversos relacionados con las vías respiratorias (evidencia de certeza moderada).

Estos resultados indican que la videolaringoscopia podría ser más efectiva y reducir potencialmente los efectos perjudiciales en comparación con la laringoscopia directa para la intubación endotraqueal en neonatos.

Para confirmar la eficacia y la seguridad de la videolaringoscopia en la intubación neonatal se necesitan ECA bien diseñados y con un poder estadístico adecuado.

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Antecedentes: 

El establecimiento de unas vías respiratorias seguras es una parte fundamental de la reanimación neonatal en la sala de partos y en la unidad neonatal. La videolaringoscopia tiene la posibilidad de facilitar una intubación endotraqueal exitosa y reducir las consecuencias adversas del retraso en la estabilización de las vías respiratorias. La videolaringoscopia puede mejorar la visualización de la glotis y el éxito de la intubación en los neonatos. Esta es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 2015 y actualizada en 2018.

Objetivos: 

Determinar la efectividad y la seguridad de la videolaringoscopia en comparación con la laringoscopia directa en cuanto a la disminución del tiempo y los intentos necesarios para la intubación endotraqueal, así como en el aumento de la tasa de éxito de la intubación endotraqueal en los neonatos (0 a 28 días de vida).

Métodos de búsqueda: 

En noviembre de 2022 se actualizó la búsqueda de ensayos que evaluaran la videolaringoscopia para la intubación endotraqueal neonatal en CENTRAL, MEDLINE, Embase, CINAHL y BIOSIS. También se realizaron búsquedas en los resúmenes de las Pediatric Academic Societies, los registros de ensayos clínicos (www.clinicaltrials.gov; www.controlled-trials.com) y las listas de referencias de los estudios pertinentes.

Criterios de selección: 

Ensayos controlados aleatorizados (ECA), cuasialeatorizados, por conglomerados o cruzados (cross-over), en neonatos (0 a 28 días de vida), que evaluaran la videolaringoscopia con cualquier dispositivo utilizado para la intubación endotraqueal en comparación con la laringoscopia directa.

Obtención y análisis de los datos: 

Tres autores de la revisión realizaron la obtención y el análisis de los datos, según lo recomendado por el Grupo Cochrane de Neonatología (Cochrane Neonatal). Dos autores de la revisión, de forma independiente, evaluaron los estudios identificados siguiendo la estrategia de búsqueda para la inclusión.

Para evaluar la certeza de la evidencia se utilizó el método GRADE.

Resultados principales: 

La búsqueda actualizada produjo 7786 referencias, a partir de las cuales se identificaron cinco ECA adicionales para inclusión, siete ensayos en curso y cinco estudios pendientes de clasificación. En la versión anterior de la revisión se incluyeron tres estudios. En esta actualización se incluyeron ocho estudios, que proporcionaron datos sobre 759 intentos de intubación en neonatos. Se incluyeron neonatos de ambos sexos sometidos a intubación endotraqueal en hospitales internacionales. En los estudios se utilizaron distintos dispositivos de videolaringoscopia (incluidos C-MAC, Airtraq y Glidescope).

Para los desenlaces principales; la videolaringoscopia podría no reducir el tiempo necesario para una intubación exitosa en comparación con la laringoscopia directa (diferencia de medias [DM] 0,74; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,19 a 1,67; cinco estudios; 505 intubaciones; evidencia de certeza baja). La videolaringoscopia podría dar lugar a menos intentos de intubación (DM -0,08; IC del 95%: -0,15 a 0,00; seis estudios; 659 intubaciones; evidencia de certeza baja). La videolaringoscopia podría aumentar el éxito de la intubación en el primer intento (razón de riesgos [RR] 1,24; IC del 95%: 1,13 a 1,37; diferencia de riesgos [DR] 0,14; IC del 95%: 0,08 a 0,20; número necesario a tratar para un desenlace beneficioso adicional [NNTB] 7; IC del 95%: 5 a 13; ocho estudios; 759 intentos de intubación; evidencia de certeza baja).

Para los desenlaces secundarios; la evidencia acerca del efecto de la videolaringoscopia sobre los episodios de desaturación o bradicardia, o ambos, durante la intubación es muy incierta (RR 0,94; IC del 95%: 0,38 a 2,30; tres estudios; 343 intubaciones; evidencia de certeza muy baja). La videolaringoscopia podría dar lugar a poca o ninguna diferencia en las saturaciones de oxígeno más bajas durante la intubación en comparación con la laringoscopia directa (DM -0,76; IC del 95%: -5,74 a 4,23; dos estudios; 359 intubaciones; evidencia de certeza baja). La videolaringoscopia probablemente provoca una ligera reducción en la incidencia de traumatismo de las vías respiratorias durante los intentos de intubación en comparación con la laringoscopia directa (RR 0,21; IC del 95%: 0,05 a 0,79; DR -0,04; IC del 95%: -0,07 a -0,01; NNTB 25; IC del 95%: 14 a 100; cinco estudios; 467 intubaciones; evidencia de certeza moderada).

No hubo datos disponibles sobre otros efectos adversos de la videolaringoscopia. En los estudios incluidos se encontró un alto riesgo de sesgo en las áreas de ocultación de la asignación y sesgo de realización.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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