Intervención temprana administrada por los padres para niños pequeños con trastornos del espectro autista

Los trastornos del espectro autista (TEA) afectan a más del 1% de los niños y generalmente son evidentes en la conducta antes de los tres años de edad. Un niño con TEA no comprende cómo interactuar con otra persona, puede no haber desarrollado el lenguaje ni comprender la comunicación de otras personas, y puede insistir en rutinas y conductas repetitivas. Este modelo temprano de dificultades es un reto para los padres. Por lo tanto, la posibilidad de ayudar a los padres a elaborar estrategias para la interacción y el tratamiento de la conducta es una vía obvia para la intervención temprana. La presente revisión actualiza una publicación de 2003, que encontró sólo dos estudios bien diseñados. Esta revisión, basada en un nuevo protocolo, incluye 17 ensayos controlados aleatorios, la mayoría publicados desde 2010, en los cuales las intervenciones administradas por los padres se compararon con ningún tratamiento o con los servicios locales, o una intervención alternativa centrada en el niño como la asistencia a guarderías, u otra intervención administrada por los padres que difiriera de alguna manera de la condición principal.Fue posible combinar la información de los resultados y por lo tanto, aumentar la confianza en los resultados. Todos los estudios se calificaron de acuerdo a la calidad de las pruebas, que luego se tuvo en cuenta al juzgar la solidez de las conclusiones.

Los estudios variaron en cuanto al contenido del entrenamiento de los padres, y en cuanto a la duración del contacto de los padres con los profesionales. Los padres recibieron entrenamiento de forma individual con el niño o en grupos con otros padres. En la mayoría de los estudios, las intervenciones procuraron ayudar a los padres a ser más observadores y receptivos durante las interacciones con el niño para ayudarlo a desarrollar aptitudes de comunicación.

En resumen, la revisión encuentra pruebas suficientes de que la forma en la que los padres interactuaron con los niños cambió en la forma prevista. La revisión también indica una mejoría en los resultados de los niños como la comprensión del lenguaje y la gravedad de las características de autismo como resultado de las intervenciones administradas por los padres. Sin embargo, los resultados importantes como otros aspectos del lenguaje de los niños, las aptitudes adaptativas de los niños y el estrés de los padres no mostraron cambios. Las pruebas aún no son sólidas para ninguno de los resultados y sería beneficioso que los investigadores midieran los efectos de la misma forma.

Conclusiones de los autores: 

La revisión encuentra algunas pruebas sobre la efectividad de las intervenciones mediadas por los padres, más especialmente en los indicadores proximales dentro de la interacción entre los padres y los niños, aunque también en los indicadores más distales de la comprensión del lenguaje y la reducción de la gravedad del autismo en los niños. Las pruebas sobre si dichas intervenciones pueden reducir el estrés de los padres no son concluyentes. La revisión refuerza la necesidad de prestar atención a los modelos de servicio de intervención temprana que permiten a los padres contribuir hábilmente con el tratamiento de los niños con autismo. Sin embargo, los profesionales que apoyan la intervención mediada por los padres deben vigilar los niveles de estrés de los padres. La posibilidad de establecer conclusiones a partir de los estudios podría mejorar si los investigadores adoptan un grupo común de medidas de resultado debido a que la calidad de las pruebas actuales es baja.

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Antecedentes: 

Los niños pequeños con trastornos del espectro autista (TEA) presentan deficiencias en las áreas de la comunicación y la interacción social y a menudo muestran conductas repetitivas o poco dóciles. Este modelo temprano de dificultades es un reto para los padres. Por lo tanto, los enfoques que ayudan a los padres a elaborar estrategias para la interacción y el tratamiento de la conducta son una vía obvia para la intervención temprana en el TEA. Esta revisión actualiza una revisión Cochrane publicada por primera vez en 2002, pero se basa en un nuevo protocolo.

Objetivos: 

Evaluar la efectividad de las intervenciones tempranas mediadas por los padres en cuanto a los beneficios tanto para los niños con TEA como para los padres y explorar algunos moderadores potenciales del efecto del tratamiento.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en varias bases de datos psicológicas, educacionales y biomédicas, incluyendo CENTRAL, MEDLINE, Embase, PsycINFO y ERIC, en agosto de 2012. Como se trata de una actualización de una revisión anterior, se limitó la búsqueda al período posterior a las búsquedas originales en 2002. Se hicieron búsquedas en las bibliografías y listas de referencias de artículos clave, se estableció contacto con expertos en el tema y se realizaron búsquedas manuales en revistas clave.

Criterios de selección: 

Sólo se incluyeron ensayos controlados aleatorios de intervención temprana para los niños con TEA. Las intervenciones en la condición experimental fueron mediadas por los padres; las condiciones de control incluyeron ningún tratamiento, tratamiento habitual, lista de espera, intervención alternativa centrada en el niño no mediada por los padres, o intervención alternativa mediada por los padres con un supuesto efecto menor que la condición experimental.

Obtención y análisis de los datos: 

Dos autores de la revisión (HM e IPO) examinaron de forma independiente los artículos identificados en la búsqueda y decidieron qué artículos deben ser recuperados en su totalidad. Para cada estudio incluido, dos autores de la revisión (IPO y EH) extrajeron y registraron los datos, utilizando un formulario de recopilación de datos probado previamente. Dos autores de la revisión (IPO y HM) evaluaron el riesgo de sesgo en cada estudio. Se realizó la síntesis de datos y el análisis mediante el programa de la Colaboración Cochrane, Review Manager, RevMan 5.1.

Resultados principales: 

La revisión incluye 17 estudios de seis países (EE.UU., Reino Unido, Australia, Canadá, Tailandia y China), que seleccionaron a 919 niños con TEA. No fue posible comparar los 17 estudios de forma directa ni combinarlos en metanálisis debido a las diferencias en las bases teóricas que fundamentaban las intervenciones, la duración y la intensidad de las intervenciones, y las herramientas de medición de resultados utilizadas. El metanálisis incluyó los datos de subgrupos de diez estudios que evaluaron las intervenciones para mejorar el estilo de interacción de los padres y de ese modo facilitar la comunicación de los niños. El metanálisis más amplio combinó datos de 316 participantes en seis estudios y el más pequeño combinó datos de 55 participantes en dos estudios. Los resultados de los siete estudios restantes se informaron narrativamente.

Fue evidente el alto riesgo de sesgo en los estudios en relación con la ocultación de la asignación y los datos de resultado incompletos; no fue posible el cegamiento de las participantes. En términos generales, no se encontraron pruebas estadísticas de beneficios de los enfoques mediados por los padres en la mayoría de los resultados primarios evaluados (la mayoría de los aspectos del lenguaje y la comunicación - ya sea evaluados directamente o informados; la frecuencia de las iniciaciones de los niños en la interacción observada entre padres y niños; la conducta adaptativa de los niños; el estrés de los padres), con hallazgos mayormente no concluyentes e inconsistentes entre los estudios. Sin embargo, las pruebas sobre el cambio positivo en los modelos de interacción entre los padres y los niños fueron sólidas y estadísticamente significativas (atención compartida: diferencia de medias estandarizada [DME] 0,41; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,14 a 0,68; valor de p < 0,05; sincronía de los padres: DME 0,90; IC del 95%: 0,56 a 1,23; valor de p < 0,05). Además, hay algunas pruebas que sugieren mejorías en la comprensión del lenguaje por parte de los niños, informadas por los padres (comprensión del vocabulario: diferencia de medias [DM] 36,26; IC del 95%: 1,31 a 71,20; valor de p < 0,05). Además, hubo pruebas que indicaron una reducción en la gravedad de las características de autismo de los niños (DME -0,30; IC del 95%: -0,52 a -0,08; valor de p < 0,05). Sin embargo, estas pruebas del cambio en las aptitudes y las dificultades de los niños como consecuencia de la intervención mediada por los padres son inciertas, con tamaños del efecto pequeños e IC amplios, y es probable que las conclusiones cambien con la publicación futura de ECA de alta calidad.

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