¿Cómo de efectivas son las mejoras en el hogar y otras estrategias diseñadas para ayudar a las personas mayores con mala visión a moverse con seguridad?

¿Por qué es importante esta pregunta?
La mala visión que no puede ser corregida por las gafas convencionales o cualquier tratamiento médico se llama deficiencia visual. Es habitual que las personas desarrollen deficiencia visual en una etapa avanzada de su vida. Las personas mayores con deficiencia visual tienden a evitar la actividad física; por ejemplo, es posible que den menos pasos en un día que las personas sin deficiencia visual. También es más probable que experimenten ansiedad o depresión, o que sufran una lesión por una caída.

Se pueden hacer cambios en el entorno o la conducta de una persona para ayudar a las personas mayores con deficiencia visual a moverse con seguridad dentro y fuera de su casa. Esto incluye adaptaciones en el hogar para permitir que la persona se mueva con seguridad, o la mejora del equilibrio a través del ejercicio.

Para averiguar si las estrategias diseñadas para ayudar a las personas a desplazarse con seguridad son efectivas para las personas mayores con deficiencia visual, un equipo de investigadores de Cochrane revisó la evidencia de los estudios de investigación. Se quería saber si estas estrategias en concreto:

• aumentan la actividad física;
• reducen el riesgo de sufrir caídas;
• disminuyen el miedo a sufrir caídas;
• mejoran la calidad de vida.

Cómo se identificó y evaluó la evidencia
Primero, se buscaron todos los estudios relevantes en la literatura médica. Luego se compararon los resultados y se resumió la evidencia de todos los estudios. Finalmente, se evaluó la certeza de la evidencia. Se consideraron factores como la forma en que se realizaron los estudios, el tamaño de los mismos y la consistencia de los hallazgos entre los estudios. Con base en las evaluaciones realizadas, la evidencia se consideró de calidad muy baja, baja, moderada o alta.

Datos encontrados
Se encontraron seis estudios con un total de 686 personas mayores con deficiencia visual a las que se les hizo un seguimiento de entre dos y 12 meses. Las personas que participaron en los estudios tenían una edad media de 80 años y vivían en su casa o en una residencia.

Cinco estudios compararon los cambios en el hogar realizados por los terapeutas ocupacionales con las visitas al hogar por parte del personal de investigación o de voluntarios. La evidencia de estos estudios sugiere que seis meses después de hacer los cambios en el hogar, estos pueden suponer poca o ninguna diferencia sobre la actividad física, el miedo a las caídas o la calidad de vida (evidencia de certeza baja). Los cambios en el hogar pueden suponer poca o ninguna diferencia en el riesgo de caídas seis meses después de haberlos hecho, pero pueden reducirlo ligeramente al año (evidencia de certeza baja).

Seis estudios compararon el ejercicio versus las actividades habituales o las visitas al domicilio. La evidencia de estos estudios sugiere que el ejercicio puede suponer poca o ninguna diferencia sobre la actividad física, el riesgo de caídas, miedo a las caídas o la calidad de vida a los seis meses (evidencia de certeza baja).

¿Qué significa esto?
La evidencia actual sugiere que las estrategias diseñadas para ayudar a las personas a moverse con seguridad pueden no aumentar la actividad física, reducir el miedo a las caídas o mejorar la calidad de vida de las personas mayores con deficiencia visual. Los cambios en el hogar para mejorar la seguridad en el desplazamiento puede reducir ligeramente el riesgo de caídas al año, pero no a los seis meses.

La certeza de la evidencia es baja. Es probable que los estudios de investigación adicionales modifiquen los hallazgos de esta revisión. Los futuros estudios que investiguen qué estrategias son aceptables para las personas y por qué, y que midan los cambios en la actividad física y las caídas utilizando métodos de investigación robustos, ayudarán a reducir la incertidumbre en este campo.

¿Cuál es el grado de actualización de esta revisión?
La evidencia en esta revisión Cochrane está actualizada hasta el 4 de febrero de 2020.

Conclusiones de los autores: 

No hay evidencia del efecto de la mayoría de las intervenciones ambientales o conductuales estudiadas para reducir la limitación de la actividad física y prevenir las caídas en personas mayores con deficiencia visual. La certeza de la evidencia es generalmente baja debido a la deficiente calidad metodológica y a la heterogeneidad entre las mediciones de los desenlaces.

Los investigadores deberían llegar a un consenso para adoptar formas estándar de medir la actividad física y las caídas de manera fiable en las personas mayores con deficiencia visual. En los ensayos de prevención de caídas se debería pensar en usar la actividad física autoinformada o medida de forma objetiva como medidas de desenlace de la reducción de la limitación de la actividad. En las investigaciones futuras se debería evaluar la aceptabilidad y aplicabilidad de las intervenciones y utilizar cuestionarios validados para valorar la adhesión a las estrategias de rehabilitación y el rendimiento durante las actividades cotidianas.

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Antecedentes: 

La deficiencia visual se asocia con una disminución de las actividades cotidianas. Que los adultos mayores con deficiencia visual eviten realizar actividad física puede conducir a un declive funcional y es un importante factor de riesgo de caídas. La tasa de caídas y fracturas es mayor en las personas mayores con deficiencia visual que en las personas mayores con visión normal acorde a la edad. Las posibles intervenciones para reducir la restricción de la actividad y prevenir las caídas incluyen intervenciones ambientales y conductuales.

Objetivos: 

Se quiso evaluar la efectividad y la seguridad de las intervenciones ambientales y conductuales para reducir la limitación de la actividad física , prevenir caídas y mejorar la calidad de vida en personas mayores con deficiencia visual.

Métodos de búsqueda: 

Se hicieron búsquedas en CENTRAL (incluyendo el Registro Cochrane de Ensayos de Ojos y Visión) (Número 2, 2020), Ovid MEDLINE, Embase y otras ocho bases de datos hasta el 4 de febrero de 2020, sin restricciones de idioma.

Criterios de selección: 

Los estudios elegibles fueron ensayos controlados aleatorizados (ECA) y ensayos controlados cuasialeatorizados (ECA) que compararon intervenciones ambientales, conductuales o ambas, versus control (atención habitual o ninguna intervención); o que compararon diferentes tipos de intervenciones ambientales o conductuales. Las poblaciones elegibles para el estudio eran personas mayores (de 60 años o más) con deficiencia visual irreversible, que vivían en su domicilio o en una residencia. Para ser aptos para su inclusión, los estudios tienen que haber incluido una medida de la actividad física o las caídas, los dos principales desenlaces de interés. Los desenlaces secundarios fueron el miedo a las caídas y la calidad de vida.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los métodos Cochrane estándar. La certeza de la evidencia se evaluó mediante los criterios GRADE.

Resultados principales: 

Se incluyeron seis ECA (686 participantes) realizados en cinco países (Australia, Hungría, Nueva Zelanda, Reino Unido, EE.UU.) con períodos de seguimiento de entre dos y 12 meses. Los participantes en esos ensayos fueron adultos mayores (edad media de 80 años) y en su mayoría mujeres (69%) con deficiencias visuales de diversa gravedad y causas subyacentes. La mayoría vivía en su casa y eran físicamente independientes. Se clasificaron todos los ensayos como de riesgo de sesgo alto para el enmascaramiento de los participantes, y tres ensayos como de riesgo de sesgo alto o incierto para todos los demás dominios. Los ensayos incluidos evaluaron varias estrategias de intervención (p. ej., un programa de ejercicios versus modificaciones relacionadas con la seguridad en el hogar). La heterogeneidad de las características del estudio, incluidas las intervenciones y los desenlaces (por ejemplo, las diferentes medidas de las caídas), impedía cualquier metanálisis.

Dos ensayos compararon las modificaciones relacionadas con la seguridad en el hogar realizadas por terapeutas ocupacionales versus las visitas sociales/al domicilio. Un ensayo (28 participantes) informó sobre la actividad física a los seis meses y no mostró evidencia de una diferencia en las estimaciones medias entre los grupos (recuentos de pasos: diferencia media (DM) = 321, intervalo de confianza (IC) del 95%: -1981 a 2623; tiempo medio de caminata (minutos): DM 1,70, IC del 95%: -24,03 a 27,43; cuestionario telefónico para la actividad física autoinformada: puntuaciones de la DM: -3.68; IC del 95%: -20,6 a 13,24; evidencia de certeza baja para cada desenlace). Dos ensayos informaron la proporción de participantes que disminuyó a los seis meses (riesgo relativo (RR) 0,76; IC del 95%: 0,38 a 1,51; 28 participantes) y a los 12 meses (RR 0,59; IC del 95%: 0,43 a 0,80; 196 participantes) con evidencia de certeza baja para cada desenlace. Un ensayo (28 participantes) informó sobre el miedo a las caídas a los seis meses, utilizando la Escala Internacional de Eficacia en Caídas (Short Falls Efficacy Scale-International), y no encontró evidencia de una diferencia en las estimaciones medias entre los grupos (puntuaciones de la DM: 2,55; IC del 95%: -0,51 a 5,61; evidencia de certeza baja). Este ensayo también informó sobre la calidad de vida a los seis meses mediante una encuesta de salud de 12 ítems (12-Item Short Form Health Survey), y no mostró evidencia de una diferencia en las estimaciones medias entre los grupos (puntuaciones de DM: -3,14; IC del 95%: -10,86 a 4,58; evidencia de certeza baja).

Cinco ensayos compararon una intervención conductual (ejercicio) versus la actividad habitual o las visitas sociales/al domicilio. Un ensayo (59 participantes) evaluó la actividad física autoinformada a los seis meses y no mostró evidencia de una diferencia entre los grupos (puntuaciones de la DM: 9,10; IC del 95%: -13,85 a 32,5; evidencia de certeza baja). Tres ensayos investigaron diferentes medidas de caída a los seis o 12 meses, y no encontraron evidencia de una diferencia en las estimaciones del efecto (los RR de la proporción de caídas variaron de 0,54 (IC del 95%: 0,29 a 1,01; 41 participantes) a 0,93 (IC del 95%: 0,61 a 1,39; 120 participantes); evidencia de certeza baja para cada desenlace). Tres ensayos evaluaron el miedo a las caídas mediante la Escala Internacional de Eficacia en Caídas (Short Falls Efficacy Scale-International) o la medida de miedo a la caída Illinois Fear of Falling Measure de dos a 12 meses, y no encontraron evidencia de una diferencia en las estimaciones medias entre los grupos (las estimaciones oscilaron entre -0,88 (IC del 95%: -2,72 a 0,96; 114 participantes) y 1,00 (IC del 95%: -0,13 a 2,13; 59 participantes); evidencia de certeza baja). Un ensayo (59 participantes) evaluó la escala europea de calidad de vida (European Quality of Life) a los seis meses (puntuación DM: -0,15; IC del 95%: -0,29 a -0,01), y no encontró evidencia de una diferencia clínica entre los grupos (evidencia de certeza baja).

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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