Reducción de sal en la dieta para prevenir las enfermedades cardiovasculares

Las enfermedades cardiovasculares incluyen ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares y son una causa importante de muerte prematura y discapacidad. Ésta es una actualización de una revisión publicada por primera vez en 2011. Esta revisión se propone evaluar si el apoyo y el estímulo intensivos para reducir la sal en los alimentos, y la sustitución de la sal baja en sodio, reducen el riesgo de muerte o de enfermedades cardiovasculares. Esta actualización incluye dos nuevos estudios y elimina un estudio problemático, dando un total de ocho ensayos con 7284 participantes.

El asesoramiento dietético y la sustitución de la sal redujeron la cantidad de sal ingerida, lo que condujo a una pequeña reducción de la presión arterial en seis meses. Hubo escasa evidencia de beneficio para los eventos cardiovasculares, pero estos hallazgos no fueron concluyentes y fueron impulsados por un solo ensayo entre residentes de residencias geriátricas, que redujo la ingesta de sal en las cocinas de las residencias.

Los hallazgos de la revisión no significan que se deba dejar de aconsejar a las personas que reduzcan la sal. Sin embargo, otras medidas adicionales, como la reducción de la cantidad de sal oculta en los alimentos procesados, por ejemplo, harán mucho más fácil que las personas logren una dieta con menos sal. En general, en muchos de los ensayos, no se informó con suficiente detalle para evaluar su posible riesgo de sesgo. Se necesita más evidencia de los efectos de las diferentes formas de reducir la sal en la dieta en los eventos clínicos a partir de estudios experimentales y observacionales para respaldar las políticas de salud pública.

Conclusiones de los autores: 

A pesar de que se han recopilado más datos de eventos que en las revisiones sistemáticas anteriores de ensayos controlados aleatorizados, no hay suficiente poder estadístico para confirmar los efectos clínicamente importantes del asesoramiento dietético y la sustitución de la sal en la mortalidad cardiovascular en las poblaciones normotensas o hipertensas. Las estimaciones de los beneficios clínicos del consejo de reducir la sal en la dieta son imprecisas, pero son mayores de lo que se podría predecir a partir de las pequeñas reducciones de la presión arterial logradas. Se necesitarían más estudios con buen poder estadístico para obtener estimaciones más precisas. Los hallazgos no apoyan el asesoramiento dietético individual como medio para restringir la ingesta de sal. Es posible que las estrategias alternativas que no requieren un cambio de comportamiento individual puedan ser efectivas y merezcan la realización de más ensayos.

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Antecedentes: 

Esta es una actualización de una revisión Cochrane que se publicó por primera vez en 2011 sobre los efectos de la reducción de la ingesta de sal en la dieta, a través del asesoramiento para reducir la ingesta de sal o la sustitución de sal con bajo contenido de sodio, en la mortalidad y los eventos cardiovasculares.

Objetivos: 

1. Evaluar los efectos a largo plazo del asesoramiento y la sustitución de la sal, encaminados a reducir la sal en la dieta, en la mortalidad y la morbilidad cardiovascular.

2. Investigar sí la reducción de la presión arterial es un factor explicativo del efecto de tales intervenciones nutricionales sobre la mortalidad y los resultados cardiovasculares.

Métodos de búsqueda: 

Se actualizó la búsqueda en CENTRAL (2013, número 4), MEDLINE (OVID, 1946 hasta la tercera semana de abril de 2013), EMBASE (OVID, 1947 hasta el 30 de abril de 2013) y CINAHL (EBSCO, inicio hasta el 1 de abril de 2013) y se realizaron por última vez el 1 de mayo de 2013. También se verificaron las referencias de los estudios incluidos y las revisiones. No se aplicaron restricciones de idioma.

Criterios de selección: 

Los ensayos cumplieron los siguientes criterios: 1) aleatorizado, con un seguimiento de al menos seis meses, 2) la intervención consistió en la reducción de la sal en la dieta (mediante el asesoramiento para reducir la ingesta de sal o la sustitución por sal con bajo contenido de sodio), 3) los participantes eran adultos y 4) se disponía de datos sobre la mortalidad o la morbilidad cardiovascular. Dos autores de la revisión evaluaron de forma independiente si los ensayos cumplían estos criterios.

Obtención y análisis de los datos: 

Un solo autor extrajo los datos y evaluó la validez de los estudios, y un segundo autor lo verificó. Cuando fue posible, se contactó con los autores de los ensayos para obtener la información que faltaba. Se extrajeron los eventos y se calcularon los riesgos relativos (RR) y los intervalos de confianza (IC) del 95%.

Resultados principales: 

Ocho estudios cumplieron los criterios de inclusión: tres en normotensos (n = 3518) y cinco en hipertensos o poblaciones mixtas de normotensos e hipertensos (n = 3766). El seguimiento al final del ensayo osciló entre seis y 36 meses y el seguimiento observacional más largo (después del final del ensayo) fue de 12,7 años.

Los riesgos relativos (RR) para la mortalidad por todas las causas en los normotensos fueron imprecisos y no mostraron evidencia de reducción (RR 0,67 al final del ensayo, intervalo de confianza (IC) del 95%: 0,40 a 1,12, 60 muertes; seguimiento más largo RR 0,90, IC del 95%: 0,58 a 1,40, 79 muertes n=3518) o en hipertensos (final del ensayo RR 1,00, IC del 95%: 0,86 a 1,15, 565 muertes; seguimiento más largo RR 0,99, IC del 95%: 0,87 a 1,14, 674 muertes n=3085).

Hubo evidencia débil de beneficio para la mortalidad cardiovascular (hipertensos: final del ensayo RR 0,67, IC del 95%: 0,45 a 1,01, 106 eventos n = 2656) y para los eventos cardiovasculares (hipertensos: final del ensayo RR 0,76, IC del 95%: 0,57 a 1,01, 194 eventos, cuatro estudios, n = 3397; normotensos: en el seguimiento más largo RR 0,84, IC del 95%: 0,64 a 1,10, 200 eventos; hipertensos: RR 0,77, IC del 95%: 0,58 a 1,02, 192 eventos; análisis combinado de seis ensayos (RR 0,81, IC del 95%: 0,66 a 0,98; n = 5762). Estos hallazgos fueron impulsados por un ensayo realizado entre residentes de residencias geriátricas que redujo la ingesta de sal en las cocinas de las residencias, por lo que no requirió un cambio de comportamiento individual.

Los consejos para reducir la sal mostraron pequeñas reducciones en la presión arterial sistólica (diferencia media (DM) -1,15 mmHg, IC del 95%: -2,32 a 0,02 n=2079) y en la presión arterial diastólica (DM -0,80 mmHg, IC del 95%: -1,37 a -0.23 n = 2079) en los normotensos y mayores reducciones de la presión arterial sistólica en los hipertensos (DM -4,14 mmHg, IC del 95%: -5,84 a -2,43 n = 675), pero ninguna diferencia en la presión arterial diastólica (DM -3,74 mmHg, IC del 95%: -8,41 a 0,93 n = 675).

En general, en muchos de los ensayos, no se informó con suficiente detalle para evaluar su posible riesgo de sesgo. La calidad de vida relacionada con la salud se evaluó en un ensayo con normotensos, que informó de mejoras significativas en el bienestar, pero no se presentaron datos.

Notas de traducción: 

La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno español. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con Infoglobal Suport, cochrane@infoglobal-suport.com.

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