¿Las entrevistas motivacionales ayudan a las personas a reducir su consumo de alcohol, drogas o ambos?

Mensajes clave

• Las entrevistas motivacionales podrían reducir el consumo de sustancias en comparación con no proporcionar intervención durante un breve periodo de tiempo.

• Existe una confianza entre moderada y nula en la evidencia, lo que obliga a ser prudente con las conclusiones. Nuevos estudios de investigación podrían cambiar estas conclusiones.

• Los estudios futuros que comparen las entrevistas motivacionales con otros tratamientos deben ser más amplios, estar mejor diseñados e informar mejor de los resultados.

¿Qué es el consumo de sustancias?

Por «consumo de sustancias» se entiende el consumo de drogas legales o ilegales o alcohol, que puede tener diversos efectos sobre la mente y el cuerpo. Puede traer una serie de consecuencias, como la adicción, problemas de salud física y mental y problemas sociales y legales. El alcohol y las drogas son, por tanto, sustancias potencialmente nocivas. Las personas que consumen sustancias pueden empeorar su salud y enfermar por ello. Entre 30 y 35 millones de personas están enfermas porque consumen sustancias. Los trastornos por consumo de sustancias se reconocen actualmente como enfermedades complejas relacionadas con factores psicosociales, ambientales y biológicos.

¿Cómo se trata el consumo de sustancias (o el trastorno por consumo de sustancias)?

Existen diversos tratamientos. Esta revisión se centró en las entrevistas motivacionales, que son un tipo de terapia dirigida a ayudar a las personas a encontrar la motivación para reducir o abandonar el consumo de sustancias. Las entrevistas motivacionales consisten en una conversación entre un asesor formado y un usuario. Ambos suelen reunirse entre una y cuatro veces durante una hora cada vez. En las sesiones, el asesor ayuda a la persona a explorar las razones que le impiden abandonar el consumo de sustancias. El asesor ayuda a encontrar formas de sentirse más dispuestos, capaces y seguros de sí mismos para reducir el consumo de sustancias o dejarlo, en lugar de explicarles por qué y cómo cambiar su comportamiento.

¿Qué se quiso averiguar?

Se quiso averiguar si las entrevistas motivacionales son mejores que ningún tratamiento u otras formas de tratamiento para ayudar a las personas a reducir o abandonar el consumo de sustancias. También se quiso averiguar si las entrevistas motivacionales afectan a la voluntad de cambio de las personas y su permanencia en el tratamiento.

¿Qué se hizo?

Se buscaron estudios que incluyeran a personas que consumían sustancias como alcohol o drogas. En los estudios, las personas se dividieron al azar en un grupo de entrevista motivacional y un grupo control que no recibió tratamiento, recibió tratamiento normal, evaluación con comentarios, u otro tratamiento activo.

El tratamiento habitual consistió en compartir los resultados de las pruebas, aconsejar a las personas que dejaran de consumir alcohol/drogas y proporcionar material formativo. La evaluación con comentarios consistió en dar a las personas material de lectura pertinente y la oportunidad de hacer preguntas, pero no asesoramiento. Otros tratamientos activos variaron; ofrecer un programa formativo sobre las drogas y el alcohol es un ejemplo típico.

Se compararon y resumieron los resultados de estos estudios y la confianza en la evidencia se calificó según factores como los métodos y el tamaño de los estudios.

¿Qué se encontró?

Se encontraron 93 estudios en los que participaron 22 776 personas que consumían sustancias. En el estudio más amplio participaron 1726 personas y en el más pequeño, 25. Los estudios se llevaron a cabo en países de todo el mundo; la mayoría se realizó en EE.UU. (72). En la mayoría de los estudios (30), se realizó una sesión de entrevistas motivacionales. También hubo estudios en los que se realizaron más sesiones, hasta nueve. La duración de las sesiones varió desde 10 minutos hasta 148 minutos por sesión.

Los resultados muestran que las entrevistas motivacionales podrían suponer una diferencia mínima o nula en el consumo de sustancias en comparación con el tratamiento habitual u otra intervención activa. Sin embargo, a corto plazo, las entrevistas motivacionales podrían reducir el consumo de sustancias en comparación con ningún tratamiento. Es probable que en el seguimiento a medio y largo plazo, la entrevista motivacional reduzca ligeramente el consumo de sustancias en comparación con la evaluación con comentarios. No está claro si las entrevistas motivacionales tienen un efecto sobre la voluntad de cambio y la permanencia en el tratamiento.

¿Cuáles son las limitaciones de la evidencia?

Existe una confianza de moderada a nula en la evidencia debido a las dudas sobre cómo se realizaron algunos de los estudios. Los resultados fueron muy inconsistentes entre los distintos estudios, y en 18 de ellos participaron menos de 100 personas. La certeza de los estudios de investigación obliga a ser cautos con respecto a las conclusiones, puesto que nuevos estudios podrían cambiarlas.

¿Cuál es el grado de actualización de esta evidencia?

La evidencia está actualizada hasta noviembre de 2022.

Conclusiones de los autores: 

La entrevista motivacional podrían reducir el consumo de sustancias en comparación con ninguna intervención hasta un breve período de seguimiento. Es probable que las EM reduzcan ligeramente el consumo de sustancias en comparación con la evaluación con comentarios a medio y largo plazo. La EM podrían suponer una diferencia mínima o nula en el consumo de sustancias en comparación con el tratamiento habitual y otra intervención activa. No está claro si las EM tiene un efecto sobre la disposición al cambio y la permanencia en el tratamiento. Los estudios incluidos en esta revisión fueron heterogéneos en muchos aspectos, incluidas las características de los participantes, la/s sustancia/s utilizada/s y las intervenciones. Dado el uso generalizado de las EM y los numerosos estudios que las examinan, es muy importante que los asesores respeten y comuniquen las condiciones de calidad para que solo se incluyan, en las síntesis de evidencia y revisiones sistemáticas, los estudios en los que la intervención aplicada fue realmente EM. En general, existe una confianza entre moderada y nula en la evidencia, lo que obliga a ser prudente con las conclusiones. En consecuencia, es probable que futuros estudios modifiquen los resultados y las conclusiones de esta revisión.

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Antecedentes: 

El consumo de sustancias es un problema mundial, y se calcula que entre 30 y 35 millones de personas padecen trastorno por consumo de sustancias. Las entrevistas motivacionales (EM) son un método centrado en el usuario, que pretende reforzar la motivación y el compromiso de una persona con un objetivo específico, mediante la exploración de sus motivos para cambiar y la resolución de ambivalencias, en un ambiente de aceptación y compasión. Esta revisión actualiza la versión de 2011 de Smedslund et al.

Objetivos: 

Evaluar la efectividad de las entrevistas motivacionales para el consumo de sustancias sobre el alcance del consumo de sustancias, la disposición al cambio y la permanencia en el tratamiento.

Métodos de búsqueda: 

Se realizaron búsquedas en 18 bases de datos electrónicas, seis sitios web, cuatro listas de correo y las listas de referencias de los estudios y revisiones incluidos. Las últimas fechas de búsqueda fueron en febrero de 2021 y noviembre de 2022.

Criterios de selección: 

Se incluyeron ensayos controlados aleatorizados con individuos que consumían drogas, alcohol o ambos. Las intervenciones fueron EM o terapia de estímulo motivacional (TEM), administradas de forma individual y presencial. Las intervenciones de control elegibles fueron ninguna intervención, tratamiento habitual, evaluación y respuesta u otra intervención activa.

Obtención y análisis de los datos: 

Se utilizaron los procedimientos metodológicos estándar previstos por Cochrane, y se evaluó la certeza de la evidencia con el método GRADE. Se realizaron metanálisis para los tres desenlaces (grado de consumo de sustancias, disposición al cambio, permanencia en el tratamiento) en cuatro puntos temporales (después de la intervención, seguimiento a corto, a medio y a largo plazo).

Resultados principales: 

Se incluyeron 93 estudios con 22 776 participantes. Las EM se impartieron en una a nueve sesiones. La duración de las sesiones varió entre los estudios incluidos, desde tan solo 10 minutos hasta 148 minutos por sesión. Los lugares de estudio incluyeron centros ambulatorios y hospitalarios, universidades, centros de reclutamiento del ejército, centros sanitarios para veteranos y centros penitenciarios.

Se consideró que 69 estudios tuvieron un riesgo de sesgo alto en al menos un dominio y 24 estudios tuvieron un riesgo bajo o incierto.

La comparación de la EM con ninguna intervención reveló un efecto de pequeño a moderado de la EM en el consumo de sustancias después de la intervención (diferencia de medias estandarizada [DME] 0,48; intervalo de confianza [IC] del 95%: 0,07 a 0,89; I 2 = 75%; seis estudios, 471 participantes; evidencia de certeza baja). El efecto fue más débil en el seguimiento a corto plazo (DME 0,20; IC del 95%: 0,12 a 0,28; 19 estudios, 3351 participantes; evidencia de certeza muy baja). Esta comparación reveló una diferencia favorable a la EM en el seguimiento a medio plazo (DME 0,12; IC del 95%: 0,05 a 0,20; 16 estudios, 3137 participantes; evidencia de certeza baja) y ninguna diferencia en el seguimiento a largo plazo (DME 0,12; IC del 95%: -0,00 a 0,25; nueve estudios, 1525 participantes; evidencia de certeza muy baja). No hubo diferencias en la disposición al cambio (DME 0,05; IC del 95%: -0,11 a 0,22; cinco estudios, 1495 participantes; evidencia de certeza muy baja). La permanencia en el tratamiento fue ligeramente mayor con la EM (DME 0,26; IC del 95%: -0,00 a 0,52; dos estudios, 427 participantes; evidencia de certeza muy baja).

La comparación de la EM con el tratamiento habitual reveló un efecto negativo muy pequeño en el consumo de sustancias después de la intervención (DME -0,14; IC del 95%: -0,27 a -0,02; cinco estudios, 976 participantes; evidencia de certeza muy baja). No hubo diferencias en el seguimiento a corto plazo (DME 0,07; IC del 95%: -0,03 a 0,17; 14 estudios, 3066 participantes), un beneficio muy pequeño de la EM en el seguimiento a medio plazo (DME 0,12; IC del 95%: 0,02 a 0,22; nueve estudios, 1624 participantes) y ninguna diferencia en el seguimiento a largo plazo (DME 0,06; IC del 95%: -0,05 a 0,17; ocho estudios, 1449 participantes), todos con evidencia de certeza baja. No hubo diferencias en la disposición al cambio (DME 0,06; IC del 95%: -0,27 a 0,39; dos estudios, 150 participantes) y la permanencia en el tratamiento (DME -0,09; IC del 95%: -0,34 a 0,16; cinco estudios, 1295 participantes), ambos con evidencia de certeza muy baja.

La comparación de la EM con evaluación con comentarios no reveló diferencias en el consumo de sustancias en el seguimiento a corto plazo (DME 0,09; IC del 95%: -0,05 a 0,23; siete estudios, 854 participantes; evidencia de certeza baja). Se demostró un pequeño beneficio de la EM en el seguimiento a medio plazo (DME 0,24; IC del 95%: 0,08 a 0,40; seis estudios, 688 participantes) y a largo plazo (DME 0,24; IC del 95%: 0,07 a 0,41; tres estudios, 448 participantes), ambos con evidencia de certeza moderada. Ninguno de los estudios de esta comparación midió la disposición al cambio, la permanencia en el tratamiento ni el consumo de sustancias en el punto temporal posterior a la intervención.

La comparación de la EM con otra intervención activa no reveló diferencias en el consumo de sustancias en ninguno de los puntos temporales de seguimiento, todos con evidencia de certeza baja: después de la intervención (DME 0,07; IC del 95%: -0,15 a 0,29; tres estudios, 338 participantes); seguimiento a corto plazo (DME 0,05; IC del 95%: -0,03 a 0,13; 18 estudios, 2795 participantes); a medio plazo (DME 0,08; IC del 95%: -0,01 a 0,17; 15 estudios, 2352 participantes); y a largo plazo (DME 0,03; IC del 95%: -0,07 a 0,13; 10 estudios, 1908 participantes). No hubo diferencias en la disposición al cambio (DME 0,15; IC del 95%: -0,00 a 0,30; cinco estudios, 988 participantes; evidencia de certeza baja) ni en la permanencia en el tratamiento (DME -0,04; IC del 95%: -0,23 a 0,14; 12 estudios, 1945 participantes; evidencia de certeza moderada).

La certeza de la evidencia se redujo debido a la inconsistencia, las limitaciones de los estudios, el sesgo de publicación y la imprecisión.

Notas de traducción: 

La traducción de las revisiones Cochrane ha sido realizada bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad del Gobierno de España. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con comunica@cochrane.es.

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