Entrenamiento en cinta de andar y apoyo del peso corporal para caminar después de un accidente cerebrovascular

Pregunta de la revisión: Se quiso evaluar si la práctica de la caminata en una cinta de andar, con el cuerpo sostenido por un arnés como única forma de entrenamiento, versus en combinación con otros tipos de entrenamiento, podía mejorar la marcha en comparación con otros métodos de entrenamiento para caminar o ningún tratamiento. Ésta es una actualización de una revisión Cochrane publicada por primera vez en 2003 y actualizada en 2005 y 2014.

Antecedentes: Después de un accidente cerebrovascular cerca del 60% de los pacientes tienen dificultades para caminar, y mejorar la marcha es una de las metas principales de la rehabilitación. El entrenamiento en cinta de andar, con o sin apoyo del peso corporal, utiliza un equipo especial para ayudar en la práctica de la marcha.

Características de los estudios: Se identificaron 56 ensayos relevantes, con 3105 participantes, hasta marzo de 2017. Veintiséis estudios (1410 participantes) compararon el entrenamiento en cinta de andar con apoyo del peso corporal con otra intervención fisioterapéutica; 20 estudios (889 participantes) compararon el entrenamiento en cinta de andar sin apoyo del peso corporal con otra intervención fisioterapéutica, ninguna intervención o tratamiento simulado; dos estudios (100 participantes) compararon el entrenamiento en cinta de andar con apoyo del peso corporal con el entrenamiento en cinta de andar sin apoyo del peso corporal; y cuatro estudios (147 participantes) no definieron si habían utilizado apoyo del peso corporal o no. El promedio de edad de los participantes fue de 60 años, y los estudios se realizaron tanto en pacientes hospitalizados como en pacientes ambulatorios.

Resultados clave: Los resultados de esta revisión fueron parcialmente concluyentes. Los pacientes que reciben entrenamiento en cinta de andar con o sin apoyo del peso corporal después del accidente cerebrovascular no tienen más probabilidades de mejorar la capacidad de caminar de forma independiente. La calidad de esta evidencia fue baja. Sin embargo, el entrenamiento en cinta de andar con o sin apoyo del peso corporal puede mejorar la velocidad de la marcha y la capacidad de caminar en comparación con los pacientes que no reciben entrenamiento en cinta de andar. La calidad general de la evidencia fue moderada. Más específicamente, los pacientes que sufrieron un accidente cerebrovascular y que pueden caminar al comienzo del tratamiento parecen beneficiarse más con este tipo de intervención, aunque los pacientes que no son capaces de caminar de forma independiente al momento del inicio del tratamiento no obtienen beneficios. Esta revisión halló que la mejoría en la resistencia y la velocidad de marcha de los pacientes que pueden caminar no tienen efectos beneficiosos duraderos. Los efectos indeseables, como las caídas y los abandonos, no fueron más frecuentes en los pacientes que recibieron entrenamiento en la cinta de andar.

El análisis adicional demostró que el entrenamiento en cinta de andar en los primeros tres meses después del accidente cerebrovascular produce sólo una mejoría modesta en la velocidad y la resistencia de la marcha. Los efectos fueron menores para los pacientes tratados en un estadio posterior (más de seis meses después del accidente cerebrovascular). El entrenamiento en la cinta de andar más frecuente (por ejemplo, cinco veces por semana) parece resultar en efectos más significativos sobre la velocidad y la resistencia de la marcha; sin embargo, esta afirmación no fue concluyente. Los períodos breves de entrenamiento en cinta de andar (cuatro semanas) resultaron en una mejoría moderada de la velocidad de la marcha pero no lo suficiente como para revestir importancia clínica.

No se investigaron en esta revisión los efectos de la edad de los participantes ni el tipo de accidente cerebrovascular.

En la práctica, parece que los pacientes que pueden caminar después del accidente cerebrovascular, pero no los que no pueden, pueden beneficiarse con el entrenamiento en cinta de andar (con y sin apoyo del peso corporal) para mejorar su capacidad de caminar. La investigación adicional debe considerar específicamente los efectos de diferentes frecuencias, duraciones o intensidades (en cuanto a los incrementos de la velocidad y la inclinación) del entrenamiento en cinta de andar, así como el uso de pasamanos. Los ensayos futuros deben incluir a pacientes que ya pueden caminar, pero no a pacientes que no caminan de forma independiente sin ayuda. La investigación futura debe analizar los grupos etarios, el género y el tipo de accidente cerebrovascular para indicar quién podría beneficiarse en mayor grado con este tratamiento.

Calidad de la evidencia
La calidad de la evidencia para el entrenamiento en cinta para la marcha después del accidente cerebrovascular fue baja a moderada. Fue moderada para la velocidad y la resistencia de la marcha al final del tratamiento, y baja para la mejoría en la capacidad para caminar de manera independiente.

Conclusiones de los autores: 

En términos generales, los pacientes que reciben entrenamiento en cinta de andar, con o sin apoyo del peso corporal, después del accidente cerebrovascular no tienen más probabilidades de mejorar la capacidad de caminar de forma independiente en comparación con los pacientes que no reciben entrenamiento, aunque puede mejorar la velocidad y la resistencia de la marcha. Específicamente, los pacientes con accidente cerebrovascular que pueden caminar (pero no los pacientes con dependencia para caminar al comienzo del tratamiento) parecen beneficiarse en un mayor grado con este tipo de intervención con respecto a la velocidad y la resistencia de la marcha. Sin embargo, esta revisión no halló que la mejoría en la velocidad y la resistencia de la marcha impliquen efectos beneficiosos duraderos. La investigación adicional debe considerar específicamente los efectos de diferentes frecuencias, duraciones o intensidades (en cuanto al incremento de la velocidad y la inclinación) del entrenamiento en cinta de andar, así como el uso de pasamanos, en pacientes ambulatorios, pero no en los pacientes con dependencia para caminar.

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Antecedentes: 

El entrenamiento en cinta de andar, con o sin apoyo del peso corporal empleando un arnés, se utiliza en la rehabilitación y podría ayudar a mejorar la habilidad para caminar después del accidente cerebrovascular. Ésta es una actualización de una revisión Cochrane publicada por primera vez en 2003 y actualizada en 2005 y 2014.

Objetivos: 

Determinar si el entrenamiento en cinta de andar y el apoyo del peso corporal, por separado o combinados, mejoran la habilidad para caminar, la calidad de vida, las actividades cotidianas, la dependencia o la muerte y la internación en un centro de salud o la muerte, en comparación con otras intervenciones de fisioterapia de entrenamiento para caminar luego de un accidente cerebrovascular. El objetivo secundario era determinar la seguridad y aceptabilidad de este método de entrenamiento de marcha.

Métodos de búsqueda: 

Se hicieron búsquedas en el registro de ensayos del Grupo Cochrane de Accidentes Cerebrales Vasculares (Cochrane Stroke Group) (última búsqueda 14 febrero 2017), Registro Cochrane Central de Ensayos Controlados (Cochrane Central Register of Controlled Trials) (CENTRAL) y en la Database of Reviews of Effects (DARE) (La Biblioteca Cochrane 2017, número 2), MEDLINE (1966 hasta el 14 febrero 2017), Embase (1980 hasta el 14 febrero 2017), CINAHL (1982 hasta el 14 febrero 2017), AMED (1985 hasta el 14 febrero 2017) y en SPORTDiscus (1949 hasta el 14 febrero 2017). También se realizaron búsquedas manuales de actas de congresos, ensayos en curso y registros de investigación relevantes, se examinaron las listas de referencias y se estableció contacto con autores de ensayos para identificar ensayos adicionales.

Criterios de selección: 

Ensayos aleatorios o cuasialeatorios, controlados y cruzados del entrenamiento en cinta de andar y apoyo del peso corporal, por separado o combinados, para el tratamiento de la marcha después de un accidente cerebrovascular.

Obtención y análisis de los datos: 

Dos autores de la revisión, de forma independiente, seleccionaron los ensayos extrajeron los datos y evaluaron el riesgo de sesgo y la calidad metodológica. Los resultados primarios investigados fueron la velocidad de marcha, la resistencia y la dependencia para caminar.

Resultados principales: 

Se incluyeron 56 ensayos con 3105 participantes en esta revisión actualizada. El promedio de edad de los participantes fue de 60 años, y los estudios se realizaron tanto en pacientes hospitalizados como en pacientes ambulatorios. Todos los participantes presentaban al menos dificultad para caminar y muchos no podían desplazarse sin ayuda. En términos generales, el uso de entrenamiento en cinta de andar no aumentó las posibilidades de caminar de forma independiente en comparación con otras intervenciones de fisioterapia (diferencia de riesgos [DR] -0,00; intervalo de confianza [IC] del 95%: -0,02 a 0,02; 18 ensayos, 1210 participantes; P = 0,94; I² = 0%; evidencia de baja calidad). En términos generales, el uso de entrenamiento en cinta de andar para la rehabilitación de la marcha en pacientes después del accidente cerebrovascular aumentó significativamente la resistencia y la velocidad de la marcha. La diferencia de medias (DM) agrupada (modelo de efectos aleatorios) para la velocidad de la marcha fue de 0,06 m/s (IC del 95%: 0,03 a 0,09; 47 ensayos, 2323 participantes; P < 0,0001; I² = 44%; evidencia de calidad moderada) y la DM agrupada para la resistencia de marcha fue de 14,19 metros (IC del 95%: 2,92 a 25,46; 28 ensayos, 1680 participantes; P = 0,01; I² = 27%; evidencia de calidad moderada). En términos generales, el uso de entrenamiento en cinta de andar con apoyo del peso corporal en la rehabilitación de la marcha para los pacientes después del accidente cerebrovascular no aumentó la velocidad de la marcha ni la resistencia de marcha al final del seguimiento programado. La DM agrupada (modelo de efectos aleatorios) para la velocidad de la marcha fue de 0,03 m/s (IC del 95%: -0,05 a 0,10; 12 ensayos, 954 participantes; P = 0,50; I² = 55%; evidencia de baja calidad) y la DM agrupada para la resistencia de la marcha fue de 21,64 metros (95% CI -4.70 to 47.98; 10 ensayos, 882 participantes; P = 0,11; I² = 47%; evidencia de baja calidad). En 38 estudios con un total de 1571 participantes que caminaban de manera independiente al inicio del estudio, el entrenamiento en la cinta de andar resultó en un aumento significativo de la velocidad de la marcha. La DM agrupada (modelo de efectos aleatorios) para la velocidad de la marcha fue de 0,08 m/s (IC del 95%: 0,05 a 0,12; P < 0,00001; I2 = 49%). No hubo datos suficientes para formular observaciones en cuanto a los efectos sobre la calidad de vida ni sobre las actividades cotidianas. No hubo una mayor frecuencia de eventos adversos y abandonos en los pacientes que recibieron entrenamiento en cinta de andar; los eventos adversos no se consideraron clínicamente graves.

Notas de traducción: 

La traducción y edición de las revisiones Cochrane han sido realizadas bajo la responsabilidad del Centro Cochrane Iberoamericano, gracias a la suscripción efectuada por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad del Gobierno español. Si detecta algún problema con la traducción, por favor, contacte con Infoglobal Suport, cochrane@infoglobal-suport.com.

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